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La vida irreal de Salvador Leal

Archive for the ‘nostalgia’ Category

Las 5 del Viernes

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En esta ocasión contestaré las preguntas que vienen incluídas en el ring de Las Cinco del Viernes. No, no es nada parecido al Deadly Viper Assassination Squad… es un blog que semana tras semana publica 5 preguntas con la finalidad de que las comunidades bloggeras nos conozcamos mejor. Bueh, esa es la finalidad de Las Cinco del Viernes, la neta es que yo lo utilizo cuando tengo tantas cosas que escribirles que no sé por cuál empezar.
Ahí van:

1)Si pudieras viajar 7 años hacia el pasado ¿Qué advertencia te darías a tí mismo?
(dios… ya voy a cumplir 25 años!)
Siete años al pasado significaría que tendría 17 años a punto de cumplir 18. Que estaría en sexto de prepa en el CUM (ironías de la vida el nombre de mi escuela, ¿no?) y que estaría tremendamente preocupado por mi incipiente entrada a la universidad.
La advertencia que le daría al pequeño Salvador sería que aprendiera a equivocarse… que no se acostumbre, pero que aprenda a asimilarlo y superarlo. Que escoger la carrera equivocada en la escuela equivocada (que es lo que estás a punto de hacer, idiota!) vale la pena si al final descubres tus verdaderos intereses.
Quizás te hubiera recomendado un año sabático. La verdad es que no estás lo suficientemente maduro para entrar a la universidad… y de todos modos te vas a tardar un año más en salir y mucho tiempo más en graduarte!!

2)Define tu vida en solo 3 palabras.
Increíblemente afortunada. Gracias.

3)Tu casa se está incendiando.Todos tus seres queridos y mascotas ya están a salvo,y sólo falta que salgas tú.Sólo hay tiempo de cargar con un objeto de tu habitación ¿Qué cosa rescatas?
¿Creen que la pregunta tiene tintes de delirio de persecusión? Pues esta misma pregunta yo me la hice hace algunos años y gracias a ello tengo un portafolios a un lado de mi cama donde tengo todas las cosas importantes que se han acumulado a lo largo de mi vida. No importa si son pequeños pedazos de papel o una corcholata. Cada uno de esos artículos me remonta a varias fases de mi vida por las cuales tuve que pasar para llegar al lugar en el que estoy ahora. Ese portafolio lo abro de vez en cuando y mucho más de vez en cuando le agrego algo… principalmente porque está a punto de reventar.

4)¿Qué tienes actualmente como wallpaper en tu monitor?
En el monitor de la compu de mi chamba, en el de mi cuarto y en mi nueva laptop (luego les platico!) tengo la misma imagen. Está extraída del libro de uno de mis autores favoritos (Generation X, Douglas Coupland) y es esta:

5)¿Qué es lo más aterrador que podría sucederte?
Uy! La verdad es que tengo una imaginación muy activa y se me ocurren muchísimas cosas que podrían ser aterradoras. Pero las que están en mi top 10 no las diría por simple miedo a que se cumplan… o ¿qué? ¿¿a ustedes no les pasa eso??

Written by Salvador Leal

febrero 26th, 2004 at 6:50 pm

El correo

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*SalvadorLeal.com y su calificada red de distribuidores, presentan*
El Correo!!… y otros detalles más

El día de hoy voy a responder públicamente a dos que tres correos electrónicos que hay llegado a mi cuenta con algunos comentarios que, creo, es bueno ventilar.

«¡por favor! no uses tanto el ingles en tus escritos es un gran barbarismo, es casi como si el 14 de febrero fuera tu día más esperado en todo el año. saquele provecho a nuestro bonito idioma.»

Mmmmmm. Sí, es lo mismo que mi mamá me dice todo el tiempo. Pero, créeme, no todo el tiempo es así. Como había platicado en un post anterior, una de las tantas cosas que he hecho para no aburrirme en esta vida fue estudiar dos carreras al mismo tiempo: una por hobbie y otra por ‘obligación’. Al final, la carrera que estudié por ‘obligación’ me terminó gustando tanto, que ahora voy por la vida disfrazado para todos lados de economista… sin embargo, la otra carrera (mi carrera hobbie) era Letras Hispánicas. De hecho, el título original era Letras y Literatura Hispánicas… y pues resulta obvio que no puedes estudiar una carrera así con una fijación por el inglés como la que quieres achacarme.
De hecho, las frases en inglés las utilizo por dos razones: la razón práctica y la flojera. La razón práctica es que el inglés muchas veces es más directo y expresa de mejor manera qué es lo que quiero decir (i.e. no es lo mismo decir ‘una experiencia increíble’ a ‘a breath-taking experience’). La otra razón -la flojera- es debido a que muchas veces me da pereza mental buscar en mi archivo de vocabulario la palabra que necesito en español… y la que más está a la mano es la palabra en inglés.

