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La vida irreal de Salvador Leal

Archive for agosto, 2004

Neydú

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Desde hace como cinco meses recibo correos electrónicos de alguien que no conozco. Su nombre es Neydú.
Antes que piensen otra cosa, debo decirles que después del tercer correo electrónico (ahorita les cuento la temática de los mails que manda), le dije -muy atenta y educadamente- que se estaba confundiendo de persona, que sí me llamo Salvador Leal, pero que segurito se está confundiendo de ‘Salvador Leal’ pues ni conozco a ninguna Neydú ni he estado involucrado en la relación que, gracias a los mails que me manda Neydú, he adivinado que llevan estas dos personas.

Independientemente del conflicto existencial que me dio cuando me enteré que existe OTRO wey que se llama Salvador Leal (lo siento, según yo, soy un copo de nieve único e irrepetible y mi nombre forma parte de ese feeling), he sido el mudo y fiel testigo à la reality show de la relación que tienen Neydú y Salvador.
Me han tocado sus peleas y sus reconciliaciones, sus chismes y sus tristezas. Me he enterado de los problemas familiares de Salvador y de cómo Neydú ha sido su fiel acompañante en momentos difíciles. Y todo porque Neydú está necia en que yo soy ESE Salvador Leal!!!

Me ha mandado fotos de cuando se fue con su familia de vacaciones de semana santa y varios mails de ‘te extraño’ pues -creo- ella está viviendo en Monterrey, alejada de su amado. Ya me cansé de mandarle correos diciéndole que yo no soy ese wey y que me daría mucha pena que su novio no estuviera recibiendo sus mails porque ella está escribiendo mal su dirección de correo electrónico. Ella sigue mandándome correos que sólo vienen a aumentar mi conocimiento de esa pareja.

Aquí hay un vacío en la historia que no he sabido cómo se llena. Ella, necia, me sigue mandando mails que no le llegan a su novio. Pero al parecer, la relación va mejor que nunca! Es decir, no sé de qué forma, pero al novio parece no interesarle que no le lleguen sus mensajes, pues siguen teniendo relaciones entre ellos.

Hoy ha sido el acabóse. El mail dice así:

Sobre la pregunta que me hiciste SI mi vida, si quiero casarme contigo
pienso que contigo encontré a mi media naranja, hay tanta química entre
nosotros, me parece que estamos muy compenetrados los dos, y quiero estemos
juntos el resto de nuestras vidas, además quiero que nos comprendamos en
todo momento, deseo que estemos siempre juntos me haces mucha falta…

Chan chan chaaaaaaaaaaaaaaan!!!
Pues ahora resulta que Neydú y Salvador se casan!! (inserte aquí ‘La Marcha Nupcial’). Claro, lo que no puedo entender es qué tipo de persona es Neydú que le responde a su novio vía mail, pero bueh… eso ya es rollo de ellos dos.

Ahora… no sé que hacer. ¿Les mando felicitaciones? ¿Les pido que me inviten a la boda en calidad de padrino cibernético? y, la pregunta que me aqueja desde que empezó este episodio: ¿¿qué pasa si Salvador no se entera que Neydú le dijo que SÍ??

Me puedo imaginar a mi pobre tocayo dando vueltas en su cama, perdiendo el apetito y con ojeras porque Neydú no le ha contestado… mientras que la contestación de Neydú está en mi inbox.

Prometo mantenerlos al tanto de la telenovela ‘Amor a Prueba de Firewall’ en caso de que reciba más mails.

Written by Salvador Leal

agosto 17th, 2004 at 10:04 am

Adieu!

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Este fin de semana fueron las fiestas de despedida por separado de dos muy queridos amigos. No se conocen entre sí pues son de distintos grupos de amistades, pero los dos se van un año a estudiar a París; una de intercambio, el otro a una maestría.
Una parte de mí sabe que van a regresar y que nos volveremos a ver y seguiremos siendo amigos y bla bla bla.

Pero otra parte de mí (la parte a la que no le gustan las despedidas y que tiene serios conflictos con ‘decir adiós’), está un poco conflictuada. Mientras los amigos están con uno, tienes el poder y la responsabilidad de mantener a flote la amistad; uno sabe cuándo alguien está cambiando demasiado o la está regando feo, y actúa para que no suceda o que pase de la mejor manera posible. Uno evalúa constantemente si las cosas que nos unen son más que las cosas que nos separan y, por lo tanto, es testigo permanente de que la amistad sigue viva.

