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La vida irreal de Salvador Leal

Archive for the ‘wfm’ Category

Mix

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En las épocas de WFM recuerdo que se hicieron una serie de promos utilizando utensilios de todos los días: refrigeradores, cucharas, cacerolas. No recuerdo el copy del promo pero creo recordar con que la música electrónica de la estación (en forma de mix) estaba (o podía estar) en todos lados.

Hoy me encontré este video que, aparte de estar alucinadísimo, me hizo recordar esos promos.

Looping Around The House from Si on Vimeo.

Written by Salvador Leal

diciembre 16th, 2009 at 8:40 pm

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Saber decir que no

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Una de las maravillas de trabajar en radio, y más específicamente, en una estación de Televisa Radio, es que nunca había algo siquiera cercano a ‘un día común y corriente’. La vida de las estaciones vecinas (y de la nuestra propia, WFM) creaban lo necesario para que así, de la nada, te encontraras a celebridades a la vuelta del pasillo.
Uno estaba súper metido en la computadora, levantabas un poco la mirada, y veías pasar a Zamorita o a Chabelo o a José José.

Así fue como conocí al Príncipe de la Canción. A la fecha, lo considero uno de los highlights de mi vida profesional. El tipo es simplemente un GRAN TIPO. Un señorón. Es… es… pues es José José. Todo lo que te puedas imaginar, es tres veces más. Es más amable que muchísimos ‘artistas’ más, es más profesional que varios de quienes trabajábamos ahí y con quienes le declaramos nuestra admiración, nos trató como si fuera la primera vez que lo reconocían en la calle. Tipazo.
Tan tipazo fue, que nos atrevimos a pedirle que nos grabara, así en frío, sin guión ni nada, algo para la estación. El señor nos dijo que con mucho gusto y lo metimos al estudio del 96.9. Mientras caminábamos hacia allá, planeamos medio al vapor qué queríamos que nos dijera, lo escribimos en una hoja y alguien del equipo se metió con él para darle las indicaciones de intencionalidad que necesitábamos. Lo tuvimos, fácil, 20 minutos. Y el señor dijo todas y cada una de las cosas que le pedimos que nos dijera. ¿Chistes internos de la estación? Listo ¿Mensajes de contestadora? Listo ¿Frases institucionales de la estación? Listo ¿Material para un autopromocional? Listo. Todo, TODO lo que le pedimos, lo dijo con el mejor de los humores y la disposición. Vaya, hasta nos sentimos mal de acapararlo tanto. El señor no nos dijo que no a ninguna de nuestras peticiones…

Corte al presente, 2008. Alguien llega con una idea, probablemente un manager o el amigo de un manager. «Las nuevas generaciones tienen que conocerlo don José», le dice. «Tiene usted que estar a la vanguardia musical, tiene que darle al público, a ese público que lo ha hecho grande, las cosas que demanda, don José». El Príncipe de la Canción escucha atento y con una sonrisa dibujada en el rostro. Con la voz lastimada por los años, sólo atina a decir: «Claro, lo que tú digas».

Y así fue como pasamos de José José, el Príncipe de la Canción, a J J Da Prince:

Y ahora, la encuesta:

¿De todo el video, qué es más impactante?
a) Que José José cante reggaeton.
b) Que José José baile reggaeton.
c) Que la hija de José José cante. Y cante reggaeton.
d) Todas las anteriores.

Written by Salvador Leal

abril 10th, 2008 at 8:15 am

Sé Excesivo

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Pues resulta que ando de mudanza. Física, anímica y sentimental. Y buscando entre archivos viejos y documentos arrumbados, encontré el demo de una campaña que ideamos en mis tiempos en WFM.
Siendo apegados a la verdad, la idea se me ocurrió a mí después de que un día llegaron con la consigna de que hiciéramos una campaña de corte social pero con el toque de la casa. Esa idea se la platiqué a Kaeri Tedla y él lo tradujo a lenguaje radiofónico, Javier ‘Javimix’ García hizo la producción de audio y las voces las sacamos de algunas locutoras que pululaban por los pasillos de Televisa Radio… la voz del remate es de mi buen cuate Elías Herrera y la institucional la hago yo (ahí nomás pa’ que se den un quemón).