Finalmente, y para terminar con el choro del inglés, resulta que una parte de mi vida laboral la pasé en una empresa donde el idioma oficial es el inglés y el segundo idioma oficial también es el inglés. Parafraseando a una ex-jefa: ‘si no lo puedes decir en inglés, mejor no lo digas’. Para más información de la enfermedad conocida como ‘procterismo’, ve aquí.

El siguiente correo viene de alguien que próximamente entrará a la vida universitaria y que visitó el Infierno Tecnológico Autónomo de México (ITAM) en búsqueda de opciones:

aaahhhhhhh casi lo olvido. es un hecho en el ITAM van el 80% de los hombres mas guapos de la ciudad, no puede ser posible. espero que esto ayude a encontrar mi verdadera orientación vocacional.

El comentario habla por sí solo. Lo único que me gustaría es que adivinaran si quien escribe es hombre o mujer… (jejeje, algunas veces me gusta jugar con la apertura que ostenta este blog). Sin embargo, no es grato no poderse contar dentro de ese 80%… uno se puede sentir el patito feo del mundo universitario.
Seguimos, ahora revisando algunos de los comentarios que surgieron a partir de la Práctica 28.

Por cierto, tu crónica de la Práctica 28 fue muy buena, en un
principio. Describiste muy bien el escenario, los personajes estaban muy bien
trazados y prometían una mezcla corrosiva, la anecdota era muy buena, oscura, clandestina y lo suficientemente morbosa como para llamar la atención
de todos los que todavía no hemos superado del todo la pubertad y nos
divertimos con películas como American Pie, Revenge of the Nerds, etc.

Quien escribió esto le dio al clavo al 100%. Una de las muchas razones por las que no me gusta/no acepto que me gusta mi cumpleaños es debido a que, mentalmente, sigo teniendo 13 años. 14 a lo mucho.
Como tú dices, la anécdota es lo suficientemente morbosa para aquellos que no hemos superado la pubertad; todos los demás la encontraron demasiado naive y light (¿ves cómo si funciona esto de los anglicismos?) Sin embargo, para aquellos que somos los suficientemente inmaduros (o ñoños) como para que nos gusten no sólo American Pie sino Road Trip también (y que estamos esperando ansiosos ‘Euro Trip’) el hecho de que la historia que conté haya sido verídica, le da un toque que nos hace sonreir.

Desafortunadamente falló a la hora de la verdad, cuando los hombres se distinguen de los americanistas. Te pasó lo mismo que a los hermanos Wachowski con The Matrix, bueno, no tan gacho, pero si le faltó un giro inesperado, un final dramático, alguna reflexión sobre la condicón humana, una frase estilo Star Wars o Kill Bill, etc. (…) En pocas palabras, creo que sufriste del síndrome del eyaculador precoz…. te falló a la hora de la hora.

Diablos!! El comentario tocó puntos sensibles!!
Sin embargo, es curioso como nuestro lector compara la inocente (ja!) tarea de escribir un blog con otro tipo de actividades… y cómo el resultado le puede ser tan satisfactorio y llenador como otros resultados también finales. ¡No te trages todo! Dicen que la experiencia hace al maestro. A mí nomás me hace falta práctica… tú siéntate, relájate y deja que este blog te cubra con sus comentarios. Prometo mejorar.

Finalmente, dos cosas:
1. Les recuerdo la existencia del lugar de donde comenzó todo: SalvadorLeal.com. Es medio pitero de tres varos, pero son tres varos queridos y hechos con la mejor de las intenciones. Les recomiendo que se den una vuelta y si ven algo en esta vida que valga la pena compartir pero no quieren abrir su blog, mándenlo y con gusto lo publicamos. Si entre sus curiosidades tienen fotos que deseen compartir con la comunidad, también son bienvenidas. Prometo dar el crédito.

2. He añadido varios links a la sección de ‘New Kids on the Blog’. Les recomiendo que les den una buena repasada diariamente (-ejem- ojalá no vayan a sustituir su visita y dejen de leer SalvadorLeal.com!!). De la misma manera que este blog, el resto de los links exigirá de su inteligencia y criterio. Todos son de calidad e ingenio indudables… para que vean que no soy el único pirado que publica cosas en internet.

