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La vida irreal de Salvador Leal

Archive for the ‘nostalgia’ Category

You Tube III

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Los otros están aquí: You Tube I y You Tube II.

1. El inicio de Tom Sawyer.
2. El inicio de Astroboy.
3. El inicio de Salvados por la Campana.
4. El inicio de Los Años Maravillosos… con las voces originales!
5. El inicio de Alf. (el más grandioso de todos… y me quedé con las ganas de parodiarlo en algún trabajo de la escuela, snif)
6. El inicio de Beverly Hills 90210.
7. El final de Los Años Maravillosos que por alguna razón, no todos recuerdan.
8. Fragmento de Corre GC Corre (a la fecha, cuando me preguntan algo muy complicado, digo en mi mente «¡Uso el GC-trón!»)
9. Gonzo canta su más famoso éxito cuando se le pierde su pollita… «Camila»
10. Comerciales de 1997 (lo que nos llega a otro post aparte: este año se celebran los diez años de los Hot-Nuts!)
11. El inicio de Mandibulín («Nadie me respeta!»)
12. El inicio de Bravestarr.
13. Un capítulo de Birdman (sin lugar a dudas, en mi top 3 de voces de caricaturas)
14. El inicio de Jayce y los Guerreros Rodantes.
15. Una secuencia de los (verdaderos) Transformers (Megatron vs. Optimus Prime… nótese lo ochenterísimo del acompañamiento de la lucha con una canción como si fuera video)
16. El inicio de Spiderman.
17. El inicio de la Mujer Araña (en mi top 1 de voz femenina de caricatura).
18. Un fragmento de Gasparín (sí, antes de que se le rebautizara como ‘Casper’)
19. El inicio de la Abeja Maya.
20. El inicio de Blanco y Negro.
21. El inicio de Los Pájaros Patinadores.
22. Un capítulo de Bolek y Lolek (sólo si fueron niños con padres hippies como yo como a quienes los obligaban a ver el Canal 11).
23. La infamia más grande de la televisión mexicana: Juanito Farías y su Caballo de Palo.
24. Y ya estando en esas, Ivonne Avilés y su Colita de Pollo (damn!).
25. El ya famoso testimonio de Mario Bezares acerca del asesinato de Paco Stanley.
26. La familia Telerín.
27. Un capítulo de Los Osos Montañeses.

… y todo esto empezó buscando el video del asesinato de Colosio, que todavía no está. Eso sí, está cuando Talina Fernández da la noticia en el noticiero de Jacobo Zabludovsky.

Written by Salvador Leal

agosto 23rd, 2007 at 2:55 am

Farewell, Indiana

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Quienes han seguido este blog a lo largo de los años y/o quienes me conozcan personalmente, saben perfectamente de la existencia de Indiana. Nos conocimos en el 2000 y hemos pasado tantas cosas los dos, que muy probablemente sepa más de mi que yo mismo. Él me acompañó durante los arduos semestres en el ITAM, ya fuera a clase de 7 o en examen departamental un sábado al mediodía; él estuvo en WFM conmigo regresando de cubrir un evento a las 4 de la mañana (y después, claro, a la ya mencionada clase de 7). A lo largo de los años ha estado a mi lado en las tres chambas que he tenido saliendo de la Universidad, fue conmigo en el primer viaje que manejé por carretera y me ha dado calma y relax durante las pesadas horas de tráfico de la Ciudad de México. Indiana, como se podrán imaginar, es el fiel automóvil que tengo desde hace 7 años.

Indiana, un aún flamante ZX2 color plata, es el segundo automóvil que tengo. El primero era un amigable Topaz blanco que comenzó llamándose ‘El Halcón Milenario’. Desgraciadamente, mi Topaz no tenía de halcón ni el color, así que rápidamente su nombre cambió por el de ‘El Palomo Milenario’ para después quedarse con el ya famoso nombre de ‘El Palomo’. ‘El Palomo’ tenía la divertida costumbre de tener fugas del anticongelante, manía que me convirtió en un verdadero catador de anticongelantes provocando que hasta el día de hoy pueda distinguir la marca de las diferentes marcas de anticongelantes en el mercado con mi olfato. Durante varios años, el Topaz y yo generamos una relación tan estrecha que pensé que nunca nadie podría ocupar su lugar… hasta que llegó Indiana.