¿De qué era la campaña? Escuchen el promito:

Clip de audio: Es necesario tener Adobe Flash Player (versión 9 o superior) para reproducir este clip de audio. Descargue la versión más reciente aquí. También necesita tener activado Javascript en su navegador.

Soy fan fan FAN del slogan.

Written by Salvador Leal

agosto 29th, 2007 at 8:34 pm

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Farewell, Indiana

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Quienes han seguido este blog a lo largo de los años y/o quienes me conozcan personalmente, saben perfectamente de la existencia de Indiana. Nos conocimos en el 2000 y hemos pasado tantas cosas los dos, que muy probablemente sepa más de mi que yo mismo. Él me acompañó durante los arduos semestres en el ITAM, ya fuera a clase de 7 o en examen departamental un sábado al mediodía; él estuvo en WFM conmigo regresando de cubrir un evento a las 4 de la mañana (y después, claro, a la ya mencionada clase de 7). A lo largo de los años ha estado a mi lado en las tres chambas que he tenido saliendo de la Universidad, fue conmigo en el primer viaje que manejé por carretera y me ha dado calma y relax durante las pesadas horas de tráfico de la Ciudad de México. Indiana, como se podrán imaginar, es el fiel automóvil que tengo desde hace 7 años.

Indiana, un aún flamante ZX2 color plata, es el segundo automóvil que tengo. El primero era un amigable Topaz blanco que comenzó llamándose ‘El Halcón Milenario’. Desgraciadamente, mi Topaz no tenía de halcón ni el color, así que rápidamente su nombre cambió por el de ‘El Palomo Milenario’ para después quedarse con el ya famoso nombre de ‘El Palomo’. ‘El Palomo’ tenía la divertida costumbre de tener fugas del anticongelante, manía que me convirtió en un verdadero catador de anticongelantes provocando que hasta el día de hoy pueda distinguir la marca de las diferentes marcas de anticongelantes en el mercado con mi olfato. Durante varios años, el Topaz y yo generamos una relación tan estrecha que pensé que nunca nadie podría ocupar su lugar… hasta que llegó Indiana.

Como un amigo fiel, Indiana jamás me ha dejado tirado sin importar las condiciones en las que estemos, ya sea él o yo. Ha llegado a andar con apenas el olor de la gasolina y nunca se le ha descompuesto nada grave. Es tan fiel como el mejor perro que uno pudiera desear. Claro, eso no significa que no me haya dado grandes anécdotas… como aquella ocasión (tres ocasiones, de hecho) en la que se le quedó pegado el claxon.

Sin embargo, la mejor historia de Indiana es una que no me incluye y que procederé a platicarles. Corría el año de 2002 y como buen locutor de radio que era en ese momento, me invitaban a ver películas antes del estreno para dar mi opinión y que dicha opinión saliera en los promocionales de las películas (si no me creen, busquen el poster de ‘Red Dragon’). La cosa es que me invitaron a ver ‘American Pie 2’ y ahí vamos mis amigos y yo a ver la película a una sala privada por el rumbo de Tecamachalco. Quienes conocen el rumbo saben que las calles o son subidas pronunciadas o son bajadas de montaña rusa, no hay puntos medios. Siendo así, llegué con Indiana, lo estacioné en la calle, de bajada, y me metí a ver la película.

Dos horas después y luego de haber dado nuestra opinión acerca de la película (medianamente sesgada por las palomitas y refrescos gratis), salimos y ¡oh sorpresa! el lugar en donde había dejado a Indiana estaba vacío. «Ya se lo robaron», pensé mientras me dirigía al lugar en donde había dejado a mi fiel corcel.
La verdad ese que no sé por qué hice eso. Si mis ojos no lo veían en el lugar de la calle en donde lo había estacionado no iba a resolver nada poniéndome físicamente en el lugar vacío… pero pus ahí fui a cerciorarme, con tristeza, que Indiana no estaba. Ya estaba tristeando y pensando si llamar al seguro o no, cuando a la distancia, a unos 50 metros adelante, había gente alrededor de un vehículo plateado. Una lucecita de esperanza se prendió dentro de mí.

