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Vivir tu vida puede cambiar tu vida para siempre
No sé ustedes, pero a mí varias veces me han dicho que «mi vida está a punto de cambiar». Recuerdo que alguien me lo dijo recién entré a trabajar a aquella estación de radio en donde estuve como locutor de 3 a 6 de la tarde. También me lo dijeron cuando me fui a estudiar a Cambridge a los 15 años y cuando entré a Procter & Gamble en el 2003.
Y la verdad es que mi vida sí cambió en aquellas ocasiones. Pero definitivamente no han sido los cambios más grandes de la vida. Sí, un día de la noche a la mañana comencé a recibir llamadas y correos electrónicos de gente a la que le gustaba mi voz (weird), las cosas que decía (weird x 10^3) o hasta mi forma de ser (weird x 10^12). Pero la verdad es que agradecería más que alguien me hubiera avisado en otras ocasiones menos obvias que mi vida iba a cambiar. Por ejemplo, ¿quién diría que mi vida cambiaría al cantar ‘It wasn’t me’ de Shaggy a la 1 de la mañana de un viernes?, ¿y por qué nadie me avisó que mi vida cambiaría al escoger el lugar en donde me sentaría durante 4° de prepa?.
Si ustedes han sido fieles lectores de este blog, sabrán que odio bastante al ITAM a pesar de que soy egresado de esa universidad (si no son lectores asiduos, para eso sirven las categorías que están en la columna de la derecha, den click donde dice ‘itam’). Y de hecho, cada vez que amigos y conocidos me escuchan hablando del querido Infierno Tecnológico Autónomo de México, me terminan preguntando: «¿y entonces por qué estudiaste ahí?». La respuesta siempre es la misma. Por error.
De hecho, la respuesta podría ser más certera y podría decir que fue por casualidad. O por las trajineras de Xochimilco. O por no tener coche en la prepa. Todas las razones tendrían sentido, pues resulta que un viernes de hace justo diez años, decidimos en el salón que nos iríamos a beber alcohol y escuchar música trepados en una trajinera de Xochimilico. Yo estaba invitado, pero por no tener coche, un amigo me daría aventón si lo acompañaba a hacer un par de cosas antes. Dentro de ese par de cosas, tenía que llevar sus papeles para hacer el examen en el ITAM.
El resto se lo podrán imaginar. Acompañé a mi amigo, la fulanita que le recibió los documentos a mi cuate me dijo que si yo no quería entrar, le dije que no tenía papeles, me preguntó mi promedio y me dijo que los alumnos del CUM tenían pase automático, así que el único documento que tendría que entregar -si quería- era para sacar una beca. Me dijo que no perdía nada, bla bla bla.
El resto es historia: fui admitido en la UNAM y en ITAM. Y como yo me quería ir a la UNAM, cuando llegó a mi casa una carta con el porcentaje de beca que me daba el ITAM (recordemos que en el 97 usar internet no era muy común), pasé saliva y les hablé por teléfono mandándolos mucho a la goma.
Al día siguiente, los malditos itamitas hablaron con una oferta que no pude rechazar -Vito Corleone dixit-. No me arrepiento. Nomás soy un itamita renegado que le debe a esa escuelita casi todo lo que he hecho desde hace diez años: escribir para Sputnik, trabajar en una estación de radio, chambear en el lugar que trabajo actualmente, escribir comedia para televisión, tener una estación de radio por internet y hasta los cuates con los que salgo hoy en día. Y no, no es que todo lo que me rodea esté lleno de hijos del ITAM. No. Pero si no fuera por esa p****e escuela, mi vida sería totalmente distinta.
Hoy me pregunto por qué aquella tarde de viernes no hubo nadie que estuviera a mi lado y me dijera: «¿Sabes? Ir a las trajineras va a cambiar tu vida para siempre»
Cuatro cosas
1. El último libro de Harry Potter será publicado el 21 de julio de este año, diez años después de que la primera parte saliera a la luz. Si ustedes leyeron el sexto seguramente están que se comen las uñas por saber el desenlace de la saga.