Written by Salvador Leal

febrero 24th, 2004 at 11:54 pm

La Práctica 28 (4a. Parte y última)

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Antes de este largo silencio, habíamos dejado a nuestros protagonistas con la penosa misión de conseguir una muestra de células sexuales masculinas (nótese que en todo lo que llevo de la historia no he utilizado una palabra más directa para no herir los ojos de inocentes que pudieran estar leyendo este blog). La tarea era difícil: conseguir las muestras, comprobar que no eran nuestras y conseguirlo antes que los inútiles que teníamos por compañeros de equipo.

Para los que piensen que conseguir una muestra de este tipo es fácil… es porque nunca han estado en la necesidad de obtenerla de una manera que no sea ‘la natural’. ¿Dónde se puede comprar ese tipo de cosas? ¿Cuánto cuesta? ¿Cómo saber que es una muestra auténtica y no es engrudo… o peor aún, cómo saber que es de humano?

La búsqueda era contra reloj y era claro que teníamos que conseguir las muestras lo más pronto posible. Así que comenzamos por donde cualquier investigador de buen nivel comienza:

– (voz gangosa de señorita) «Telmex agradece su preferencia, está usted llamando al Cero-Cuarenta, Servicio de Información, ¿qué número le proporciono?»
– «Señorita» (con un poco de nerviosismo) «quisiera que me diera el -ejem, ejem- teléfono de…. mmmhmm…. -ajum- de un banco.. de mmm…. un banco de…… ehm»
– (voz gangosa) «Me podría repetir el nombre del Banco, ¿por favor?»
– (más carraspera) «-Ejem- Un banco…. pues…. de…. mmmm….ehjm»
– (voz gangosa con un toque de impaciencia) «¿Un Banco de qué?»
– «se-hmjn»
– «¿Podría hablar más fuerte?…¿Necesita un banco de sangre?»
– «No, señorita…. un … banco de se……hmjnm»
– «¿De qué? Mire joven si esta es una broma déjeme le digo que…»
– «¡¡DE SEMEN!!, ¿¿ME OYÓ?? ¡¡¡Necesito el teléfono de un banco de semen!!!»
(silencio)
(detrás del silencio de la señorita sólo se escuchan murmullos del resto de las mujeres que atienden el servicio del 040)
– (voz ligeramente temblorosa) «Permitame un momento»

La músiquita de espera sólo sirvió para ponerme todavía más nervioso de lo que ya estaba. Cuando me volvieron a contestar, una voz masculina que se escuchaba como el Supervisor, me contestó:

– (voz norteña) «Me dice la operadora 4567 que le está usted faltando al respeto. Le informo que de acuerdo a la Ley General de Comunicaciones, usted podría estar cometiendo un ilícito que conllevaría a la pena de…»
– (a punto de perder el control) «No no no no… mire usted… lo que sucede es que »
– «Sepa usted que esta es una empresa con un altísimo nivel moral y que…»
– «No, no… espere, creo que no me he explicado bien»
– «Lo escucho»
– «Por razones… mmhmm… académicas… necesito el teléfono de un banco…. pues… de… en fin.. la señorita ya se lo ha de haber dicho… ¿no?»
– «…razones académicas?»
– «Así es… cien por ciento razones académicas»
– «A ver», se oye que le dice a la operadora, «dele un número al joven y que se vaya»

La operadora me da el número y lo marco con la prontitud que tiene alguien que sabe que ha estado en una posición bastante incómoda durante mucho tiempo y que desea salir lo más rápido posible de ella.

– (voz de señorita sexy) «¿Buenas tardes?»
– (medio sacadón de onda por la voz de la señorita) «Esteeee… sí… buenas tardes… estoy hablando al…ejem… banco de semen?»
– (voz sexy) «Sí.. así es»
– «Mmmmm…. pues…. estaba interesado en comprar…mm… adquirir…. esteee…. bueno… quería obtener algunas muestras»
– «Claro que sí, con mucho gusto»
– «¿Me…mmm… podría dar los precios de…. las muestras?»
– «Cómo no, mire: nuestros precios van primero por volumen y luego por el origen del semen»
– «Co..co… cóoomo??»
– «Así es, después de los 25 litros de semen se le comienza a hacer un descuento que consiste en el 2.2% menos del precio normal»
– (en shock total) «¿¿¡¡¡¡¿¿¿VEINTICINCO LITROS??!!!!???»
– (medio sacada de onda) «¿… de dónde nos marca?»
– (pensando que mi imaginación no da para imaginarme 25 litros de semen) «De aquí… de la ciudad de México»
– «¿Y de cuántas cabezas de ganado estamos hablando?»