La bajada era muy pronunciada así que bajar caminando significaba casi casi bajar corriendo, por lo que no tardé mucho en llegar al lugar. Ahí, rodeado de personas y detenido suavemente por un árbol, estaba Indiana. Mi automóvil, gracioso y juguetón, decidió soltar su freno de mano y recorrer, del lado derecho de la calle al lado izquierdo y de bajada, un tramo en doble sentido con coches lujosos estacionados en la calle (estamos hablando de Teca, we!). Quienes vieron el espectáculo nos dijeron después que el coche había pasado rozando un BMW blanco y que una camioneta Cadillac se había tenido que detener en seco para que Indiana pasara sin nadie al volante. A pesar de la bajada, su recorrido fue detenido por un árbol sin un solo raspón. Ahí fue donde lo descubrimos, rodeado de personas que simplemente no podían creer lo que había sucedido.

Sé que suena irreal, pero me tranquiliza saber que tengo varios testigos dispuestos a repetir, con mucha emoción, la anécdota de Indiana. Y esta historia no la estaría contando si no fuera porque todo parece indicar que a mi vida llegará un nuevo compañero.

El Palomo. Indiana. ¿Cómo se llamará el siguiente?

Written by Salvador Leal

agosto 20th, 2007 at 3:49 pm

Life as a Sitcom

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Yo, como muchos de ustedes, considero que la vida sería mucho más cómoda si fuera como una serie de televisión con problemas que comiencen y se resuelven en media hora. Si no, por lo menos sería bastante más divertido si hubiera risas grabadas y aplausos en determinados momentos de nuestra vida. Ah! y eso sí, un buen soundtrack.

Desde hace bastante tiempo, he medido algunos aspectos de mi vida como si viviera en una serie de televisión gringa. Ciertos personajes que sólo entran durante un capítulo para moverle el tapete al protagonista (es decir, yo) o algunas situaciones que merecen toda una temporada para desarrollarse. El tiempo que estuve en Procter, por ejemplo, constituye toda una temporada (en donde me imaginaba la secuencia de inicio recorriendo la ciudad, despierto hasta las 3 de la mañana planeando mis ventas, ahogado en una pila de detergente en polvo y jugando escondidas entre los pasillos de un supermercado); con W sucedía igual (la secuencia de inicio de esa temporada incluía un rave, los locutores siendo perseguidos por fans como en la escena de A Hard Day’s Night de los Beatles, mis compañeros y yo jugando con pistolitas de agua entre los pasillos de Televisa Radio y, por supuesto, una cabina de radio conmigo haciendo mi programa); lo mismo que en el ITAM y en otras etapas por las que he pasado.

Los capítulos de esta serie de televisión que es mi vida (y a la que suelo llamar ‘La Vida Irreal de Salvador Leal’ a falta de mejor título) suelen ser bastante buenos, divertidos y emocionantes, pero lo que más me gusta son los finales de temporada. Esos sí se ponen suuuuper buenos! Sobretodo porque de manera plenamente circunstancial, cada vez que han habido cambios en mi vida, suele haber eventos que marcan claramente que una temporada se está acabando y que el protagonista tendrá que tomar decisiones que modificarán la serie por completo. Algunas veces hay cambio del 80% del cast, otras requieren de un cambio de imagen por parte del protagonista, la gran mayoría incluyen una modificación total de escenografía.

Todo esto lo digo porque desde hace algunas semanas, se prepara el final de esta temporada. A ver qué tal se pone.

P.D. Y en otras noticias, no se olviden de comprar la revista Sputnik. Ahí encontraran un interesantísimo artículo de tecnología y economía escrito por un wey de nombre Salvador Leal™. Vayan a su Sanborns más cercano o exíjalo en su puesto de periódicos, y échenle un ojo… espero comentarios!

Written by Salvador Leal

septiembre 14th, 2005 at 1:06 pm

Ego

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Escribe San Agustín:

Si creen que los blogs es el juego de los egos… no, no es así. El medio es uno de los más grandes, entre los comerciales, y sus hermanos mayores: la televisión, el cine, la radio, etcétera. Este juego no es para cualquier persona, es para gente que no tenga miedo de destacar, que pueda olvidar su inseguridad, que este dispuesto a darse unos buenos putazos y sobre todo, ambición, mucha ambición.