La noticia fue tan importante que, después de saberse la fecha de publicación, las acciones de la casa editora de los libros –Bloomsbury– registraron un aumento. Me gusta coleccionar estas notas.
2. Cada vez que cuento la historia de mis crisis vocacionales (que son muy populares en estas épocas entre preparatorianos confundidos) siempre digo que la verdadera razón por la que dejé de estudiar Actuaría fue porque no amaba lo que hacía. La palabra clave en la elección (de una carrera, de una persona, de una vida) es esa cursísima palabra: amor. Porque cuando uno ama la carrera que estudia -Actuaría en este caso-, todo el tiempo está pensando en aprender y conocer más. Si estudias Matemáticas o Actuaría, por ejemplo, seguramente te gusta resolver integrales nomás por el mero hecho de pasar el rato sin aburrirte.
Yo, por supuesto, no era de esos. Y por eso me cambié de carrera.
Un escritor sabe que ama lo que hace porque siempre está observando y viviendo (las principales materias primas de un escritor), y escribiendo por supuesto. Escribiendo a pesar de cualquier cosa y a la primera oportunidad. Escribe ante la menor provocación.
Agustín Fest tiene un pequeño ejercicio en donde cualquiera le manda fotografías y a él se le ocurren historias relacionadas con la imagen enviada. Luego las publica en su blog. Recientemente publicó una foto mía que tengo por aquí en la página, nomás porque le gustó. De hecho, él no sabía de quién era esa foto y anduvo preguntando por messenger si alguien conocía a su autor. Cual zapatilla de la Cenicienta, me enteré de su búsqueda, me pidió autorización y publicó un pequeño escrito que le agradezco. Pueden leerlo aquí.
3. Leo el inciso anterior y hago un pequeño disclaimer. El inciso número 2 de este post está escrito por Salvador Leal ‘el artista’. Salvador Leal ‘el economista’ diría que la clave en la elección de cualquier cosa, desde una carrera hasta el número de hijos que vas a tener, es el costo que te representa y el beneficio que te reporta. Si el beneficio es mayor al costo (que, para hacerlo más complicado, generalmente no se puede medir en pesos y centavos), lo haces. Si no, pues no.
Ah! Y si no me creen que existe un Salvador Leal ‘el artista’, pregúntenle a Hacienda. Yo estoy registrado con esa actividad preponderante.
4. En prepa yo, como todos, pertenecía a un grupo de amigos. Nuestra ‘bolita’. Con ellos salía, platicaba y reía. Vivíamos, vaya. Como sólo se puede hacer cuando estás en una preparatoria de puros hombres en donde se forman amistades sólo comparables con las que tienen los soldados durante una guerra.
En el 2007 se cumplen diez años de que salimos del CUM.
Y justo a diez años, Wicho, un viejo amigo del recordadísimo 106, se casa. Es el primero de mi ‘bolita’ que se casa. El shock, por supuesto, nos invadió a todos.
Pero en lugar de ponerme a filosofar acerca de lo mucho que hemos crecido, de todo lo que hemos caminado, de los ausentes y los presentes, de si está llegando la época en la que todos comenzarán a casarse y formar sus familias… En lugar de hacer eso, mejor les pongo una canciocita. Con especial dedicación a mis cuates de la prepa, y a Wicho que fue el primer valiente en organizar una boda en donde tendrá que invitar a todos sus viejos amigos.
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Ellos son The White Stripes, y la rola se llama We’re Going To Be Friends. La parte que más me gusta es:
and we don’t notice any time pass
we don’t notice anything
we sit side by side in every class
(…)
tonight i’ll dream while i’m in bed
when silly thoughts go through my head
about the bugs and alphabet
and when i wake tomorrow, i’ll bet
that you and i will walk together again
cause i can tell that we
are going to be friends
You Tube II
Para leer el primer post de You Tube, ve aquí.