Después de pasar 10 minutos tratando de entender por qué me habían dado el teléfono de un banco de semen vacuno en el servicio del 040 y después de otros 10 minutos para recuperarme del shock de la llamada, la búsqueda continuó. Yo estaba a punto de darme por vencido, cuando mi amigo me llamó y me dijo que, providencialmente, nuestro problema había quedado resuelto.

Resultó que mi amigo tenía un tío médico, que a su vez tenía un amigo ‘médico’ que tenía una ‘clínica’ en avenida Revolución y que el amigo del tío nos podía ‘facilitar’ las muestras que quisiéramos. Lo único que teníamos que hacer era ir por ellas.

«Lo único que no me gustó» dijo mi amigo mientras nos subíamos al microbús que nos llevaría por todo Barranca del Muerto rumbo a Revolución «fue que me dijo que las muestras podrían ser tan frescas como nosotros quisiéramos»

Yo pensé lo peor.

Y lo peor fue exactamente lo que sucedió.

Uno sabe que la ‘clínica’ no puede ser muy seria si se encuentra justo enfrente del mercado de Mixcoac. Y menos si en la esquina tiene un letrero que está café por efectos de la corrosión y la humedad. El tugurio aquél todavía existe y pueden verlo si pasan por Revolución; su nombre… Clínica Maya. Tenía toda la pinta de ser una clínica de abortos. No dudo que lo fuera.

Al entrar, fuimos recibido por el ‘doctor’ amigo del tío de mi cuate. No piensen en Nick Riviera (cfr. The Simpsons), piensen más bien en Sergio Andrade viviendo en su hábitat natural. Por el oscuro pasillo que llevaba a la oficina del ‘Doctor’ se escuchaban algunos gemidos de personas que, seguramente, no estaban bien anestesiadas en aras de una cirugía más económica.
Los consultorios, que eran como pequeños cuartos de motel de paso, daban la idea de que la higiene no era un concepto olvidado en la ‘clínica’… simplemente era un concepto que jamás había sido aplicado en ese lugar.

Finalmente llegamos al fondo del pasillo, a un pequeño privado donde el ‘doctor’, que parecía ser el que regenteaba el lugar, tenía sus aposentos. Una vez adentro de su ‘consultorio’, lo único que se llegaba a escuchar era el suave murmullo de una radio que estaba sintonizada en una estación de música en inglés cuyo nombre no conocí sino hasta un año después. Recuerdo que cuando entramos sonaba el último éxito de Billy Joel, ‘River of Dreams’.

«Ahora sí, mis niños» dijo con una voz suave y muy controlada voz; como alguien que tienen la tos atorada en la garganta pero que no se puede dar el lujo de toser, «díganme qué es lo que necesitan»

Le explicamos, lo más brevemente que pudimos, nuestra situación y lo que requeríamos: muestras de células sexuales masculinas y una carta que demostrara que provenían de personas distintas a las que en ese momento le hablábamos.

«Pues les puedo dar las muestras sin mayor problema» dijo, muy serenamente, «pero deben saber que las personas que vienen a donar el material que ustedes necesitan, siempre piden mantener sus nombres en calidad de confidencial»

– «Una carta que diga que proviene de otra persona será más que suficiente» dijo mi amigo que tenía todavía más ganas de salir de ese lugar que yo.

El doctor sacó dos pequeños vasitos de plástico de su escritorio y se dirigió a un pequeño anexo que estaba a su lado izquierdo. Al abrir la puerta, pudimos alcanzar a ver una mesa de exploración como las que usan los dentistas y, sobre ella, las piernas ansiosas de una persona que parecía estar esperando la llegada del ‘doctor’.
El doctor cerró la puerta mientras la radio murmuraba ‘The Return to the Innocence’ de Enigma. En aquel entonces yo no tenía idea de cómo se llamaba la canción ni quién la cantaba, pero hasta la fecha estoy convencido de que los gemidos de la canción opacaron los sonidos que provenían del anexo del ‘doctor’.

A la mañana siguiente, llegamos con dos frasquitos que tenían una generosa porción del material que había sido requerido para el laboratorio.

Mi amigo y yo pasamos muchas aventuras más durante el resto de la secundaria y parte de la prepa. Pero nunca volvimos a platicar del tema de la práctica 28 ni de la forma en que conseguimos las muestras ‘frescas’ para el Laboratorio de Biología.