Y no puedo más que estar de acuerdo con él.
Sus palabras me recordaron los días en los que trabajaba en Televisa y cómo los egos, sin razón aparente, solían inflarse de vez en vez. En WFM se le conocía como ‘el efecto del ladrillo’, en donde la persona (cualquier que ésta fuera) comenzaba a sentirse Dios Padre (o Emilio Azcárraga, que es lo mismo). De repente ‘la fama’ te daba alas y todos sabían que lo que realmente había pasado era que te habías subido a un ladrillo y te habías mareado. Supongo que los medios tienen ese efecto en cualquier persona; digo, eso de no hacer cola para entrar a ningún lado (antro de moda incluído), de que te pidan autógrafos (don’t ask) y de que te inviten a una fiesta tras otra puede afectarte la mema. Algunos se acostumbran y cuando lo pierden sufren como pocos. A mí, debo aceptarlo, jamás me afectó el hacer o no hacer cola en el antro o el ir o no ir a la premiere de la película de moda. Me pegó muchísimo más salir del aire… pero esa es otra historia digna de adicciones enfermizas.

Yo no me enteré que había subido y bajado varias veces del ladrillo sino hasta que salí de W y mis amigos (esos que me conocieron en shorts tratando de hacer el salto del tigre en la primaria) me lo confesaron. Lo realmente triste es que jamás me di cuenta. De hecho, varias veces creo que exageraron pues si algo nos caracterizaba a los que trabajábamos en W era que sabíamos que no éramos absolutamente nada más que un grupo de weyes que habían tenido la suerte de estar en el momento justo en el que una estación de radio está en crisis. Cuando a alguno de nosotros se nos comenzaba a subir el gafete a la cabeza (recordemos que un gafete de Televisa abre hartas puertas), el equipo de personas que estaba a tu alrededor te aplicaba un Correctivo®.

Sí, sí, sé que están pensando que un correctivo es una palabra genérica que denomina algún tipo de castigo o penalización por algo malo que estás haciendo. Pero en W no.
En la estación de radio, un Correctivo® era una verdadera tradición que databa -según llegué a escuchar- de tiempos de ‘el Negro’ González Iñárritu. Desgraciadamente no les puedo platicar de qué se trataba el Correctivo® pues una de las características del mismo es que sólo sabes de qué se trata hasta que te toca que te apliquen uno. Créanme… no es nada grato ni cómodo.

Sin embargo, a pesar de no ser realmente nada más que unos locutores de una estación de radio conocida en el Distrito Federal, estábamos expuestos a una enorme cantidad de experiencias dignas de una telenovela o un estudio psicológico. La gente de radio tiene una forma de hacer y decir las cosas que yo jamás había visto. Grita, se enoja hasta niveles peligrosos, avienta cosas y te amenaza de muerte. De hecho, para los locutores ‘nuevos’ había dos diversiones muy particulares: ‘las Aventuras de Charo’ y ‘las Historias de las Vacas Sagradas de la Radio’.

‘Las Aventuras de Charo’ era cuando Charo, nuestra jefa, se sentaba a platicarnos una cantidad infinita de historias que generalmente involucraban a Luis Miguel, hijos de ex-Presidentes y gente famosa de la década de los ochenta. En el caso de ‘las Historias de las Vacas Sagradas de la Radio’, lo que se sucedía era que se intercambiaban anécdotas de las distintas personalidades que habían pasado por aquella estación y que pululaban en el medio artístico… que si ‘el Burro’ Van Rankin sí había andado con la hija de Salinas, que si Luis Gerardo Salas había aventado su celular a la alberca del puro coraje o que si los de Radioactivo eran más divas que Celine Dion y Whitney Houston juntas.

En fin, todo esto lo pensé nomás con el asunto de los egos inflados. Bueh, y también porque escuché ésto y me acordé de toda una época.

Written by Salvador Leal

agosto 23rd, 2005 at 4:15 pm

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Fuck you, Radioactivo!

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Mi opinión acerca del tema de Radioactivo es totalmente sesgada y subjetiva; es la opinión de alguien que siempre los consideró como ‘la competencia’ aunque no estuviera trabajando en radio.
Para mí, el 98.5 siempre fue el símil perfecto del payasito del salón. El clásico wey de la prepa que era graciosito-cagadón pero cuyas críticas, opiniones y reflexiones siempre estaban fuera de contexto. El payasito del salón era el que siempre pasaba las materias, no por sus conocimientos aplicados al tema, sino por sus opiniones ‘alternativas’ acerca de algún tema o su capacidad para chorear al maestro y que éste cayera en las garras de su allure.