1. Inicio de la telenovela Don Corazón, con Lucía Méndez
2. ‘Mercado de Lágrimas’, mi sección favorita de La Carabina de Ambrosio
3. Inicio de La Carabina de Ambrosio
6. El Hoolingan en el Mundial Italia 90
7. Andrés Bustamante y su programa ‘Sin Tornillos’
8. Programa Kolitas de Imevisión
9. Cobertura del Terremoto de 1985, por Joaquín López Dóriga de Imevisión
10. Transmisión del programa Hoy Mismo en el momento en el que comenzó el temblor de 1985
11. Cobertura del Terremoto de 1985, por Jacobo Zabludowsky de Televisa
12. Víctor Trujillo como Estetoscopio Medina Chairez, en ‘La Caravana’
13. Ausencio Cruz como Erreconerrechea Jr., en ‘La Caravana’
16. Última emisión de 24 Horas
17. El Calabozo
18. Musical de la telenovela Baila Conmigo
21. Fragmento de la película Ya Nunca Más (sí, ahí donde Luis Miguel pierde a su mamá Y a su pierna izquierda)
22. ‘Qué triste es el primer adiós’ de la Onda Vaselina
23. ‘Números’ de Microchips (para nuestros lectores nacidos en la década de los 90, sí… el que canta es Jay ‘Moderatto’ de la Cueva)
24. Paco Stanley en Ándale y Pácatelas
25. Cortinilla de entrada del sistema de noticias ECO
26. Un sketch de Derbez en Cuando
27. Inicio de la telenovela de Corazón Salvaje
28. Comercial de la Revista Eres
29. Inicio de la telenovela Quinceañera
31. Inicio de la telenovela Chispita
32. Inicio de la telenovela El Extraño Retorno de Diana Salazar
33. El video oficial de la misma telenovela
34. Inicio de la telenovela Muchachitas
36. El inolvidable final de Cuna de Lobos
… y el video del asesinato de Colosio, sigue sin aparecer.
Creciendo
Cuando uno está en la secundaria, en la preparatoria o inclusive en la universidad, las reglas del juego son más o menos claras: vas a la escuela, estudias, pasas el curso, vacaciones, regresas a clases y así consecutivamente por dieciséis o dieciocho años. Para tí, ‘el verano’ tiene connotaciones vacacionales muy claras… sabes que en algún punto de mayo dejarás de hacer lo que sueles hacer casi todo el año para recetarte dos meses de descanso/viajes/recuperación.
Pero cuando sales de la universidad y comienzas a vivir en el Mundo Real®, las cosas cambian. Tus vacaciones ya no necesariamente son en julio sino cuando quieres (o cuando te dejan en tu chamba), los fines de semana haces cosas que no hacías antes y algunas veces te descubres un lunes a las once de la mañana haciendo algo que jamás habrías hecho durante los años que fuiste a la escuela (en el caso de los universitarios, al menos dieciséis… es decir, más de la mitad de tu vida). En pocas palabras, tu vida cambia y comienzas a vivir (y adaptarte) a un caos organizado.
Lo que más extraño de estar en la escuela son, sin lugar a dudas, las vacaciones. Tengo todavía muy claro en mi mente la posibilidad de estar en casa de un amigo durante todo el día haciendo ABSOLUTAMENTE nada y que de repente, salir a ‘hacer el súper’ se convirtiera en la gran actividad del momento. O verte con tus cuates para ir a chelear un martes al mediodía. O ponerte de acuerdo para irse de viaje todos juntos a algún lugar.