Written by Salvador Leal

febrero 9th, 2004 at 1:34 pm

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La Práctica 28 (3a. parte)

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En el capítulo anterior, habíamos dejado a nuestro protagonista viendo desesperanzado las tres opciones que se le mostraban para la resolución de su problema:
1. No llevar nada
2. Obligar a dos de los miembros del equipo a que llevaran la muestra, corriendo el riesgo de que no llevaran nada o, que en el mejor de los casos, llevaran un vasito con concentrado de agua de horchata.
3. Ya fuera yo o mi otro compañero de equipo responsable y cumplido lleváramos la muestra

De todas las opciones, la tercera era la que tenía más probabilidades de éxito pero al mismo tiempo, la que se prestaba más para la injuria y la descalificación por parte, no sólo de nuestros otros compañeros de equipo, sino inclusive del resto del salón. Hay terrenos de la dignidad humana que hasta los ñoños hemos de saber evitar y ése era uno de ellos.

Después de mucho pensar y repensar, una idea golpeó nuestros pequeños cerebritos y decidimos utilizar una forma no convencional para obtener las muestras: haciendo un concurso.

– «La mecánica es simple», les explicamos al resto del equipo, «la persona que logre obtener las muestras y que compruebe que lo que obtuvo es el resultado del esfuerzo de alguien más, gana la prueba»
– «O sea, ¿cómo?» dijeron nuestros compañeritos que a duras penas podían juntar palabras en su boca para escupir frases.
– «Sí, mira: supongamos que yo llego el próximo miércoles con un vasito lleno; debo poder comprobar que no es mío, que lo conseguí de otra manera y así ganas»
– «¿Y qué gano?»
– «El concurso»
– «Sí, sí… pero ¿qué gano si gano el concurso?»
«Diles que pueden tomar lo que reste de las muestras!» pensaba para mis adentros… pero lo que realmente dijimos fue:
– «Asesoría personalizada para todos y cada uno de los exámenes finales; dos ñoños a tu entera disposición para resolver dudas, prestarte cuadernos… en fin, te ganas un ‘couch académico'»
Los ojitos se les iluminaron y en ese momento supimos que habían caído en la trampa: ellos tenían una motivación para obtener las muestras a como diera lugar, pero cuando les pidiéramos que nos demostraran que ninguno de ellos había proveído de la materia prima para la práctica, no podrían hacerlo y nosotros nos reiríamos de ellos en sus caras, tomaríamos las muestras, haríamos la práctica, sacaríamos diez y seríamos felices. Desde luego, no tendríamos por qué ser sus ‘asesores académicos’ pues el concurso consistía en comprobar que la muestra no provenía de ellos.

Así llegó la semana en la que todo segundo de secundaria tenía que pasar al laboratorio a realizar la ahora mítica práctica 28. Las amenazas de los padres de familia habían sido inútiles para detener al profesor Astorga y sus maquiavélicos planes de perversión juvenil. Nosotros, el salón 23, tendríamos la práctica hasta el miércoles, por lo que tendríamos tres días para ver las reacciones de los otros salones.

Pero nunca nos esperamos que sucediera lo que sucedió.

Los baños del colegio no fueron suficientes para satisfacer (verbo bien usado) la demanda de sus usuarios. ¡¡Había colas para entrar al baño!! ¡¡Había gente vendiendo vasos enteros de muestras para la práctica 28 por los pasillos!! ¡¡Había centenares de personas COMPRANDO las muestras!!

Y cuando digo centenares de personas, no exagero. Mi generación -sólo 2o. de secundaria- era nada más de 650 personas! Los salones de primero y tercero, que no sabían nada de la práctica 28, pronto se enteraron de la situación y en lugar de alegrarse de no tener ese tipo de maestros de biología, decidieron unirse a la ‘celebración’ visitando, ellos también, los baños del colegio.

Eso era una bacanal. Una orgía. Era todo un espectáculo.
Era, además, la orgía más privada y solitaria que se ha visto nunca.

Para el descanso del mediodía de aquel lunes, se respiraba en toda la secundaria una tranquilidad que sólo las satisfechas y exhaustas hormonas adolescentes podían generar. Mi amigo y yo estábamos francamente alarmados; nos había salido el tiro por la culata. Ahora tendríamos que darnos a la tarea de encontrar las muestras por nuestro lado… y no teníamos la menor idea de cómo le íbamos a hacer.

…¿cómo resolvieron este nuevo problema nuestros jóvenes protagonistas, sin convertirse en la versión noventera de Tenoch y Julio, los charolastras de ‘Y tu mamá también’?
… no se pierdan la conclusión de esta historia… en exclusiva a través del blog de SalvadorLeal.com!