Nunca estuve peleado con la creatividad que salía de Radioactivo. Tampoco con la música que programaban o sus promociones. Lo que nunca me gustó (por lo menos desde la salida de Martín Hernández) era la actitud Fuck Everyone Else que los llevaba a tener un tratamiento despectivo por su público y por su industria.
Radioactivo siempre mentó madres del resto de las estaciones sin darse cuenta de que muchos de los errores que se cometían en otras frecuencias eran repetidos (o multiplicados) en sus micrófonos. Los mismos vicios del lenguaje, la misma forma de gritar, la misma actitud puberta, la misma plática inútil de las noticias que salían en la sección Gente de Reforma. En sus últimos meses, las groserías al aire eran la última de muchas estrategias fallidas por lograr mejorar sus números (de ventas y de rating).
Quienes nos dedicamos (ya sea profesionalmente o por hobbie) a esto de la radio, sabíamos que lo que sucedía con Radioactivo no tenía ninguna lógica. El 98.5 era, junto con Órbita 105.7, las únicas estaciones juveniles de propuesta que quedaban en la ciudad de México… y ninguno de ellos podía pasar del lugar 19 de rating. Eso significa cualquiera de las siguientes dos cosas: o el público NO quiere escuchar música de propuesta (que se vale, que es una razón de mercado y que entonces es la excusa perfecta para acabar con estaciones de radio que no son los suficientemente escuchadas en pleno uso de la ley económica de ‘reasignación de recursos’) o las estaciones no hacían una labor lo suficientemente buena como para jalar a ese público.

Esta última es mi tesis. Creo que el público mexicano es mayoritariamente juvenil y que quiere escuchar música de propuesta. Tengo data (que en esta ocasión no voy a postear) que así me lo indica. Y si Radioactivo no supo comerse el enorme pastel radiofónico que le había quedado después de la desaparición de WFM, me temo que lo mejor que le puede pasar al mercado radial es que la estación desaparezca.

En fin, he soltado mi veneno. Quienes me conocen personalmente, saben que Radioactivo ha sido, desde hace mucho tiempo, todo un issue en mi entorno radiofónico. Por eso, y por muchas… muchísimas cosas más, sólo atino a decir FUCK YOU, RADIOACTIVO!!
Ahora sí… el siguiente post será acerca del increíble fin de semana en Acapulco!

P.D. Sé que muchos no están de acuerdo con lo que opino. Generen su propia opinión y envíenla a exlocutor@yahoo.com

Written by Salvador Leal

abril 5th, 2004 at 3:36 pm

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Mission: Impossible

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Se enciende el cerillito que prende una mecha y comienza a correr el fuego mientras se escucha la musiquita compuesta por Lalo Schifrin (en pocas palabras, el «chan chan, chanchanchan, chan, chanchanchan…. turirú, turirúuu, turirúuuuu, turi»)… ¿por qué?

Resulta que desde siempre se me ha dado el choro. No piensen con esto que soy la persona más extrovertida del mundo, muy por el contrario… pero cuando la calificación de un ñoño depende de si puede echarse un choro o no, comienzas a formar un callo muy particular para aventar el verbo. Así pues, desde chiquito, en los actos cívicos, me tocaba ser el maestro de ceremonias o al que le tocaba declamar alguna poesía en honor del descubrimiento de América (obvio todos odiaban al matadito que, en lugar de estar paradote en el sol haciendo una tabla gimnástica, estaba en el palco con el director y los invitados especiales). Ya en la secundaria, era el que participaba en los concursos de oratoria, algunas veces voluntariamente y otras a fuerzas porque yo era el gallo de mi maestra de Literatura, conocida en los pasillos del Instituto México Secundaria como «La Luchadora». Para la prepa y la universidad, si algo se me daba bien eran las presentaciones del algún tema frente al grupo… en pocas palabras, hablar en público nunca ha sido un problema.

Después entré a una estación de radio donde, no es complicado entenderlo, mi choro continuaba siendo mi principal fuente de gracias y satisfacciones. Algún tiempo después, entré a trabajar en una multinacional a la que le di mi alma en calidad de arrendamiento. Ahora que hago este recuento, no me parece tan extraño que me hayan escogido los de Procter & Gamble para el área de ventas. Ahí me enseñaron (‘entrenaron’ es un verbo más preciso) para vender absolutamente cualquier cosa… hasta shampoos!
Según yo, al salirme de P&G, le había dicho adiós a mi vida como vendedor. Craso error!

