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La vida irreal de Salvador Leal

Archive for agosto, 2010

Teléfono

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Derivado de una serie de bromas/intentos de extorsión/engaños telefónicos que mi familia ha tenido durante las últimas semanas, pido ayuda por este medio para localizar un dispositivo telefónico que, si no existe, creo que alguien debería ponerse las pilas para inventar. Va primero la problemática y luego la solución.

Son las tres y media de la mañana de un día entre semana. La casa de una familia clasemediera de la Del Valle está dormida y a cinco kilómetros a la redonda no se escucha otra cosa que no sean ronquidos o el incesante sonido de una gota de la llave del agua que nadie ha arreglado desde hace tres años. De repente, suena el teléfono y el padre de familia contesta con el corazón en la boca, esperando, como si fueran exclusiva de las madrugadas, muy malas noticias del otro lado del auricular.
Estás medio dormido, medio asustado y medio mareado de tener que ponerte de pie de forma intempestiva. ¿Qué falta? Pues que quien te esté marcando comience a gritar «Papáaaaaa, me tienen secuestrado!!!! (sollozos) Estoy en una camioneta, papá!! Ayúdame… me están lastimando… PAPAAAAAAAA».

Debido a que -desgraciadamente- no es la primera vez que llaman con este mismo teatro, el padre cuelga mientras la mamá (también con el corazón en la boca) le pregunta que quién era. El papá no contesta. Sabe, cree saber, quiere creer, que era un cuento. Su hijo no vive con ellos y lo único que le ha generado esta llamada a los papás es un estrés que no se vale tener a las tres de la mañana. Y entre los fantasmas que sólo hay a esa hora, el contexto de inseguridad en el que estamos ahogados y la angustia que una llamada así puede generar, le llaman a su hijo para ver si está bien.

Hasta ahí la problemática. Y si bien me gustaría proponer una solución de políticas públicas para la inseguridad, la extorsión o el acoso constante a la población mexicana por parte de cuanta fuerza organizada o desorganizada existe, pareciera que en estos momentos, en nuestro país, no es hora de solucionar sino de sobrevivir. Así que se me ocurrió que debe existir un teléfono con identificador de llamadas (ya todos tienen, ¿cierto?) que puedas programar para que en determinadas horas (es decir, cuando te vas a dormir) NO SUENE a menos que sea un número registrado y autorizado por el mismo teléfono.

Si tu teléfono tiene registrado X número como el teléfono de tu tío Manolo, Y número de tu tía Gertrudis y Z número del teléfono de tu tío Arturo, pues programas el aparato para que de las 11 de la noche a las 7 de la mañana, todos los días, suene solamente si cualquiera de ellos tres te llama. Si no, el teléfono no suena, entra la contestadora y te enteras de quién era y qué quería al día siguiente.

Quizás es para solucionar un problema muy específico. Quizás ya existe el aparato y sólo necesito que alguien me diga dónde lo encuentro. Sea como sea, es triste como ciudadano tener que unirse a un movimiento de resistencia a la inseguridad. Combatirla, hoy, aquí, puede resultar demasiado caro.

Written by Salvador Leal

agosto 20th, 2010 at 12:16 pm

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La vida on-line II

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¿Pero qué tan on-line es mi vida on-line? ¿Mucho, poco, nomás un tantito? ¿Cuántas plataformas de redes sociales y para compartir información tienen? ¿Dos? ¿El mail nomás? ¿Entraron a Facebook y ya se sienten en la cúspide del social networking?

En adición al post anterior sobre mi vida en línea, creo que es bueno hacer un listado de las diez princiapes plataformas que utilizo como medio de comunicación on-line (off-line nomás que nos sentemos en un bar y les comience a sacar recortes de periódicos, ¿no?). Las plataformas que utilizo son importantes pues son justamente las que delimitan quién (o qué) soy on-line versus lo que hago, digo, leo, escucho, pienso, trabajo, en mi vida off-line.

Venga pues la lista de plataformas:

1. SalvadorLeal.com. [link] El blog. Mi blog. Este blog. Donde empezó todo. Y donde, desde hace dos meses, también se puede tener acceso a mis últimos tuits y mis lecturas recomendadas del Google Reader (ver la columna de la derecha). Como todos los que tenemos un rato en esto de la vida on-line, he intentado dejarlo (al menos dos veces, y una extra que lo desconecté) pero no fue sino hasta que el Twitter llegó a mi vida que realmente dejé de escribir constantemente en el blog. Ahora lo estoy recuperando, poco a poco. Me gustaría escribir más, decir más, pensar más, ponerle más cosas. Desgraciadamente eso requiere (mucho) tiempo que ya no tengo. O de una mejor organización de mi tiempo que no estoy dispuesto a tener por el momento.