Como un amigo fiel, Indiana jamás me ha dejado tirado sin importar las condiciones en las que estemos, ya sea él o yo. Ha llegado a andar con apenas el olor de la gasolina y nunca se le ha descompuesto nada grave. Es tan fiel como el mejor perro que uno pudiera desear. Claro, eso no significa que no me haya dado grandes anécdotas… como aquella ocasión (tres ocasiones, de hecho) en la que se le quedó pegado el claxon.

Sin embargo, la mejor historia de Indiana es una que no me incluye y que procederé a platicarles. Corría el año de 2002 y como buen locutor de radio que era en ese momento, me invitaban a ver películas antes del estreno para dar mi opinión y que dicha opinión saliera en los promocionales de las películas (si no me creen, busquen el poster de ‘Red Dragon’). La cosa es que me invitaron a ver ‘American Pie 2’ y ahí vamos mis amigos y yo a ver la película a una sala privada por el rumbo de Tecamachalco. Quienes conocen el rumbo saben que las calles o son subidas pronunciadas o son bajadas de montaña rusa, no hay puntos medios. Siendo así, llegué con Indiana, lo estacioné en la calle, de bajada, y me metí a ver la película.

Dos horas después y luego de haber dado nuestra opinión acerca de la película (medianamente sesgada por las palomitas y refrescos gratis), salimos y ¡oh sorpresa! el lugar en donde había dejado a Indiana estaba vacío. «Ya se lo robaron», pensé mientras me dirigía al lugar en donde había dejado a mi fiel corcel.
La verdad ese que no sé por qué hice eso. Si mis ojos no lo veían en el lugar de la calle en donde lo había estacionado no iba a resolver nada poniéndome físicamente en el lugar vacío… pero pus ahí fui a cerciorarme, con tristeza, que Indiana no estaba. Ya estaba tristeando y pensando si llamar al seguro o no, cuando a la distancia, a unos 50 metros adelante, había gente alrededor de un vehículo plateado. Una lucecita de esperanza se prendió dentro de mí.

La bajada era muy pronunciada así que bajar caminando significaba casi casi bajar corriendo, por lo que no tardé mucho en llegar al lugar. Ahí, rodeado de personas y detenido suavemente por un árbol, estaba Indiana. Mi automóvil, gracioso y juguetón, decidió soltar su freno de mano y recorrer, del lado derecho de la calle al lado izquierdo y de bajada, un tramo en doble sentido con coches lujosos estacionados en la calle (estamos hablando de Teca, we!). Quienes vieron el espectáculo nos dijeron después que el coche había pasado rozando un BMW blanco y que una camioneta Cadillac se había tenido que detener en seco para que Indiana pasara sin nadie al volante. A pesar de la bajada, su recorrido fue detenido por un árbol sin un solo raspón. Ahí fue donde lo descubrimos, rodeado de personas que simplemente no podían creer lo que había sucedido.

Sé que suena irreal, pero me tranquiliza saber que tengo varios testigos dispuestos a repetir, con mucha emoción, la anécdota de Indiana. Y esta historia no la estaría contando si no fuera porque todo parece indicar que a mi vida llegará un nuevo compañero.

El Palomo. Indiana. ¿Cómo se llamará el siguiente?

Written by Salvador Leal

agosto 20th, 2007 at 3:49 pm

NY 070707 (III)

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Hace 13 anios comence mi carrera como Viajero Profesional al irme solito a Cambridge, Inglaterra. En aquella ocasion, vivi durante un buen rato en un lugar al que aprendi a querer (primero) y detestar (despues de mucho tiempo de vivir ahi). Este lugar tenia muchas cualidades que un dia les contare (es particularmente divertida la guerra de extintores que tuve con mis companieros de clase) pero si algo recuerdo perfectamente es el olor que tenia.