Crecer, avanzar en el caminito social: primaria – secundaria – preparatoria – universidad – mercado laboral, implica renunciar a muchas cosas a las que ya te habías acostumbrado y que te gustaban. Hoy, si quiero ir a comer con algún amigo, tengo que agendar la comida con, al menos, tres días de anticipación. Antes era salir de clases y poder pasar la tarde entera con alguien que compartía tus mismos gustos musicales, o salir al cine, o simplemente ir a perder el tiempo al centro comercial más cercano (o más lejano, dependiendo de lo mucho que quisieras perder el tiempo).
Durante estos meses me he dado cuenta de las crisis que muchos de mis cuates han comenzado a vivir. Creo que, a tres años de haber salido de la universidad, apenas se (nos) están (estamos) dando cuenta que los esquemas en los que vivimos durante tantos años ya no se aplican y tenemos que crear nuevos estilos de vida que representen un camino más o menos interesante hacia La Felicidad™. Nos estamos acostumbrando a la idea de que aquellos días, al igual que las oscuras golondrinas, jamás volverán. No hemos pasado a un nuevo semestre dentro del esquema de nuestras vidas, es más… nuestras vidas ya no se miden en semestres!! A lo más que llegamos es a medirlo en años fiscales o, ya muy desesperados, en quincenas.
No sé si les ha pasado, pero ante la falta de profesores y compañeros de banca de los cuales burlarnos, buscamos en nuestro lugar de trabajo patrones similares que nos regresen, aunque sea por un momento, la sensación de estar en un espacio relativamente seguro y relativamente divertido como lo era el salón de clases.
… en fin, todo lo que acabo de decir se debe a que hace unos cuantos días tuve que regresar a mi preparatoria y fue como hacer un viaje en el tiempo. Ah! y a que encontré una canción de un grupo que ando escuchando mucho durante estos días y que ha provocado dos que tres reflexiones de a varo como la que me acabo de echar. La rola habla de un tipo que está trabajando durante un grandioso día y cómo desea huir de la oficina y de su asquerosa chamba para poder irse de vacaciones con sus cuates:
I need a holiday (I need a holiday)
I need a holiday with my friends
I need a holiday (I need a holiday)
I need a holiday with my friends
I wish it could be sunday when I wake up everyday
I wish it could be sunday when I wake up everyday
I wish it could be sunday when I wake up everyday
I wish it could be sunday when I wake up everyday
I wish it could be sunday when I wake up everyday
I wish it could be sunday when I wake up everyday
Sí, así de profunda es la letra de la canción… pero la neta es que está muy divertida, y a los 2’44» la canción revienta de una manera bastante bonita con solito de piano y todo. Como se podrán imaginar, es la canción que he estado cantando durante las frías mañanas de estos días en los que lo que uno más quiere es estar en la playita disfrutando del sol, el mar y la arena, lejos de cualquier responsabilidad laboral.
Sea como sea, aquí les regalo la rola de la semana. El grupo es Scouting for Girls y la rola se llama ‘I Need a Holiday’
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6 años
Hace justamente seis años, yo andaba cubriendo la trasmisión de poderes. Hace algunos meses, hice un post que nomás por que viene mucho al caso, reproduzco aquí:
Uno de los factores por los que he hecho muchas de las cosas que he logrado en mi vida ha sido la existencia de personas a mi alrededor que me han dicho ‘no se puede’ en el momento justo.
Si un día se me ocurre una idea, la suelo platicar por ahí para ver cómo funciona en la mente de otras personas y si por casualidad me encuentro con alguien que, con argumentos más o menos inteligentes, me dice que no se puede… no veo mejor excusa para realizar la idea que el demostrar que sí, que sí se puede.Así sucedió hace casi seis años, cuando se me ocurrió que la estación de radio universitaria en donde trabajaba (el Circuito de Radio y Televisión del ITAM) podía cubrir la llegada de Vicente Fox, el primer presidente electo de un partido distinto en 70 años, al poder en México.