Pero cuando alguien se va de viaje por un tiempo considerable, no sabes si el que regresa va a ser el mismo que se fue. ¿Qué tal que conoció a amigos más interesantes y tú te le haces soso cuando regrese? ¿Qué tal que vivió Las Mejores y Más Increíbles Experiencias™… y ahora platicar y hangear contigo se le hace de flojera? ¿Qué tal que mientras está allá el que cambia es uno… y cuando llega el otro, nomás no encuentra a las mismas personas que dejó?

Eeeeeeen fin. Sé que no hay una respuesta que me dé tranquilidad, así que quiero dedicarle este post a Claudia y a Rafa (cuyo nombre artístico, como sabrán los lectores de este blog, es Peter). Como dijera la canción de la telenovela ‘Chiquititas’, tengo el corazón con agujeritos. (diablos!! de verdad que voy de mal en peor… ahora ya cito canciones de telenovelas argentinas!!)

No sólo les dedicó este post, sino también una canción que no conocí sino hasta muy recientemente en la voz de Chavela Vargas y cuya autoría es de Joaquín Sabina. La rola se llama ‘Noche de boda’ y aquí les va junto con un abrazo.

Que el maquillaje no apague tu risa,
que el equipaje no lastre tus alas,
que el calendario no venga con prisas,
que el diccionario detenga las balas.

Que las persianas corrijan la aurora,
que gane el quiero la guerra del puedo,
que los que esperan no cuenten las horas,
que los que matan se mueran de miedo.

Que el fin del mundo te pille bailando,
que el escenario me tiña las canas,
que nunca sepas ni cómo, ni cuándo,
ni ciento volando, ni ayer ni mañana

Que el corazón no se pase de moda,
que los otoños te doren la piel,
que cada noche sea noche de bodas,
que no se ponga la luna de miel.

Que todas las noches sean noches de boda,
que todas las lunas sean lunas de miel.

Que las verdades no tengan complejos,
que las mentiras parezcan mentira,
que no te den la razón los espejos,
que te aproveche mirar lo que miras.

Que no se ocupe de ti el desamparo,
que cada cena sea tu última cena,
que ser valiente no salga tan caro,
que ser cobarde no valga la pena.

Que no te compren por menos de nada,
que no te vendan amor sin espinas,
que no te duerman con cuentos de hadas,
que no te cierren el bar de la esquina.

Que el corazón no se pase de moda,
que los otoños te doren la piel,
que cada noche sea noche de bodas,
que no se ponga la luna de miel.

Que todas las noches sean noches de boda,
que todas las lunas sean lunas de miel.

*sigh*

Written by Salvador Leal

agosto 16th, 2004 at 11:38 am

Duda existencial

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Las dudas existenciales tienen la característica de que llegan sin avisar y se mantienen en la cabeza hasta que otra duda existencial AÚN MÁS GRANDE que la primera, viene a ocupar su lugar.

Como todos los viernes, suelo llevar a Indiana (mi fiel corcel plateado) a la gasolinería para su cita semana con la bomba de gasolina. Gracias a un milagro que no puedo llegar a explicar, el enorme tanque de mi automóvil gasta únicamente doscientos pesos a la semana. No sé si esa cifra sea escandalosa o ustedes la consideren una ganga, lo cierto es que yo y mi cartera somos felices pues durante una larga semana, no importa si Indiana vaya a Zacatepec o únicamente a Polanco, el tanque rinde exactamente lo mismo.

Mi duda, sin embargo, no tiene que ver con la gasolina sino más bien con la gasolinera. Ya venía yo tarde a la oficina así que comencé a resolver mis pendientes vía celular. Me acerco a la gasolinería y veo un simbolito (que ya había visto en otras ocasiones, pero que no es sino hasta ahora que tengo oportunidad de platicar) en donde se le pide al amable usario, que apague su teléfono celular.

Esta prohibición tiene todo el sentido del mundo en lugares públicos como cines, teatros y museos. Pero en una gasolinería, en donde el 90% de las cosas que hay ahí son peligrosas (comenzando con los baños y terminando con los despachadores de gasolina), la prohibición toma niveles de peligro bioquímico.
¿Por qué los celulares están prohibidos en una gasolinería?
¿Están prohibidos los celulares o únicamente prenderlos?
¿Está prohibido prenderlos o únicamente hacer llamadas?
¿¿Por qué??