He recordado ese olor pues el hostal en donde me quedo huele exactamente igual. Y todo, eh. Los banios, los dormitorios, los pasillos… hasta el ‘cuarto de la tele’ tiene ese mismo olorcillo que tenia mi dormitorio en 1994. Y si, estoy en un hostal. Pero no en cualquier hostal, no senior.

Estoy en el hostal mas grande del planeta en la ciudad mas cosmopolita del planeta. Si cuando ustedes leen la palabra ‘hostal’ piensan en una pequenia casita que es manejada por una viejecilla atenta, no pueden estar mas equivocados. El hostal donde me quedo tiene 6 pisos y enormes cuartos en donde duermen hasta 12 personas en literas; en la recepcion no esta la viejecilla sino un tipo que imprime la reservacion que hiciste por internet.

Mi cuarto, ademas de tener a 12 seres humanos (seamos claros: a 12 olorosos, sudorosos, ruidosos y descuidados seres humanos del genero masculino), tiene 12 lenguajes distintos. En serio. Me siento viviendo dentro de un chiste, de esos que comienzan con un «estaban un mexicano, un polaco y un aleman…», nomas que aqui le puedo agregar la presencia de un coreano, un finlandes, un gringo, un holandes, un griego, un italiano, un indu y un tipo que no tengo idea de donde venga pero que, dormido, habla palabras que parecen hebreas por lo que supongo que es judio. Dios bendiga la globalizacion.

Ha sido un dia pesado pues decidi que tenia que recorrer Nueva York lo mas que pudiera. Esto ha provocado dos cosas: uno, que este listo para hacer un post acerca de «como lograr mas con menos en NYC» y dos, que mis ojitos se esten cerrando de suenio desde hace tres parrafos. Lo que no puedo dejar pasar es contarles que pise el escenario de Saturday Night Live.

A ver. Lean bien. PISE EL ESCENARIO DE SATURDAY NIGHT LIVE. El escenario!!!! No las butacas (que hoy supe que son las mismas sillas del estadio de los Yankees) sino el escenario, pase por el pasillo lleno de fotos y luego las cortinas negras que uno llega a ver en algunos sketches del programa. Estuve ahi. En el escenario. Y si no hubiera sido muy ridiculo, me hubiera a rodillado. Ahora que si me hubiera encontrado a Lorne Michaels, si lo hubiera hecho.

Afuera llueve. Bastante. A estas horas a Nueva York y a mi tambien, la nostalgia le pega un poco. Pobre Nueva York. Pongamosle una rola…

Cats On Fire – Mesmer and Reason

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Nos vemos maniana!

Written by Salvador Leal

julio 6th, 2007 at 12:01 am

315,360,000 segundos (III)

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En la última clase de la última semana que uno cursaba en el CUM (seh, ya sé, irónicas siglas para una escuela sólo para hombres), los de sexto organizaban lo que se conocía como ‘Las Vallas’. Esto básicamente era esperar al maestro fuera del salón y, con aplausos y gritos, hacerle una valla como homenaje. Él pasaba por esa valla de aplausos y felicitaciones que eran una muestra de cuánto lo querían sus alumnos, en el mejor de los casos, o de cuanto desmadre tenían ganas de echar, en el peor.
En las vallas había dos tipos de celebraciones: las enormes y efusivas, y las inexistentes. Las primeras se las recibían tanto los profesores que se habían ganado las simpatías del salón (ya sea por ser demasiado barco o demasiado bueno), mientras que las segundas eran muestras terribles del odio con forma de indiferencia que el salón le propinaba al maestro en su último día. En aquél entonces me resultaba muy claro que a un maestro ‘X’ se le trataba así… ‘X’. Mientras que a los otros, aunque fueran unos perros desgraciados, se les reconocía su exigencia con una buena valla… aunque los integrantes de la misma supieran que muy probablemente se irían a segunda vuelta en el examen final. Hoy que lo pienso, creo que han de haber sentido gachísimo aquellos maestros a quienes no les tocaba ni valla, ni aplauso, ni porras, ni nada. Cheil.