2. Google Reader [google.com/reader/shared/salvadorleal] Mi plataforma más querida y adictiva. Más, mucho más que el Twitter. Si de algo estoy seguro es que en estos años pasé de ser un escritor de blogs (no sólo escribí en el mío, sino que participé en tres o cuatro blogs comunales) a ser un lector ferviente de blogs. En un consumidor de información, vaya. Estoy leyendo todo el tiempo. Y gracias al Google Reader, mis lecturas son organizadas, eficientes y precisas. En mis compartidos pueden leer todo lo que me interesa justo en ese momento y que incluye una amplia gama de temas que no voy a desglosar aquí. Si quieren echarle un ojo, son más que bienvenidos.

3. Twitter [twitter.com/salvadorleal] La plataforma de microblogging por excelencia. Cuando supe de twitter, en el lejano año de 2007, me pareció el colmo de la intensidad bloggera. «¿Pues quién diablos va a querer decir qué está haciendo o pensando justo en ese instante y con una limitación tan grande de caracteres?», me pregunté. Diez mil tuits después, me asumo como tuitero, si no profesional, sí incurable. Como me pasó con el blog, el tuiter me ha dado acceso a personas (no necesariamente «famosos») con las que jamás pensé que podría toparme. Aún no somos cuates, pero en el equivalente físico, el resto de los tuiteros y yo somos los que se reconocen y asienten con la cabeza cuando se encuentran en un pasillo de la escuela.

4. Facebook [facebook.com/salvadorleal] Comencé en Facebook como evolución natural del Hi5 (qepd) y si bien al principio era fan de pasarme horas viendo las fotos de mis amigos y la de los amigos de mis amigos y la de los amigos de los amigos de mis amigos… la verdad es que poco a poco ha dejado de ser atractivo. Ahora se ha convertido en una herramienta que, como el Messenger, me permite tener a mis cuates/amigos/conocidos en un sólo lugar y al alcance de un par de clics. Y enterarme de los daños ocurridos durante el último fin de semana.

5. Blip [blip.fm/salvadorleal] Tengo una fijación con compartir música (complejo de DJ que le dicen), así que, gracias a eso, Blip se ha convertido en una de mis plataformas de batalla. Además se sincroniza automáticamente con Twitter y Facebook, lo que permite que no sólo mis seguidores en Blip sino todos mis contactos (¡en tres plataformas distintas!) escuchen mis recomendaciones sonoras. Sí, lo sé, tengo problemitas.

6. Tumblr [salvadorleal.tumblr.com] Pues resulta que me compré un iPad. Lo compré con la única finalidad de utilizarlo como lector de libros y revistas electrónicas, pero gracias a Instapaper también lo he comenzado a utilizar para leer los artículos por internet que no me da tiempo leer en la oficina, en mi casa o en el teléfono. Con Instapaper no sólo he comenzado a leer más de lo que ya de por sí leía, sino que me permite compartir frases o párrafos que considero interesantes… y ante la imposibilidad de compartirlos a mi blog (pues tampoco vendría mucho al caso), he decidido abrir un Tumblr y utilizarlo como libretita de recortes, subrayados y reflexiones. Sí, es como ser una niña preparatoriana pero 2.0

7. LinkedIn [mx.linkedin.com/in/salvadorleal] La más aburrida de todas mis redes sociales. LinkedIn es como un Facebook, pero para relaciones de trabajo. Supongo que hay que tenerlo (y por eso lo tengo) pero mi interés por actualizarlo tiende a cero día tras día.

8. Flickr [link] Otra de las plataformas que no me gusta usar. Por principio de cuentas, porque uno necesita una cuenta de Yahoo (correo que no utilizo ni utilizaré) y después porque mi fascinación por sacar fotos terminó muy pronto. Es más, ahora sé que si no saco fotos de algún evento/viaje/fiesta/boda no habrá ningún problema, pues alguien más la subirá al Facebook y las taggeará. Mi preferencia por Google me hizo abrir cuenta en Picasa [link], en donde no tengo prácticamente nada, porque supongo que no soy el target ni de Flickr ni de Picasa…

9. YouTube [youtube.com/salvadorleal] Si no subo fotos a internet, mucho menos videos. No tengo cámara, ni me siento poseído por Spielberg, ni creo tener la fórmula de la viralidad que tan aplaudida es en estos días. Lo que sí me gusta es marcar videos como favoritos, canciones, momentos, frases de películas, sketches cómicos. De eso hay, y mucho, en mi cuenta de YouTube. Su versatilidad (la de YouTube, no la de mi cuenta) me apabulla, lo mismo están los comerciales de los ochenta que zigzagean en mi inconsciente hasta la actualidad, que el video de un concierto al que fui hace dos décadas. Cuando todo está perdido, cuando se han acabado los links, los tuits, las lecturas y el stalkeo (del inglés, stalk: haunt: follow stealthily or recur constantly and spontaneously to), los videos de YouTube están y seguirán ahí. Por lo menos hasta que a alguna televisora se le meta en la cabeza que va en contra de sus derechos de autor.