En alguna ocasión, un amigo me explicó que cuando un celular recibe una llamada se crea un efecto como de aspiradora que, en esta explicación pseudo-científica, llamaremos El Efecto Aspiradora™. También ocurre que al recibir una llamada, el interior del celular emite una serie de chispazos eléctricos.
Hasta aquí todo bien. (ahora imagínenme con una bata blanca, pocket protector, goggles de seguridad y el pelo despeinado)

Aquí entra un detalle curioso. Lo peligroso de la gasolina, es decir, lo que provoca que en las películas cuando explota una gasolinera explote la mitad de la calle en la que se encuentra, no es la gasolina en sí, sino los vapores de la gasolina. En pocas palabras el liquidito no es lo flamable, sino el humito que desprende el liquidito.

Con todo esto explicado, se pueden imaginar un celular prendido que recibe una llamada generando que El Efecto Aspiradora™ jale el vapor de la gasolina hacia el celular en donde los chispazos eléctricos internos lo encienden. El siguiente paso lógico consiste en la imagen de varias ambulancias y bomberos rumbo al lugar en donde un imbécil decidió que su llamada telefónica era mucho más importante que su vida.

No sé si mi amigo me choreó o si la explicación que me dio es la correcta. Yo la leo y me suena bastante lógica. ¿Alguien de la enooooorme comunidad bloguera (que además es muy ñoña) podría confirmar o darme mejor información que la de mi amigo?

Written by Salvador Leal

agosto 13th, 2004 at 10:17 am

10 años

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Debido a razones que no voy a comentar en este blog, tengo que hacer un ensayo acerca de quién soy basado en los libros que he leído durante los últimos diez años.
Ya es lo suficientemente ñoño el hacer ensayos que traten de quiénes somos y de donde venimos (si no lo creen, vean el ejercicio constante que hace este blog), pero el basarlo en los libros que hemos leído durante la última década no deja de ser inquietante hasta niveles dramáticos.
Sobretodo porque mis últimos diez años incluyen mis lecturas a los quince (inserte aquí Timbiriche – Quinceañera) que iban desde las aventuras de Sherlock Holmes y Tintin hasta mis sórdidas lecturas a los 25 que no voy a publicar aquí por ser demasiado explícitas y porque me puedo quemar aún más de lo que ya me he quemado.
Pero eso me da tema para la lista de ‘Las Cinco del Viernes’, que bien podría incluir:
1. ¿Qué libro que leiste hace diez años te sigue gustando?
2. ¿Qué libro, que leiste a lo largo de estos diez años, no volverías a leer?
3. ¿Qué libro te regalarías a tu Yo de hace diez años?
4. ¿Con qué personaje de qué libro te has llegado a identificar?
5. Si sólo me pudieras recomendar el pasaje de un libro, ¿cuál sería?

Les prometo que si termino de hacer mi ensayo para mañana temprano, contesto mi lista. Y aunque no sea así, ustedes pueden hacer lo propio.

Written by Salvador Leal

agosto 12th, 2004 at 1:48 pm

De vuelta II

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El día de antier habíamos dejado a nuestro protagonista en la intemperie, de noche en un campo de cultivo experimental a la mitad de Zacatepec, con una llanta ponchada y el ánimo haciéndole juego.
Aquí debo volver a hacer la aclaración de que mis conocimientos de mecánica de autos no pueden ser más básicos. Sé que a un coche se le pone gasolina porque si no, no camina y que en determinado momento uno le debe poner agua a los limpiadores para que cuando aprietes el botoncito de ‘limpiador de parabrisas’, salga un chorrito de agua muy cuco que moja el vidrio y permite ver mejor. Punto. No más. No me pidas que revise el aceite porque se me frunce el uyuyuy.
Dicho esto, prosigo.
Como ya todos se iban, me apresuré a buscar ayuda. Por lo menos a encontrar un hombro donde llorar mis penas. Estaba yo en un pueblo recóndito del estado de Morelos, sin coche, de noche, sin poder regresar a mi casa y con un grupo de diputados que, no sé si los han visto en el Canal del Congreso, pero la verdad es que con poca luz dan mucho miedo.