Written by Salvador Leal

enero 29th, 2004 at 3:32 pm

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La Práctica 28 (2a. parte)

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Como su número bien lo indicaba, la práctica de ‘Observación de Células Sexuales Masculinas’ era la número 28. Lo que significaba que durante todo el primer semestre de mi segundo de secundaria el tema de conversación era sólamente uno: la práctica 28.

Porque no sólo significaba lidiar con nuestras ya de por sí alborotadas hormonas. Había que lidiar con las ‘buenas conciencias’ de numerosas familias que habían enviado a sus retoños a una escuela-católica-solo-para-hombres con la esperanza, ya fuera de corregir los torcidos pasos de sus angelitos, o para asfaltar aún más el camino al cielo que tenían previsto para sus querubines. El alboroto fue tanto que los reclamos no se hicieron esperar y para mediados de octubre, ya había padres de familia formados afuera de la oficina del Director (conocido por todos como ‘Benny Hill’) reclamando que en una escuela de tan renombrado prestigio se permitiera fomentar «ese tipo de actividades». Claro, nunca nadie decía a qué actividades se referían… simplemente era «esas actividades».

Nuestro profesor de biología, un infame biólogo con el nombre de Eduardo Astorga, ya ni siquiera se tomaba la molestia de negarse a las numerosas citas con los padres de familia. Simplemente no había horario de atención a papás en lo que a la materia de Biología se refería. «Y háganle como puedan!» decía Astorga cada vez que llegaba a quejarse con los alumnos de tener padres tan persignados. Así pasó el primer semestre. Abrimos ojos de buey, matamos gallinas, disecamos patas de rana, cocinamos el cerebro de un sapo para poderlo exponer en frasquitos con formol… estar en su clase o trabajar en un rastro venía siendo la misma cosa. Cuando llegó enero, mis manos (y las manos de toda la generación) estaban arrugadas por el manipuleo constante de formol y cloroformo, y mi ropa nunca volvería a oler a nada que no fuera un laboratorio de biología.

Finalmente, llegó el día:

«Jóvenes» -nos dijo Astorga- «durante estos meses ha habido mucha presión por parte de sus padres para evitar que realicemos la práctica que corresponde a la próxima semana»
(murmullos)
«Silencio!» -dijo mirando fíjamente a cada uno de nosotros- «un murmullo más y su calificación comienza en 6»
«He platicado con el Señor Director y con el otro profesor de Laboratorio, y hemos llegado a la conclusión de que… Ramírez! Vaya inmediatamente por un reporte!!»
(Ramírez) «Pero profesor…»
«Le he dicho que vaya por un reporte»
(Ramírez) «…lo que pasa es que…»
«Le recuerdo a usted que aquellos que han querido probar mi paciencia no han querido repetir la experiencia. Salga inmediatamente del salón»
(Ramírez se levanta haciendo ruido con la banca y sale del salón)
(Dios… así era la vida en la secundaria. Quizás por eso me gusta tanto «La Lista de Schindler»)

(Astorga no suelta la mirada de Ramírez hasta que sale. Se voltea hacia nosotros)
«El asunto es que, el Señor Director y yo hemos platicado largamente del asunto y no hemos encontrado ninguna razón por la que la práctica 28 no se lleve al cabo»
«Les recuerdo que, al igual que con el pollo, las ranas y el ojo de buey, si no traen ABSOLUTAMENTE TODO EL MATERIAL REQUERIDO, tendrán cero en la práctica. Y que para aprobar la materia de Biología es requisito haber pasado primero el Laboratorio»
(un escalofrío recorre la espalda de todos al recordar que así ha sido todo el año)
«Habrán su cuaderno de prácticas. De la Peña, lea el material»
(De la Peña se levanta y lee con grandes dificultades pues sabe que si se ríe la clase tendrá a un reportado más)
«Escucharon bien jóvenes. Una muestra por equipo»
«No me importa de quién es la muestra, no me importa cómo la consigan, no me importa si la tienen que comprar, robar u obtener por métodos no convencionales. Si no traen la muestra FRESCA, tienen cero en la práctica. ¿Entendido?»
(murmullo de ‘si’)
«Fresca significa que no pueden comprarla congelada, pues sé hay lugares donde la venden congelada a precios estratosféricos. Fresca significa que no tenga más de 24 horas de antigüedad. Fresca significa Fresca»
«Ahora pónganse sus batas y pasen al laboratorio»

Los papás que, pasado un semestre, aún no se habían enterado de la práctica 28 se enteraron durante esa semana y hubo fuertes rumores de que sería cancelada y que correrían a Astorga justo después de excomulgarlo por pervertir a las jóvenes mentes del Instituto México Secundaria.
¡Pobres padres! Pensar que se puede pervertir aún más la mente de sus hijos inscritos en tan renombrada escuela marista no era ingenuo, sino estúpido.