10. Live Messenger. El último reducto de intimidad antes del número de celular. Sigo usándolo todos los días, resolviendo cosas de chamba y personales, comunicándome con personas que hace décadas (sí, ya van para 10 años) que no veo pero que pareciera que no importa pues siguen estando ahí, todos los días, como desde hace diez años. Para mí, el Messenger es la plataforma que marca la frontera entre vida on-line de la vida off-line, la vida pública de la privada. Es por eso que es lo único que no pongo disponible en este post.

Written by Salvador Leal

agosto 12th, 2010 at 6:59 pm

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‘When That Light Hits Him…’

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«He goes to the refrigerator for a snack, opens the door, and when that light hits him, he does 45 minutes of his act.» —Frank Sinatra describing Sammy Davis Jr. to LIFE.

[Link]

Written by Salvador Leal

agosto 11th, 2010 at 10:03 am

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Star Wars

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Ayer alcancé a ver un pedacito del TERRIBLE Episodio III de Star Wars (en el 5 y en español, dios…) Y me pregunté si cabría la posibilidad de que George Lucas pudiera volver a hacer la precuela de Star Wars, pero ahora las hiciera bien. Como si ese primer intento hubiera sido (vaya, lo fue) un error y dijera «mire, okey, va, les voy a regalar vender tres películas más, pero esta vez sí las vamos a hacer como se deben.»

Y luego me quedé dormido.

Written by Salvador Leal

agosto 9th, 2010 at 12:08 pm

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La vida on-line I

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Hace un par de días, en una cena con amigos que, como todo el planeta, están en Facebook y poco a poco han ido cayendo en las garras del Twitter, salió a la conversación el tema de la autocensura en este último medio y de no aceptar todas tus solicitudes en el Facebook por temor a que otras personas (principalmente papás y tíos) pudieran ver las fotos de tu última bacanal del fin de semana.

En ese momento no me pude explayar todo lo que quise… porque ¿a poco no odian a las personas que acaparan la conversación en una reunión y no les gustaría decirles «wey, abre un blog y pon todo lo que estás diciendo ahí para que, si alguien quiere, vaya y te lea»? … Y como yo tengo un blog justamente para eso, pues ahora es lo que voy a tratar de hacer.

Resulta que yo tengo un blog, este blog, desde 2003. Resulta también que, el 2003, comencé mi carrera como bloggero «en el closet» y con una doble vida, que consistía en que la gente que conocía en mi vida off-line (particularmente gente de mi trabajo y oficina) no sabía que yo escribía en un blog, ni que ventilo fotos y cosas de mi vida desde muchísimo antes que existiera Facebook y que si en algún momento fui catalogado por amigos y conocidos como un «exhibicionista», lo cierto es que ahora ellos son igual o más exhibicionistas que yo. Nomás que yo estuve aquí primero.

Escribir un blog, tener una doble vida y estar aquí primero, me ha dado tiempo para reflexionar sobre lo relevante de mi intimidad off-line y lo importante que resulta transmitirla, o no, en mi vida on-line. En pocas palabras, me ha permitido experimentar «estar en el closet» y vivir esa doble vida… y después de siete años, he puesto mis pensamientos y mis plataformas en orden y generar lo que creo que es mi Teoría Personal sobre mi Vida On-Line.

Creo que poco a poco, nuestra vida personal (off-line), o más bien, la vida personal de las personas que hemos decidido dejar entrar a la tecnología en nuestra vida personal, comenzará a confluir cada vez más y más con nuestra vida on-line. Si te preguntas si tú eres alguien con una vida on-line y usas un smart-phone o pasas más de seis horas frente a una computadora, pues tú eres de éstos. Si no, felicidades, perteneces a un grupo de personas que puede seguir aplicando un contrato social tradicional para mediar sus relaciones humanas.

Nosotros, los otros, no. Nosotros sabemos que no le podemos abrir la puerta a cualquier loco que conocimos en una reunión de trabajo y que quiere ver nuestras fotos en Facebook diez segundos después de habernos despedido de él. También sabemos que hay gente que no queremos que nos siga en Twitter, por más que el mismo medio nos dé todos los incentivos para juntar la mayor cantidad de followers y que, realmente, la aplicación jamás nos pueda dar la seguridad de que detrás de un nick inofensivo están nuestras ex-novias-from-hell o nuestros jefes o nuestros peores enemigos.