(diputado 1) ¿Qué pasó mi licenciado?
(yo, pensando ‘este wey no sabe que no he hecho ni mi tesis para graduarme pero no es momento para desengañarlo’) … pues nada, con una llanta ponchada y sin poderme ir a mi casa
(diputado 1) Uuuuuuy, cómo es eso!
(diputado 2, acercándose) ¿Qué pasó, compañero diputado?
(diputado 1) Pues nada, que aquí al compañero se le ponchó una llanta y no se puede ir su casa.
(diputado 2) No, no, no… eso ahorita lo arreglamos. Mire compañero, le propongo lo siguiente
(yo, muerto de miedo) Dígame…
(diputado 2) Nosotros nos vamos a regresar a la Ciudad hasta mañana. Así que le propongo que se venga con nosotros a nuestro hotel, pase la noche ahí y mañana yo hago que mi chofer busque una vulcanizadora y le cambie la llanta.
(yo, pensando que la oferta es muy tentadora pero que mi mamá me ha dicho que no confíe en extraños, ni en drogadictos, ni en legisladores) Mmmmmm… no sé…
(diputado 1) Sí… mire, se viene con nosotros. Vamos a ir a celebrar que la reunión salió muy bien y se va a poner de agasajo.
(yo, pensando que la frase ‘de agasajo’ no se usa desde 1973) Es que…
(diputado 2) Ándele, ya.. no se haga del rogar (me toma del brazo) véngase con nosotros, deje su coche ahí que mañana viene Damián por él. (gritando) DAMIÁAAAAN!
(damián) Dígame Diputado!
(diputado 2) Mira Damián, mañana muy tempranito te vienes por este coche y le cambias la llanta ponchada por favor.
(damián) Cómo no, Diputado

Y pues así, terminé en una camioneta con una bola de legisladores y sus asesores rumbo al hotel en el que se estaban hospedando que resultó ser una hacienda increíble de principios del siglo XVII. Nos hospedamos, fui a mi cuarto a darme un regaderazo y cambiarme (hombre prevenido vale por dos: en mi coche siempre cargo una muda de ropa) y quedamos de vernos para cenar a las diez.

Cuando llegué para cenar, nuestros invitados ya iban en su tercera ronda de tequilas:
(diputado 2) Este es el joven del que les había estado platicando
(diputados 3, 4 y 5) BIENVENIDO!! ¿Qué se toma, licenciado?
(yo) Puessss.. no sé qué estén toman…
(diputado 2) No, no, no… lo que usté quiera. Hay tequila, brandy, ron, vodka, cerveza
(yo, pensando ‘¿qué no era cena?’) Pues… un vodkita sí me echo!
Y así pasaron las horas y rondaron los vasos.
Aquí voy a omitir toda la parte del ‘neteo’ y de cómo los legisladores sacan sus frustraciones/aspiraciones políticas («es que yo quiero ser gobernador de mi tierra!», «desde chamaco quise ser diputado», «si yo le he dicho al Presidente que le tiene que echar más ganas», «cuando me retire de la política, quiero poner un restaurante de mariscos», etc).
Pero los que sí son para un comentario aparte son los asesores de los legisladores.
Si con las cosas que viví en WFM puedo hacer una serie cómica al estilo NewsRadio o Friends, con los asesores de los diputados se puede hacer perfectamente una serie dramática como The West Wing. Ellos son los que leen todas las iniciativas de ley, todos los dictámenes y toda la información para poderles pasar un brief a sus jefes. Ellos son los que no duermen (uno de ellos decía que ha estado durmiendo dos horas y media durante los últimos dos años y que hacía 3 semanas que no llegaba a su casa), los que se vuelven los confidentes y hasta las niñeras de sus jefes y quienes tienen la responsabilidad de que salga el trabajo legislativo. Debido a su forma de vida tan ocupada, las únicas personas con las que conviven son el resto de los asesores (hombres y mujeres), así que se presta para verdaderas telenovelas e historias de amor, desamor y sexo por necesidad.
La gran mayoría no tienen muchos años más que yo (aunque sí están mucho más gastados que yo, onda arrugas, ojeras y canas), así que tuve oportunidad de hacer buena relación con ellos. Insisto, sería una muy buena serie de televisión.
A la mañana siguiente, mi coche lo habían traído desde el campo experimental hasta el hotel, tenía la llanta cambiada, estaba lavado, aspirado y encerado. Me despedí de los asesores (los diputados aún no despertaban) y emprendí mi viaje de vuelta a casa.
Y por segunda vez en mi vida, manejé en carretera.