Los equipos de laboratorio de Biología en los que me tocó participar a lo largo de mi carrera académica eran como un castigo divino que me invitaba a arrojarme a un barranco. Siempre terminaba yo («el ñoño de Leal») pasando en límpio los apuntes, escribiendo a máquina la práctica, haciendo todo en el laboratorio, dibujando los esquemas y anotando las conclusiones. El resto de los integrantes solía verme con una mirada que mezclaba la lástima con el triunfo. Yo, internamente, les pintaba cremas.
Ese año, segundo de secundaria, no fue la excepción. De cuatro integrantes de mi equipo, sólo dos (un amigo y yo) eramos ñoñamente responsables pues teníamos una fascinación casi orgásmica por sacarnos dieces y salir exentos. Los otros dos eran un par de patanes que jamás podrían distinguir entre un tubo de ensaye y un mechero Bunsen. Vaya, ni siquiera podían pronunciar ‘bunsen’ correctamente.

Hace poco, para entrar a Procter & Gamble me hicieron describir el problema más grande al que me hubiera enfrentado en mi vida… y por poquito incluyo el ‘the 28th practice incident’ en mi solicitud.
El asunto resultaba espinoso por donde lo viéramos:
– Si no llevábamos la ‘muestra fresca’ reprobaríamos y no podíamos darnos ese lujo
– Si obligaba a los otros dos patanes del equipo a que llevaran la ‘muestra fresca’ era muy probable que no la trajeran. Y no por falta de ganas de hacer el procedimiento requerido… simplemente porque tenían como política a)no pelarme, b)hacerme enojar a toda costa y c)empujarme a reprobar la materia a como diera lugar.
– Pero si yo era el que llevaba la muestra… bueno, supongo que ustedes entienden cómo quedaría ante los ojos de mi equipo. Ellos no habrían perdido la oportunidad de oro que una situación así les brindaría. Básicamente, no me la hubiera acabado.

…qué pasará?
…cómo resolverá nuestro protagonista tan duro dilema?
…quién terminó proveyendo la materia prima?
No se pierdan el siguiente bati-episodio, a la misma bati-hora y en el mismo bati-blog.

(Comentarios bienvenidos)

Written by Salvador Leal

enero 22nd, 2004 at 4:51 pm

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La Práctica 28

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No recuerdo quién me lo dijo. Pero sé que yo no fui el que hojeó el libro de prácticas de biología a principios de año. Si yo lo hubiera visto y lo hubiera dicho, sería una ‘ñoñada más de Leal’. Pero como no fui yo el que dio el aviso… se convirtió en el evento de ese curso escolar.

Era el año de 1993, el inicio de los noventas y, para mi generación, el inicio de lo que se puede llamar propiamente ‘vida’. Yo cursaba el 2o. de secundaria en un reclusorio de paga que se hacía llamar ‘escuela’. La característica principal de esta institución no sólo la conformaban los maestros orates y una disciplina que rayaba en lo irracional. No. Lo que realmente destacaba era que mi secundaria, el Instituto México, era sólo para hombres.

A primera vista, una secundaria sólo para varones no podría tener mucha diferencia de una escuela mixta. Sin embargo, las diferencias son abismales; el tipo de clases, las bromas en el salón, el lenguaje mismo y la educación en sí que se impartía en mi escuelita iba enfocada a convertir a niños de primaria en verdaderos monstruos dispuestos a quemar cualquier preparatoria que se dejara. Si alguna vez han estado en un mismo lugar con más de dos ex-alumnos de mi escuela, entenderán a lo que me refiero.

El asunto al fin y al cabo, es que yo no hojeé el libro de prácticas de laboratorio de Biología al inicio del año y que, gracias a eso, tuve que enterarme dos semanas después del gran escándalo que se había armado alrededor de esta materia. Sé que desde que mis antiguos compañeros de secundaria leyeron el título de este post, esbozaron una sonrisa de complicidad y nostalgia. Y es por eso que me he tardado un poco en realmente contar la historia que un amigo me hizo recordar el pasado fin de semana. La práctica 28 del laboratorio de Biología.