Acaba de llegarme un mail de la chamba cuyo contenido transcribo a continuación (la censura es debido a lo delicado del asunto)

El propósito de la presente es hacer de su conocimiento, que nos han contactado de la oficina del Diputado *************, Secretario de la Comisión de *********** de la Cámara de Diputados y Coordinador de los trabajos para el dictamen de la Minuta de Ley de ************, para pedirnos que exprese su posición frente a la citada Minuta y de respuesta a las inquietudes que se tienen frente al tema para que los diputados puedan elaborar su dictamen.

En pocas palabras, el día de mañana (miércoles) voy a tener que venderles una ley a un grupo de diputados en San Lázaro. Tratar de hablar con ellos será todo un reto… presentarles los beneficios de la ley será tremendamente difícil, sobretodo porque nuestros diputados no son las personas más inteligentes de este país (cualquier pensaría que son, precisamente, todo lo contrario)

Ante esta complicada situación, sólo me queda ampararme a lo que le decía Anthony Hopkins a Tom Cruise en Mission: Impossible II
Mr. Hunt, this isn’t mission difficult, it’s mission impossible.
«Difficult» should be a walk in the park for you.

Si los diputados no me muerden mientras les hago la presentación, les platicaré en este blog lo que sucedió… mientras tanto no dejen de ver el canal del Congreso, en una de esas hago mi debut!

Written by Salvador Leal

marzo 30th, 2004 at 11:45 pm

De la celebración…

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Pues siento no haber escrito antes. Aquí en mi oficina decidieron que como ya cumplí 25 años la cantidad de trabajo que me iba a ser asignada se iba a multiplicar por veinticinco…
En fin, el fin de semana de celebraciones estuvo increíble. Desde el viernes hasta ya bien comenzado el domingo, no creo haber dormido más de 3 horas acumuladas. Los sentimientos y la reflexiones que surgen en los momentos de ruido y música son, en el caso de cumplir años, muy comparables a los que podemos tener instalados en el silencio y la meditación. La profundidad de estas reflexiones no me ha dejado digerirlas del todo, así que me limitaré -por el momento- a hacer un recuento/anécdota de lo ocurrido este fin de semana.

Como se había publicado en el este blog, el sábado había dos eventos: el concierto de Junior Senior y la presentación de Kinky. De Junior Senior sólo puedo decir que la calidad del evento fue inversamente proporcional a la duración del mismo: duró 50 minutos (pagué $280.00… talking about cost & benefit) El highlight de la noche fue el grandioso cover a Twist & Shout y el ambiente del Salón 21.

Con Kinky, la historia es distinta. Resulta que el evento de Kinky estaba patrocinado por la frecuencia en donde antes solía estar la estación de radio donde trabajé (el 96.9 de fm) así que me encontré con casi todas las personas con las que conviví durante el tiempo que fui Locutor de Radio™. Aquí cabe resaltar que, contrario a lo que ocurre en el resto de las estaciones de radio (y de los lugares de trabajo también), el equipo que hacía WFM era un equipo sui generis. Resulta que éramos un grupo de 6 personas que nunca antes habían hecho radio comercial en su vida y que de repente se veían obligados a trabajar con una cuasi leyenda de la radio con 16 Años De Experiencia™ (ese último ™ es un chiste local). Juntos vivimos muchas alegrías y muchas tristezas, pasamos problemas que jamás pensamos podríamos pasar, salíamos de antro juntos, nos regañaban a todos al mismo tiempo y nos gritaban con la misma frecuencia (esto no es necesariamente del todo cierto… yo era de los consentidos), teníamos juntas masivas que resultaban ser todavía más divertidas que el trabajo de oficina, jugábamos guerritas con pistolas de agua cuando caía la noche y también nos íbamos de vacaciones juntos. Este último punto es el que me interesa el día de hoy (para el resto de las situaciones tendrán que seguir visitando periódicamente este blog o esperarse a que todo el material anecdótico lo junte en un guión de televisión para hacer una serie cómica).

Un diciembre, nuestra jefa decidió mandar a tres personas a cubrir una serie de conciertos que estábamos patrocinando en Acapulco con motivo del Aca World Sound Festival (recuérdenlo aquí) y como se juntaba con ciertos días de vacaciones que nos había concedido milagrosamente, el equipo de 3 personas se volvió de la noche a la mañana en dos coches con personas que iban, unas a «trabajar» y otras a «ayudarles a trabajar».