Written by Salvador Leal

agosto 11th, 2004 at 2:49 pm

Básico.fm

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****Hago una pausa en la historia de mis aventuras en Cuernavaca para platicarles otra historia e invitarlos a que, en lugar de sólo leer las chocoaventuras de este su seguro servidor, sean parte de una de ellas. ****

Como ustedes saben, me encantan la radio.
Hasta hace algunos años, escuchar música por ese medio era mi hobbie número uno. Me pasaba horas imaginándome lo que yo diría, la manera en la que presentaría las cosas, la forma en la que conduciría mi programa… en fin, me pasaba haciendo lo que aquí en México se le conoce como Chaqueta Mental™.
Después entré al Circuito de Radio y Televisión del ITAM y mi vida nunca volvió a ser la misma. Tuve mi programa («Micro 20159») durante 7 temporadas y fui Director de Relaciones Públicas por un buen rato (todavía me marcan las disqueras para invitarme a presentaciones de discos). Después entré a trabajar en WFM y ahí fue cuando de verdad conocí cómo funciona lo que está detrás del aparatito que está en el coche o en nuestro buró y que tantos momentos felices nos hace pasar.

Cuando renuncié a la estación, de paso también estaba renunciando a continuar con una carrera como locutor para dedicarme a lo mío: la Economía. (…bueno, más o menos, porque lo mío, lo mío sí son los medios de comunicación, pero eso es material de otro post). El asunto es que muchas cosas han pasado desde que yo era un pequeñuelo de 14 años que escuchaba los éxitos de 1993 y quería tener su propio programa de radio.

Hoy, a ustedes que son mis cuates y que han ido poco a poco enterándose de las cosas que suceden en este sitcom al que algunos le llaman vida, los quiero invitar a que sean protagonistas de mi siguiente aventura radiofónica. Sólo recuerden que es un secreto y que no se lo pueden decir a muchas personas… únicamente a algunas pocas.

Un grupo de cuates y yo hemos decidido hacer una estación de radio. El proyecto es bastante más complicado y ambicioso que eso, pero la parte pública con la que comienza este esfuerzo es una estación de radio.
Sin embargo, como los cuates con los que estoy haciendo esto no se apellidan ni Slim, ni Azcárraga, ni Salinas (nota mental: hacer una depuración de mis cuates y buscar nuevos amigos), pues hemos comenzado con lo sencillito: una estación de radio en internet. Su nombres es Básico.fm y pueden entrar desde cualquier computadora escribiendo: www.basico.fm

Como cuates que somos, les pido su comprensión si en estos días no todo funciona bien. Como el proyecto aún no es público estamos haciendo pruebas que en algunas ocasiones significan moficar contenidos o limitar la transmisión.

Eso sí, cualquier comentario que tengan, será bien recibido, pues la programación está pensada para que les guste.

A ver… no sé si me leyeron bien. La programación está pensada (manufacturada, hand-picked, escogidita) para que a ustedes les guste (les raye, les encante, les cause éxtasis y placer). Es una estación que quiere ser querida. No más, no menos. Pensando en ustedes también está un tag-board para que expresen sus opiniones y propuestas. Y, ya que estamos en la onda bloggera, cada uno de los locos que estamos metidos en esta aventura tenemos un espacio para expresarnos ‘como si estuviéramos al aire’ en una estación de radio cualquiera. Lo curioso es que ahí se podrán enterar de todas las cosas que se ven involucradas en un proyecto radiofónico. Es algo así como Big Brother meets The Aprentice pero sin Donald Trump ni el ‘Burro’ Van Rankin.

Dénse una vuelta y pásenle el link a los cuates que nomás no hallan qué escuchar.

En un país donde la oferta radiofónica sólo está compuesta por noticias y música pop en español, poder escuchar buena música, es básico.

Written by Salvador Leal

agosto 10th, 2004 at 2:32 pm

De vuelta

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No les voy a platicar de todas las cosas que no he hecho en mi vida, por razones de pudor, prudencia y salud mental propia. La lista es larga, no crean… y bastante multifacética también. Incluye varias películas que muchos considerarían como básicas (las de Freddy Krueger, todas las de Rambo y Rocky, Terminator I y Basic Instincts), mucha música que nomás no ha llegado a mis oídos (hay una cantidad infinita de DJ’s, artistas, bandas y proyectos cuya existencia no he conocido y que incluye a Pink Floyd y a José Alfredo Jiménez) y también libros, pintores y lugares que para alguien que está ávido de conocimientos e información es un cuasi-pecado no conocer. Un ejemplo claro es la ciudad de Cuernavaca. No hay persona que se precie de ser chilango que no haya comido quesadillas en Tres Marías y disfrutado del benévolo clima de Cuerna®. No haber ido a Cuernavaca es tan imperdonable como si uno no conociera Acapulco (que, por cierto, fue un pecado del que fui redimido hace apenas unos seis años).