Y cuando conté mi idea, lo primero que me dijeron fue: 1. estás estúpido y 2. no se puede. Las razones eran muchas, que si un medio de comunicación universitario no podía ser considerado como un medio digno de una acreditación para la ceremonia de traspaso de poderes; que si bien el Circuito hacía una buena labor como radio universitaria, el ITAM ni siquiera tenía la carrera de Comunicaciones y que por lo tanto no podía haber ni siquiera una buena excusa para cubrir el evento; que si había una fila interminable de medios nacionales e internacionales que querían estar en el evento… y así, muchas razones para que decirme que no, que me olvidara del asunto, que no se podía.No recuerdo bien a bien cómo le hice. Sí recuerdo una conversación con Marta Sahagún (a quien conocí en la campaña cuando era la vocera oficial) y con una colaboradora suya de nombre Gina Morris. Recuerdo haber mandado mi solicitud explicando los motivos de la cobertura y también recuerdo que mis motivos no iban mucho más allá de a) demostrar que sí se podía y b) ver Historia sucediendo frente a mis ojos. Contra todas las posibilidades, una mañana recibí un correo electrónico en donde se me indicaba que podía pasar por mi acreditación el 29 de noviembre a un edificio muy cercano a la glorieta de Colón en el Paseo de la Reforma y que ahí recibiría mayores indicaciones.
Para no hacerles el cuento largo (los cuentos largos saben mejor al calor del vodka), el primero de diciembre del año 2000, el día en el que un presidente de un partido distinto llegaba al poder después de más de 70 años de una denominada ‘dictadura perfecta’, aquí su seguro servidor portaba su gafete de prensa y se metía por todos lados acompañado de su fiel minidisc.
Muchas cosas vienen a mi mente de ese día. Recuerdo la cara de Paco Gil cuando me acerqué a pedirle una entrevista a nombre del Circuito de Radio del ITAM. Primero se rió y luego me dijo muy divertido «¿qué no deberías estar estudiando para tus finales?». En efecto… justo mis finales comenzaban la siguiente semana y don Paco, en un afán desmoralizador y en su papel de profesor de Economía en el ITAM, prefirió remitirme a mis deberes académicos que darme ‘la nota’. Recuerdo también que los eventos que más me gustaron de ese día fueron el desfile en el Campo Marte y la celebración en Palacio Nacional. Esa fue la última actividad de ese día (mi día de reportero presidencial) y había autobuses que llevaban a la comitiva desde Palacio hasta el Centro de Prensa en la glorieta de Colón.
Pues bien, yo la neta ya estaba cansado y me quería ir a mi casita a dormir, por lo que vi un camión desocupado, me subí y esperé a que llegaran más compañeros periodistas para irnos al Centro de Prensa. De repente el chofer recibe una orden y arranca. Me había subido en uno de los camiones del Estado Mayor Presidencial.
Lo que sigue jamás se me borrará de mi mente y corresponde al título de este post. Es la imagen de un ‘reportero’ de 21 años que va, sólo, en un autobús a toda velocidad hacia el Centro de Prensa. En cierto momento me doy cuenta que la velocidad del autobús es bastante considerable por lo que decido asomarme para ver cómo diablos le está haciendo para ir a ese ritmo por las congestionadas calles de la Ciudad. Ahí descubro que la policía ha cerrado las calles y que el camión circula entre una valla de personas (hombres, mujeres, niños, familias enteras) deseosos de ver a su nuevo Presidente. Recuerdo sus ojos, sus caras, la esperanza de sus miradas.
Eran caras de personas que habían votado por una alternativa y que querían hacerle saber a su nuevo líder que estaban con él, que lo único que él tenía que hacer era no fallarles. Era un ambiente de fiesta, de la esperanza de los desesperanzados, de ojos que nunca había mirado hacia arriba, de gente que quería celebrar su logro democrático.
Recuerdo que tuve que sentarme a pensar y asimilar lo que estaba viendo. Comprendí muchas cosas acerca del Poder, de quienes están afuera del camión y también de quienes van dentro de él a toda velocidad. Me dio tanta tristeza que me dieron escalofríos.