No exagero cuando digo que las anécdotas que surgieron en WFM dan como para una serie de televisión. Imagen al grupo de locutores principiantes en su primera misión rumbo a Acapulco acompañados del gerente de la estación, el encargado de promoción y el diseñador de la estación. Imaginen además que entre el grupo de locutores hay una parejita que quiere todo el uno con la otra pero que mantiene su relación en secreto para evitar que La Jefa se entere (meses después supimos que La Jefa lo supo mucho antes que el resto del equipo). Agreguenle un concierto en la playa, un productor de eventos de música electrónica que en momentos parece barón de la droga, un niño que cuida lugares de estacionamiento en la playa del Princess y de cuya boca salen las palabras de sabiduría que guían a nuestros protagonistas a lo largo de su aventura y, finalmente, el detalle de que quien transmite al aire los pormenores de la fiesta tiene que estar medianamente sobrio.

Sé que cuando saque la serie de televisón será un hitazo.

Olvido el elemento unificador de la historia. El grupo que tocaba en nuestra fiesta en la playa era un grupo desconocido cuyo disco acababa de salir pero que no era tocado por ninguna estación de radio a pesar de las excelentes críticas extranjeras. Era un grupo de Monterrey que ya se había presentado en Estados Unidos pero que en México simplemente no existían. Su nombre: Kinky.
Ahora se podrán imaginar lo que sentimos en la fiesta del sábado cuando vemos que su tour es un rotundo éxito y que finalmente han conseguido entrar en la escena musical mexicana ofreciendo una alternativa distinta a las Paulinas, Rickys y Sin Banderas. O cuando escuchamos que ‘Soun tha mi primer amor’, rola que bailamos por primera vez en las playas del pacífico mexicano, es ahora una canción que todo el mundo conoce y brincotea con ella.

Al final del evento, todos teníamos un ‘ojito Remi’ anímico por todas las cosas que han pasado desde entonces. La estación cambió de giro y muchos de nosotros también. Unos siguieron en radio mientras que otros nos refugiamos en la seriedad de la vida laboral *normal*. Uno es director de una revista, otra sale en un noticiero matutino, uno más se dedica a la organización de eventos. El grupo se mantiene más o menos en contacto con sus muy dolorosas excepciones. ¿Y yo? Yo sólo sé que cumplí 25 años y que esto realmente apenas es el comienzo.
(inserte aquí Supergrass – Alright mientras Salvador se pone unos lentes oscuros y camina rumbo a la vida)

Written by Salvador Leal

marzo 24th, 2004 at 11:25 am

Big Brother VIP

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Sé que seré llamado ñero y naco por lo que estoy haciendo… pero sí! le estoy dedicando un post a Big Brother VIP!!
Y lo peor es que, para como van las cosas, no será el último. SalvadorLeal.com en exclusiva les trae algunos de los nombres confirmados del reality show que comienza el próximo domingo.

Carlos Eduardo Rico (okey, aquí acepto que el programa podría ser una basura gracias a este tipo), Ninel Conde (inserte aquí una carita de asombro… jajajaja, la foto a la que lleva el link está buenísima, no tanto por Ninel sino por la cara de lujuria de los nacos de atrás), Julio Canejo (?), Juan José Ulloa (el cuate que sale en ‘Hoy’ los sábados… la neta me cae bien, ¡eh!), Fabiruchis (también conocido como Fabián Lavalle… ¡dios santo!)

Pero básicamente, el post es para expresar mi apoyo y solidaridad a uno de los inquilinos de la Casa de Big Brother al que conocí , con quien platiqué y trabajé durante el inicio del proyecto FrecuenciAdictiva (WFM) y que es el estimadísimo Eduardo Videgaray. Si, si.. quizás lo recuerden por comerciales como ‘Agosto al Costo’ o ‘Navidad con los Hermanos Vázquez’ y en transmisiones de eventos especiales por canal 5 como la entrega de los Grammys. Si son más clavados en la radio, lo recordarán por ‘El Divino Diván’ o, más recientemente, ‘La Corneta’.
¡Mucha suerte Eduardo Videobargay!

Written by Salvador Leal

marzo 12th, 2004 at 11:04 am

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