Otra cosa que jamás he hecho, ha sido manejar en carretera.
Llámenme niño mimado, hijo de mami y papi o ñoño. Nomás nunca se ha prestado la ocasión para que yo agarre mi coche y me vaya a algún lugar en carretera. Cuando salimos de viaje con cuates, siempre son otros los que manejan (Peter y Joe fueron los conductores designados para el viaje a Montreal, por ejemplo), así que ha pasado el tiempo y Salvador simple y sencillamente nunca ha estado al frente de Indiana recorriendo los caminos de México.

Ahora que saben esto, se podrán imaginar la cara de mis papás cuando les dije que tenía que ir a Cuernavaca a una reunión con diputados. Para poder llegar hasta allá había dos opciones: o me iba con los diputados o me iba manejando solo… y como mis papás, antes que otra cosa, son bastante prudentes y precavidos, prefirieron que me fuera manejando solo por primera vez, antes de dejarme en las garras de nuestros queridos legisladores.
El detalle de manejar a Cuerna® tiene otro reto que procedo a explicarles y que, insisto, cualquier habitante del Distrito Federal mayor de 16 años que se haya ido de pinta a aquella zona, podrá constatar. El detalle que aumenta el grado de dificultad de manejo en la carretera México-Cuernavaca es la presencia de… La Pera™.

Para aquellos que no viven en las inmediaciones de la zona metropolitana de la Ciudad de México, les explico que La Pera™ es algo así como el monumento a la planeación a la mexicana. Imaginen que un grupo de ingenieros y planeadores carreteros deciden hacer un camino que una al Distrito Federal con la ciudad de Cuernavaca. Comienzan del lado de la ciudad capital y van recorriendo y derribando montañas enteras para abrirle paso a una modernísima carretera de tres carriles (cuatro en sus mejores momentos) que es el inicio del camino más rápido entre la costa del Pacífico y el centro del país.
De repente, un maistro albañil se acerca al Ingeniero en jefe:
(albañil) «Oiga inge…»
(Ingeniero, mirando por encima del hombro) «¿Dígame, Godínez?»
(albañil) «Se me hace que ya nos pasamos, m’inge»
(Ingeniero) «¿Cómo que ya nos pasamos?»
(albañil) «Pos sí… ¿a poco la carretera no iba a pasar por Cuernavaca?»
(Ingeniero) «Así es»
(albañil) «Pos… pos esque, Cuernavaca está allá atrás!»
(Ingeniero) «¡Cómo que está allá atrás! No diga tonterías Godínez, que no ve que…»
(el ingeniero voltea, ve en dónde está la carretera, ve en donde está Cuernavaca)
(Ingeniero) «ME LLEVA LA CHIN***!!!»

Pues así es. La carretera que une a la ciudad de México con Cuernavaca da una vertiginosa y complicada vuelta de -literalmente- 180°, que la sabiduría popular ha bautizado como La Pera™ por su similitud con esa fruta.

Y debido también a esa similitud, la curva es algo así como la Curva de la Muerte, especialmente entre los jóvenes inexpertos que manejan esa carretera por primera vez (entra música de suspenso: chan chan chaaaaaaaaaannn)

El jueves en la mañana, salí con rumbo a mi reunión con los diputados muy temprano y dejé a mis papás recitando todos los rezos que se saben, desde el Credo hasta la Oración de Unción de los Enfermos. Y, obviamente, como era la primera vez que manejaba en carretera (bueno, he manejado la que lleva a Pachuca, pero esa es de chocolate) me fui especialmente lento. y uando llegué a La Pera™ poquito faltó para que me bajara a empujar el coche en lugar de pasar por ahí manejando.
Ya cerca de Cuerna®, me comuniqué con la organizadora del evento, sólo para enterarme que en esta ocasión tampoco conocería la Ciudad de la Eterna Primavera: el evento había sido cambiado a Zacatepec.
«¡Zacatepec! Y dónde queda eso!!» le pregunté a la organizadora.
«Adelantito de Alpuyeca… no hay pierde!» respondió y me colgó.

Pues ahí tienen a Salvador recorriendo Los Caminos del Sur™ buscando el lugar del evento, que terminó siendo en un campo experimental del gobierno. La reunión duró todo el día y, cuando comenzó a oscurecer, decidimos darla por concluída.