Lo más cómodo sería poder vivir varias vidas. Suponer que una es mi vida off-line y otra es mi vida on-line, en donde puedo ser más «abierto» o «libre» o puedo hablar de cosas que no puedo hablar en la vida off-line. Decir si me molesta mi jefe, si no aguanto a mi novio o si quisiera patear hasta la muerte a mi vecino que me llega a las cuatro de la mañana toda la semana haciendo un ruido del carajo. Supongo que así comenzamos todos, creyendo que internet era para tener un alter-ego que pudiera hablar de lo que no puede conversar con nadie en el elevador de la oficina. Así, nos inventamos un avatar para nuestra imagen en la vida on-line en donde somos más guapos, o más altos, o una caricatura (siempre benéfica) de nosotros mismos. Somos superhéroes, somos personajes de series de televisión, somos los protagonistas de nuestra propia novela, contada todos los días a través de distintas plataformas: el blog, el Twitter, el Facebook, el Flickr, el Foursquare, el Tumblr.

Pero eso, queridos lectores del 2010, fue en los albores del nuevo siglo. Cuando Google no nos tenía a todos y cuando Hi5 era lo más atrevido que el ser humano común y corriente (no los geeks) podía adentrarse en internet. Internet forma, hoy más que nunca, parte de nuestras vidas.

Lo que estoy diciendo, esta última frase, es la cosa más obvia del mundo y es tan trillada y tan de lugar común, que es un verdadero cliché. Pero aunque es así de obvia, parece que no ha entrado aún en nuestro ADN. Que internet sea parte de nuestras vidas implica que TODO lo que en algún momento escribimos en cualquier plataforma, podría ser buscado, encontrado y usado por otra persona. Punto. Todas las fotos, todos los miles de tuits, las letras que conforman cada uno de los blogs. Todo.

Por razones obvias, la vida on-line no es para gente que sufre de paranoia. Estar en Facebook, o Twitter, tener un blog o incluso estar en Linked In, significa que eres susceptible de ser buscado en Google, que hay fotos de ti pululando por la red y que no puedes hacer mucho para controlar el uso de las mismas (se los dice alguien que vio una foto suya con un cuate siendo utilizada en una promoción de cruceros gay). Si tienes un smart-phone, no necesitas ser el más clavado de Foursquare para que la gente te localice de forma sencilla, nomás rastreando el GPS de tu aparatito podríamos saber en dónde estás ahorita. Si subiste fotos a Facebook y pones dos o tres cosas en tu estatus, créeme, cualquiera puede saber tu nivel socioeconómico, tu estado social o el número de miembros que tiene tu familia y quién es más importante para ti de todos ellos.

¿Pero quieres saber lo más maravilloso de todo? Tu vida off-line es igual de reveladora. Porque la gente termina enterándose, tengas Facebook o no, que te fuiste de vacaciones a las Bahamas, que engañas a tu novia o que te acaban de correr de la chamba. Alguien observador o con un poquito de tiempo (y ganas y un motivo) puede averiguar las placas de tu coche, echar un vistazo en la basura de tu casa para saber de tus gustos, o darse cuenta de lo que te gusta y lo que no, de qué lugares frecuentas y de tus amistades. ¿Ves? La vida on-line y la vida off-line confluyen, queriendo o no.

Conforme fue pasando el tiempo, del 2003 a la fecha, me di cuenta que tener una doble vida es muy complicado. Y más bien, comienzas a convivir, off-line, con tu vida on-line. Comienzas a conocer en persona a las amistades que vas haciendo gracias al internet y que sólo te conocen por tu nick o tu avatar. Comienzas a publicar cosas de tu blog (preciado y secreto) en tu Facebook para que esté al alcance de cualquiera de tus contactos. Tuiteas con el mismo cuidado con el que comentas algo con desconocidos, sabiendo que cualquier palabra podría ser utilizada de una forma errónea pero tratando de no inducir al error. Al final, después de todos estos años, descubrí que lo más cómodo es que cualquier cosa que escriba en mi blog, publique en mi Facebook o ponga en el Twitter, la pueda sostener cara a cara de quien sea.

La vida on-line comenzará a confundirse con nuestra vida off-line. Uno sabe qué fotos sube a Facebook y cuáles no, como sabe qué le dice a compañeros de la oficina y qué no. O de qué platicas con tus papás o con tus hermanos. O qué tuiteas. Eres uno solo, pero en distintos medios. Lo único que queda es ser lo más auténtico posible.

Written by Salvador Leal

agosto 3rd, 2010 at 8:35 pm

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