Podría decir que si ahora, diez años después, nos volvieran a poner una práctica de este estilo, podríamos mantener la cordura y la madurez para realizar la práctica… pero estaría mintiendo vilmente. Sería igual o peor.
Cualquiera que hubiera tenido la mínima curiosidad de hojear su «Libro de Prácticas de Laboratorio de Biología. 2o. de Secundaria. Biol. Eduardo Astorga Riquer» se hubiera encontrado, después de pasar la disección de ojo de buey, del cerebro de un sapo y justo adelante de la práctica del sistema nervioso de una gallina, con un peculiar título:
***
Práctica No. 28
Células Sexuales Masculinas
Objetivo: Que el alumno observe al microscopio células sexuales masculinas, identifique sus partes, dibuje lo observado, conteste las preguntas adjuntas y elabore conclusiones.
Material:
– Microscopio
– Portaobjetos
– Cubreobjetos
– Muestras frescas (1 por equipo)
***

Este párrafo fue suficiente para causar el alboroto más grande que había visto en toda mi vida académica. Todo empezó como un pequeño rumor; como si un pequeño secreto se fuera esparciendo a lo largo de todos los miembros de la generación. «¿Ya viste la práctica 28?», susurraban mientras el profesor Garibay daba sus lecciones de Civismo y Derecho. «Sí sabes lo que significa, ¿no?» preguntaban incautos a diestra y siniestra mientras ‘La Cebolla’, nuestra eficiente maestra de Matemáticas, se esforzaba en enseñarnos la ley del sandwich. Todos sabíamos lo que significaba y, precisamente eso, era lo que más nos mataba de curiosidad.

Continuará..
…will proceed if required

Written by Salvador Leal

enero 19th, 2004 at 3:35 pm

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Los marcianos llegaron ya…

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¿Se acuerdan de lo que «querían ser cuando fueran grandes»?
Cuando yo tenía 3 años, hubiera matado por ser el cuate que pasa anunciando con una sonora campana la llegada del camión de la basura. Se me hacía el trabajo más increíble que podía existir. Mis papás, obviamente, tuvieron que ir a varias sesiones de terapia para tratar de explicarse qué es lo que había salido mal conmigo.

Después crecí y quise ser bombero. El problema es que desde que tengo memoria, estoy incapacitado para realizar la actividad más importante que hacen los bomberos, esto es, bajar por el tubo de la estación. Supongo que no tengo el gen que le permite a las personas agarrarse de un tubo, soltarse y después deslizarse hasta abajo. Triste pero cierto. Y no creo que haya cura.

Así que, sin poder ser ni ‘el señor de la basura’ ni bombero, me enfoqué en ser médico. Soñaba con poderle dar a la humanidad una alternativa viable a la peor solución médica que ha existido después de las sanguijuelas: las inyecciones. Con esta idea llegué a la secundaria y conocí al profesor Astorga que me dio Biología y sólo fueron necesarios dos años para destruir todas las aspiraciones médicas que pudiera tener en mí.
También en la secundaria conocí el dibujo técnico y quedé fascinado con hacer planos, isométricos, proyecciones y mediciones. Mi vida se habría enfocado hacia la Arquitectura de no ser porque nunca nadie me ‘vendió’ la carrera y terminé por pensar que si no conocía a ningún arquitecto era porque quizás vivían en ghettos aislados de la sociedad y repudiados por dedicarse a la profesión que se dedicaban.

Después, viene la historia que todos conocen. Me dediqué a estudiar Actuaría, carrera que supe fue un error a la semana de iniciada. Pasé por una crisis vocacional (aunque ahora que hago este recuento, mi vida entera se podría definir como una crisis vocacional) que me llevó a estudiar Letras Hispánicas y, para no morirme de hambre, Economía.

Esa es la historia vocacional de mi vida a la que le faltan dos profesiones. Una, a la que me dediqué desde muy pequeño que era jugar a la radio y la otra, que ocurrió cuando tenía entre 8 años y vivía con la tremenda ilusión de ser astronauta y viajar al espacio.
Llámenlo ingenuidad infantil, pero el asunto de estar en una nave espacial despegando y luego vivir en la ingravidez total me resultaba fantástico.
Claro, después supe que para ser astronauta se necesita ser ingeniero y que para ser ingeniero se requiere estudiar Física. Y la relación que tengo con la Física es bastante similar a la que tengo con el Deporte.

Supongo que las cosas que nos gustan cuando somos niños nunca nos dejan del todo. Simplemente necesitamos darnos cuenta de la manera en la que hemos crecido para darnos cuenta que el pequeño niño al que le gustaba imaginarse viendo la tierra desde una pequeña escotilla sigue ahí.
Eventos como los recientemente ocurridos sobre el planeta Marte, me ponen a pensar en eso. Y sigo sintiendo una fascinación muy parecida a la que tenía hace más de 16 años.

Para ver las increíbles imágenes del Spirit, visiten este link… y sueñen.

Written by Salvador Leal

enero 8th, 2004 at 1:10 pm