Y luego hice lo que cualquier wey de 21 años hubiera hecho en mi lugar: abrí la ventana y saludé a la gente.
Ah! Los buenos viejos tiempos…
P.D. Publicado originalmente, aquí.
Old News
Digamos que estaba revisando cómo llega la gente a este, su blog de confianza.
Digamos que vi un link extraño, perdido entre referencias a las tradicionales búsquedas relacionadas con el examen de admisión a Procter & Gamble (primerísimo tópico que atrae gente a mi blog), gente que busca información del programa «El Informal» (en donde ya no escribo pero que ocupa el segundo lugar en searches) y personas buscando a «los más guapos del ITAM» (¡no es broma! y no saben la cantidad de hits que me da esa búsqueda, eh!).
Digamos que seguí ese link extraño.
Digamos que ese link me llevó a una página que es un archivo hemerográfico en línea.
Y tómela, que me encuentro con esta noticia.
Vean la fecha bien… Sí, hace 10 años yo reciclaba papel, ganaba premios de Ciencia y Tecnología y salía en el Reforma. Ah! y no sólo eso, nuestro reportaje salió en la portada del suplemento! (en una de las peores fotos que me han sacado en toda mi vida).
Para leer el artículo completo, dar click aquí.
You Tube
… interesante.
1. La secuencia inicial de los Muppet Babies
2. La secuencia inicial de los Snorkels
3. La secuencia inicial de He-Man
4. La secuencia inicial de She-Ra
5. La secuencia inicial de Los Otros Cazafantasmas
6. La secuencia inicial de Las Tortugas Ninja
7. La secuencia inicial de Thundar el Bárbaro
8. La secuencia inicial de Los Pitufos
9. La secuencia inicial de Remi
10. La secuencia final de Remi (yeah!)
11. La secuencia inicial de Belle y Sebastian
12. La secuencia inicial de Los Popples
13. Un capítulo de La Señorita Cometa
14. La secuencia inicial de Los Súper Amigos
15. La secuencia inicial de Las PatoAventuras
16. La secuencia inicial del Conde Pátula (mi gran favorita)
17. La secuencia inicial de Teddy Ruxpin
18. La secuencia de la transformación de Gigi (sólo para niños precoces)
19. Un número musical de Plaza Sésamo (Manah-Manah)
20. La secuencia inicial de Automan
21. La secuencia inicial de Los Thundercats
22. La secuencia inicial de Los Halcones Galácticos
23. La secuencia inicial de Kidd Video (premio al nombre del villano: Ruidín Ruidón)
24. La secuencia inicial de El Show de la Pantera Rosa (en mi top 5 de tv themes, eh!)
25. La secuencia inicial de El Show de los Muppets (así deberían comenzar TODOS los programas)
Pero eso no es lo interesante. Lo realmente interesante es que si quieren encontrar, por ejemplo, el video del asesinato de Colosio (EL video, ese que tooooodos vimos una y otra y otra y otra vez) o el debate de Zedillo, Cárdenas y Fernández de Cevallos, nomás no encontrarán nada.
Internet: la fuente más eficiente de información inútil.
Cinemex
En cuarto de prepa yo tenía un profesor de matemáticas que todos conocíamos como Esperón (sí, ese era su apellido). La particularidad de este profesor (porque, curiosamente, todos los profesores de mi prepa tenían algún rasgo muy muy distintivo) era que tenía cara de un chavo de 20, voz de un tipo de 40 y la personalidad de un tipo de 50. No era ni buen ni mal maestro; era perro pero manejable y su otra gracia eran las frases que parecían sacadas de un baúl con olor a viejo.
Si, por ejemplo, Ramírez le lanzaba una goma a Martínez y Esperón se daba cuenta, soltaba un «Ramírez, no le ande midiendo el agua a los tamales» con voz pausada y rasposa. Si, a la clase siguiente, Martínez le contestaba la afrenta a Ramírez, Esperón sacaba un «Martínez, me está llenando de piedritas el buche«.
