SalvadorLeal.com

La vida irreal de Salvador Leal

Mal día, maaaaal día

with one comment

Un día no puede comenzar bien cuando, después de un periodo sabático, decides regresar a hacer ejercicio. Como los lectores de este blog recordarán (cfr. el post del 5 de enero aquí), a principios del año decidí meterme a practicar el legendario arte del spinning. La verdad es que no me desagradó tanto, pero un día decidí darme un día de descanso que después se convirtió en dos días, tres, cuatro, una semana… y así, hasta que el fin de semana intenté jugar una cascarita y los resultados fueron tan positivos que casi termino celebrando la victoria de mi equipo en el hospital conectado a un respirador artificial. Es por eso que he decidido regresar a la rutina de despertarme al cuarto para las seis, ponerme mis pants y dirigirme, más dormido que despierto, al local en donde una tipa que ha desayunado demasiada azúcar, se dedica a gritarnos y pedirnos que nos imaginemos que vamos por una ladera montañosa mientras sudamos como si no hubiera un mañana.

Mi instructora de spinning, una fulana que está en su late thirties y a la que le he puesto el nombre de La Madre Superiora, me recibió como al hijo pródigo (cfr. Lucas 15:11-32). El apodo se lo ha ganado porque, al menos una vez cada clase, grita a todo lo que da: «NO TE DEJES VENCER POR LA MONTAÑA!!! SOBREPONTE A LA MONTAÑA, DOMÍNALA… CONQUÍSTALAAAAA!!!!!», frases que me recuerdan cañón al personaje de la Madre Superiora que salía en ‘La Novicia Rebelde’ y que cantaba a la menor provocación «Climb Every Mountain!«.

Así pues, hemos regresado a los dolores de piernas, la sudoración excesiva y la estimulación constante y dolorosa del taint (para saber qué diablos es el taint, dar click aquí). A ver cuánto tiempo aguanto esta vez.

… Pero eso no es todo. Para continuar con mi mal día, resulta que a Indiana, mi fiel corcel, se le pegó el claxon. Así, sin decir ni avisar nada, en un alto, comenzó a sonar el claxon a todo lo que da. Obviamente todos los conductores que se encontraban a mi alrededor me voltearon a ver con cara de «nomamesconeldesesperadoquequierepasarseelalto». Yo no sabía ni dónde poner la cara.
Inmediatamente me desvié de mi ruta original para ir a algún lugar en donde me pudieran ayudar y era *divertido* ver a todas las personas que volteaban a ver a un coche que iba a toda velocidad con el claxon a fondo. Parecía que estaba siendo víctima de un secuestro o sufriendo un connato de violación. Llegué a la agencia y, desde luego, todos voltearon a verme con cara de «nomamesconelweydesesperadoquequieresuturnodeinmediato». Llegó un mecánico con toda la intención de armarme bronca pero que, cuando vio el predicamento en el que me encontraba, se agachó y desconectó algo que según me dijo se llama fusible.

(Pido perdón a todos los conocedores de automóviles. Yo pertenezco a la diminuta sección de hombres que lo más sofisticado que hace con su automóvil es ponerle gasolina y que, cuando me quiero ver rudo y conocedor, pido que le revisen el aceite en la gasolinera)

El problema no fue el ridículo que pasé por las calles de la ciudad de México (si hoy por la mañana vieron pasar a un bólido color plateado con el claxon a todo lo que daba, ya saben quién era), si no que ahora no tengo claxon y eso me hace sentir como recién salido de una operación jarocha.
Después de media hora sin poder sonar la bocina he llegado a la conclusión que necesito URGENTEMENTE una sesión de anger management. Cualquier psicólogo diría que tengo problemas para expresar mi frustración frente a la gente que no avanza rápido o que se mete en mi carril intempestivamente o frente a los microbuses que deciden bajar pasaje justo cuando yo quiero dar la vuelta y estoy atrás de él. Lo que le diría a cualquier psicólogo, después de admitir mis problemas, es que el claxon es la primera y más básica arma de defensa en la ciudad de México. Y que a partir de esta mañana Salvador sale a la calle teniendo la misma sensación que tuvo el primer homo sapiens al salir de una caverna y vislumbrar el agreste paisaje africano.

Para acabarla de amolar, llego a mi oficina, prendo la computadora y comienzo a hacer mi búsqueda de noticias diaria… cuando me encuentro con la noticia más aterradora de los últimos años:

Ante los 57 casos de sarampión en el DF, Hidalgo y el Estado de México, se vacunará a personas de entre 13 y 39 años de edad

Carajo! Con el miedo que les tengo a las inyecciones!!!

Salvador siente que hoy, el planeta recibió un memorandum con las claras instrucciones para hacerle la vida imposible. Supongo que tendré que seguir el ejemplo de Carlos Ahumada y preparar mis maletas para salir del país.
(el artículo acerca de la campaña de vacunación en contra de los jóvenes de este país está aquí)

Written by Salvador Leal

abril 26th, 2004 at 3:48 pm

One Response to 'Mal día, maaaaal día'

Subscribe to comments with RSS or TrackBack to 'Mal día, maaaaal día'.

  1. Hola Salvador, apenas empiezo a leer tu blog y me haces reir mucho!!!!!, jajajajaja

    Cuidate

    Neyra

    18 Sep 07 at 11:13 am

Leave a Reply