Todos comenzamos a despedirnos y cuando me dirigía a mi coche, me di cuenta que se veía medio extraño.
Una de las llantas traseras estaba totalmente desinflada.
¿Qué pasará?
¿Nuestro protagonista podrá salir del oscuro campo experimental para regresar a su casa en donde lo esperan sus angustiados padres?
¿Cómo podrá conseguir a alguien que le arregle la llanta a esas horas de la noche en un pueblito perdido del estado de Morelos?
¿Qué hará alguien que jamás en su vida ha cambiado una llanta y que a duras penas sabe ponerle gasolina al automóvil?
No se pierdan la continuación de esta inquietante historia…

Written by Salvador Leal

agosto 9th, 2004 at 4:22 pm

Ausente

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Okey, okey.
Acepto que hace unos días que no posteo. Pero créanme que no ha sido por falta de ganas, sino por falta de oportunidad y/o de una computadora con internet.
Mientras les cuento qué ha pasado, ahí les va un resumen ejecutivo:
– Me fui a un a reunión en Cuernavaca.
– Fue la primera vez que manejo en carretera (sí, son un niño mimado… y qué!)
– Se me ponchó una llanta.
– No, no aprendí a cambiar llantas. Más bien aprendí que hay alguien allá arriba a quien le caigo muy, PERO MUY bien.
– No hay nada como ‘netear’ con diputados.
– Me fui a Cuernavaca, ahora estoy en Michoacán.
– Estoy en una Reunión Familiar™ con primos y tíos que jamás en mi vida había visto.
– Regreso el domingo.
– Ya les contaré con calma todas mis aventuras de fin de semana.
P.D. Para nuestros amigos de otras nacionalidades que no están familiarizados con el verbo ‘netear’:
‘Netear’ proviene del sustantivo ‘Neta’ que, en mexicano, significa verdad incuestionable.
Si estás ‘diciendo la neta’, significa que eres sincero y estás diciendo la verdad. Sin embargo, ‘netear’ se aplica de una manera distinta en este caso.
Cuando uno está en un grado superlativo de ingestión alcohólica, uno comienza a sentir que la persona con la que uno está bebiendo es su cuate, su broder, su hermano del alma. El alcohol, como buen lubricante social, hace efecto y las ‘verdades’ y ‘netas’ comienzan a surgir. Uno, por lo tanto, comienza a netear con su compañero de copas.

Written by Salvador Leal

agosto 7th, 2004 at 5:11 pm

We Need You!

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Muchos de los lectores de este blog son estudiantes universitarios que en algún momento (si el Gobierno del Cambio™ se los permite) querrá entrar a trabajar. Unos, por razones de urgencia, desean trabajar de cualquier cosa. Otros (la mayoría por lo menos de los que yo conozco), están esperando a que Carlos Slim en persona llegue un día a su mesa del Sanborn’s y les diga que por accidente escuchó la conversación que estaba teniendo y que las ideas que expresaba lo hacen el candidato perfecto para ser el nuevo Director General de Grupo Carso.

Entre estos dos extremos, se encuentran quienes andan buscando una chamba interesante, con posibilidades de crecimiento y en un lugar donde el ambiente de trabajo sea más o menos soportable. A ellos va dedicado este post.

Como ya les había platicado, necesito un achichincle.
Para esto, he comenzado un proceso de reclutamiento que jamás pensé que fuera tan divertido. Comencemos por decir que, las personas de las que hablaré aquí, son egresados de universidades ‘privadas’ que, en este país, algunas veces les damos mayores cualidades que a las universidades públicas… importancia que está absolutamente infundada, como demostraré con los destellos de genialidad de los estudiantes que me enviaron su currículum.
Así pues, este post recopila las perlas de sabiduría de las personas que quieren (pobrecillos) trabajar conmigo. Cuando pienso que de uno de estos autores saldrá mi próximo partner in crime, recae sobre mí una enorme duda: no sé si reir o llorar.

A continuación, tips prácticos de qué hacer y qué no hacer cuando redactes tu currículum.

1. Word (el procesador de palabras en las que se manejan el 99.9% de los documentos del planeta) tiene un excelente asistente para hacer un currículum vitae. ÚSALO. No hay nada que te quite las ganas de leer un currículum, que alguien que usó 5 hojas en donde la primera dice ‘Currículum Vitae’, la segunda solamente tiene tus datos personales, la tercera tus logros académicos y la cuarta tu experiencia profesional. El que lo lee simplemente no llega a la quinta.