Un día, estando Esperón de espaldas al salón de clase, se oyó un maullido. Sin voltear, Esperón dijo «A ese gatito le vamos a dar su lechita«. Nada causa más risas generalizadas que un albur dicho por el profesor del que menos lo esperas.
Pues bien, el sábado fui al cine. Desde esta ocasión, mi primera opción cuando salgo al cine, es ir a Cinépolis. Pero resultó que los boletos estaban agotados en Perisur y pues lo más cercano era ir a Cinemex Cuicuilco. ¡Pero qué bruto, qué malo es! Y se nota, eh! Pues mientras que en Cinépolis no había boletos sino hasta las 11 de la noche, cuando llegué a Cinemex (7.20) todavía había lugar para las funciones de las 7.15.
Durante toda la película el sonido estuvo malo y se escuchaba como si una de las bocinas de detrás de la pantalla hubiera estado volada. La imagen estaba mal cuadrada (o sea, toda la película vimos la parte blanca de la pantalla abajo de la imagen y un cacho de la película en las cortinitas que tapan la parte de arriba), sin mencionar que mi acompañante pudo haber no pagado ningún boleto pues el fulanito encargado de cortar los boletos ni siquiera se fijó en quién entraba con boleto y quién no.
Para acabarla de amolar, la película estaba bastate chafona (WTC, de Oliver Stone). Digo, eso no es culpa de Cinemex, pero ya con eso salí bastante poco conforme del cine. Ahora sí, Cinemex, me llenaste de mermelada los bombones!
Salvador Leal vs. AMLO V
En el año 2000 tuve la oportunidad de entrevistar a los candidatos a la Presidencia de la República de manera exclusiva para la estación de radio de la universidad en donde estudiaba. Después de eso, en varias conversaciones salía a colación el tema y siempre me preguntaban cuál había sido mi entrevista favorita. Por supuesto, todas tuvieron algo de especial.
La de Labastida, por ejemplo, incluyó la exhaustiva inspección de la cabina (de 4×4 mts.) del Estado Mayor Presidencial así como una invitación ‘voluntaria’ de su jefe de prensa a hacerle ciertas preguntas al candidato, mientras que la de Fox fue la muestra más clara del increíble equipo humano y técnico del Circuito de Radio y Televisión del ITAM. Además de que entrevistar al futuro presidente no era algo de todos los días, claro.
Sin embargo, mi entrevista favorita no fue ni la de Labastida, ni la de Fox ni la de los candidatos al Gobierno del D.F. (sip, también conocí a Creel y a Silva Herzog) sino la entrevista que tuve con Porfirio Muñoz Ledo.
Y fue mi favorita porque Muñoz Ledo, este inteligentísimo político, con una experiencia y un colmillo insuperables me dijo, al terminar la entrevista, que nunca le habían hecho una pregunta tan difícil como la que yo le había hecho y que por ello pedía perdón por haber dado tantas vueltas y no haber contestado de una manera más directa.
Yo, por supuesto, estaba impactado/extasiado. La neta es de las estrellitas en la frente que más atesoro por venir de quien venía y en la circunstancia en la que estábamos.
Lo que le pregunté a Muñoz Ledo aquél día del 2000 estaba relacionado con su labor como líder del PRD durante los años del salinismo. Primero puse la situación en contexto diciendo que, de acuerdo con cifras del PRD, durante ese sexenio habían tenido la mayor cantidad de militantes asesinados. Después hablaba de los logros como movimiento político y de sus victorias electorales en varias partes del país, incluida la del D.F. en el 97. Y luego, venía mi pregunta: «Mirando en retrospectiva todo lo que se ha logrado y el nivel de importancia política que ha alcanzado el PRD… ¿valieron la pena todos esos militantes asesinados durante aquellos años?»