2. Cuando uses el plural de currículum, puedes decir ‘currículos’ y hasta CV’s. Es más, si quieres pasarte de listo e impresionar al reclutador, utiliza ‘currícula’ (plural latín de currículum). Jamás utilices ‘currículums’. Si el que tiene el poder de decisión es un ñoño (como yo), ya te jodiste.

3. Está muy bien que te eches flores (finalmente, estás hablando de tí mismo), pero cuando escribes que eres:

Analítica, Proactiva, Responsable, Organizada,
Capacidad numérica, Facilidad
de palabra, Rápido Aprendizaje.
Acostumbrada a trabajar bajo presión,
Habilidad para
trabajar individualmente y en equipo.

Suena más bien a que estás buscando pareja y no trabajo. En pocas palabras, suena a que tienes demasiadas cualidades, pero que si tuvieras ‘Inteligencia™’ o ‘Sentido Común™’ no escribirías todo eso.
Otra cosa: aprende a usar las mayúsculas. No pongas mayúsculas a frases como Rápido Aprendizaje o Facilidad de Palabra. Está bien para burlarse de ellas en un blog y escribirlas como si fueran ‘marca registrada’, pero no en una solicitud de trabajo.

4. Dicen que la tasa de empleo de este país es bastante alta (el desempleo está por ahí del 2.3% de la población que puede trabajar, mientras que en países desarrollados ronda por el 10%), pero el asunto no es si tienes chamba o no… sino qué calidad de trabajo tienes. No sé qué tan bueno sea estar ‘empleado’ como franelero en las esquinas, por ejemplo.
Mi punto es, está bien que hayas trabajado antes, pero piensa dos veces antes de poner tu referencia laboral en tu CV. No me dice mucho que tengas:

Experiencia en relaciones publicas en Worka y Mantra lounge and bar

o como:

Barman, elaboración de bebidas

Otro detalle: Word tiene un excelente programita de revisión ortográfica. ÚSALO.

5. Debido a una horrible costumbre gringa, de algunos años para acá se estila poner en el CV un ‘Objetivo’. El ‘Objetivo’ es la primera señal de si el aspirante al puesto vale la pena ser considerado o si es un perfecto imbécil. ¿Qué puede pensar uno de alguien que tiene por objetivo…

Dirigir una de las empresas mas importantes del D. F., de no ser así, contribuir
para que esta lo sea en un futuro.

Además, y perdona que sea reiterativo, UTILIZA EL CORRECTOR DE ORTOGRAFÍA DE WORD.

6. Hay una parte (al final y bastante secundaria) donde hablas de tus intereses extra-curriculares. Mídete. Uno pide tus hobbies principalmente para saber que eres algo cercano a un ser humano integral. El reclutador no está interesado en saber que tus actividades de esparcimiento incluyen:

Lectura, charreria, cocina, fútbol, pilates, spinning, bordar.

Tampoco me interesa saber que, el hecho de ser parte de la selección nacional de natación,

ha contribuido a formar alta responsabilidad, compromiso,
fijación de metas
y cumplimiento de objetivos a corto y largo plazo

Guárdate esos comentarios para cuando te estén entrevistando en la tele y seas candidato a algún puesto de elección popular. O para tu biografía oficial en el Diccionario Enciclopédico del Gobierno Mexicano. Evítalo en tu currículum.

7. Si en tu solicitud pones:

Coordinadora del grupo de liturgia de la Parroquia del Sagrado Corazón de Jesús,
tesorera del comité de mejoramiento de la Capilla de la Preciosa Sangre.

atente a las consecuencias.

Written by Salvador Leal

agosto 3rd, 2004 at 7:45 pm

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La cantidad de trabajo que tengo desde hace algunos días está apunto de acabar con mi salud mental. Estaba justo escribiendo este blog cuando me llamaron a una junta (otra más) para darme más trabajo. Todo para el miércoles, o para mañana.
La cantidad de trabajo que estoy haciendo es suficiente como para tronar a tres personas… y yo ya llevo varios días con este tren de vida.
Necesito urgentemente a un asistente (o achichincle o algo a quien le pueda delegar la cantidad estúpida de trabajo), yo lo sé, lo sabe mi jefe y ya lo estamos buscando. Lo curioso también, es que la cantidad de chamba es tanta, que no tengo tiempo de entrevistar a los que han mandado su currículum.
En pocas palabras, necesito a alguien que me ayude a encontrar a alguien que me eche la mano.

Citando a Demóstenes (cfr. Don Gato y su Pandilla): ‘Sufro, sufro, sufro, sufro’

Written by Salvador Leal

agosto 2nd, 2004 at 1:32 pm