La respuesta, después de varios minutos de andar por las ramas (en una técnica que sirve muy bien para pensar una respuesta digna cuando uno no sabe la respuesta) fue igual de directa pero con un toque muy especial de sinceridad. Muñoz Ledo me dijo: «No lo sé».
Lograr que Porfirio Muñoz Ledo le diga a alguien «no lo sé» ya es un reto en sí mismo, pero despúes comenzó a platicarme de los momentos realmente difíciles que vivió el perredismo como fuerza política. Y pude entender a fondo su conflicto al realmente no saber si valía la pena morir por lograr todo lo que habían logrado hasta ese momento.
Hace dos días me terminó de caer una idea que había estado rondado apenas por un par de días sobre mi cabeza. Como ya lo había explicado antes, el conflicto post-electoral en mi país no me preocupaba… hasta antier por la noche.
Hoy pienso que estamos más cerca de lo que hemos estado en mucho tiempo de un verdadero conflicto violento organizado. Y aunque aún no llego al estado de tener miedo, sí creo tener una idea muy cercana de los objetivos reales que tiene Andrés Manuel López Obrador con su último llamado. Creo que el tipo ya no está bloffeando, ni jugando a las bravatas, ni calculando su capital político; claro, tampoco le quiero dar el crédito de ser un gran caudillo que con su magnífica mente purificará a este país y lo llevará a buen puerto. No le concedo ni siquiera la capacidad de organizar un movimiento armado que convierta a nuestro país en el lugar en el que todos quisiéramos vivir; lo creo capaz, eso sí (y ahora sí) de destruir todo lo que pueda ser destruido con la excusa de que eso es bueno para el «pueblo».
Vientos extraños corren por las calles y veredas de nuestro país. Cosas que antes no eran tan importantes comienzan a ser motivos de separación entre amigos y familiares; la radicalización de las ideas y las opiniones sólo refleja lo enormemente enojados que estamos con nosotros mismos. Lo más sencillo en estos momentos es buscar a un culpable de nuestras miserias. Yo sólo espero que en las mentes de los políticos que se encuentran ahora con los hilos entre las manos, quepa la reflexión que conflictuaba a Muñoz Ledo. ¿Valdrá la pena? ¿Vale la pena morir? ¿Vale la pena matar?
Yo propongo dos cosas. La primera es que nos vayamos todos a leer ‘La Rebelión de Atlas‘ de Ayn Rand. La segunda, que apoyemos la idea de Mau que es, por mucho, la mejor idea que he escuchado en estas semanas.
Mundial
En el mundial de Italia 90 fui obligado por mis papás a coleccionar estampitas y juntarlas en un album. Supongo que mis progenitores estaban algo preocupados por mi excesivo interés en los libros y su impacto en mi vida social, por lo que querían que prestara mayor atención a las «cosas de niños».
Si el futbol no me apasionaba, juntar estampitas tampoco fue mi máximo y por supuesto que no logró convertirme mágicamente en un niño que se echaba sus cascaritas a la hora del recreo y regresaba sudoroso a casa.
Sin embargo, sé de muchos a quienes no les sabe el mundial si no juntan su ya tradicional album de estampitas Panini. Durante semanas se dedican a intercambiar repetidas, juntar las que tienen hologramas y comprar sobrecitos por montones.
Pues bien, a todos los lectores de este blog, aquí les paso una estampita que no podrán conseguir en cualquier lado… sólo aquí:
Lo mejor de todo es que por 9 USD puedo hacer que Panini imprima diez de estas estampitas! Y lo haría si no fuera porque tardan 40 días en entregarlas y a esas alturas ya no podré jugarle la broma a mis cuates que sí coleccionan estampitas verdaderas.
¿Quieren hacer su estampita? El link, aquí.
Y no sean gachos, díganme en los comments en dónde postearon su foto pa’ ver qué tal quedó, ¿no?