En fin, aprovecho esta mención a los maestros para hacer un top tres de profesores que tuve a lo largo de mi prepa:

1. Nancy
Ella daba Historia en cuarto y aunque aquí he hablado únicamente de mi sexto de prepa, Nancy merece su mención especial. Se rumoraba que en algún momento había sido una mujer bella y escultural, modelo incluso. Nunca supe si era una leyenda urbana pero lo que sí sabía era que la clase de Nancy era in-com-pa-ra-ble. Ella no era de esas maestras que te caen bien, ni que son alivianadas, ni que son barcas. No. Era bastante exigente y controlaba con su muy mal genio a cincuenta trogloditas sin ganas de aprender. Sin embargo, sus clases eran memorables y nunca nadie me volvió a enseñar Historia con la pasión y el detalle con el que ella la enseñaba. Era como si alguien realmente conocedor te contara tu película favorita con todos los detalles que querías saber, te hablaba de texturas, momentos, traiciones, aventuras y de las locuras y desencantos de aquellos que han hecho historia a lo largo del tiempo.

¿Mi momento favorito? Súper sencillo. Y creo que todo el que haya estado en mi generación (o que haya tomado clases con ella) lo recordará: la clase en donde hablaba de la invasión norteamericana a México en 1847. Nadie se movía, nadie hablaba, todo el mundo la escuchaba como no se suele escuchar a un maestro. Recuerdo perfecto que el timbre que marcaba el final de la clase sonó y nadie en el salón se movió hasta que terminó su frase lapidaria: «… así fue como la mañana del 16 de septiembre de 1847, la bandera de las barras y las estrellas ondeaba en el asta del Palacio Nacional…» Priceless.

2. Tino
Estaba dudoso si escoger a Tino o al Lagarto para mi número dos. Pero de ‘El Lagarto’ ya he hablado antes, por lo que ahora le tocará a Tino. Su nombre era Constantino de Llano y él nos daba Física. Su fama era terrible; era famoso por enseñarte cosas que verías hasta el segundo o tercer semestre de la carrera (pinches ‘armaduras’), cosa que para los que iban a ingeniería estaba super bien (pinches ‘armaduras’) pero para quienes no seríamos ingenieros y no sabíamos qué queríamos hacer de nuestra vida, eran un verdadero martirio (pinches ‘armaduras’).

Constantino no sólo era famoso por ser un perro del mal, sino también por ser el maestro-alumno más viejo de la escuela. Es decir, Constantino había ido al CUM cuando en las paredes había perchas para colgar los sacos de los alumnos y para cuando a mí me daba clases, él tenía más de 80 años. Sus clases eran tremendamente difíciles, sobretodo para personas como yo que aborrecemos la Física. Sus frase favorita comenzaba con «En la Facultad…» y seguía un sermón de cómo debíamos ser profesionales para «fletarnos» como un buen «ingeniero matacuaz» (sic).
Recuerdo muy bien aquella clase en donde nos explicó a qué se dedicaba aparte de dar clases. Él tenía una empresa de cartones que le hacía las cajas a Kellogg’s (ahí nomás), el corte, armado e impresión. Y me impactó algo que dijo: «las cajas de cereales van a terminar en la basura… pero eso no significa que se puedan hacer mal, que puedan tener errores o que no respete los requerimientos del cliente; para mí tienen que ser lo más importante y perfecto posibles».

Sufrí como nunca con su materia. Fue la única que no exenté en sexto y el final me tenía temblando. Pocas calificaciones me han costado tanto estrés como la de Física y, milagrosamente (con la ayuda de un viejo amigo, profesor de 4° de prepa) saqué diez final. Pero del estrés todavía no me recupero…

3. Cachi
Creo que nunca he hablado en este blog acerca de Cachi y lo peor es que, si intentara hacerlo realente bien, nomás no me da el espacio. Él era nuestro maestro de Cálculo en Área I de sexto de prepa y su nombre verdadero era Enrique Alonso; como en algún pasado lejano hubo un personaje llamado Enrique Alonso ‘Cachirulo’, pues el apodo se le quedó en diminutivo y el mismo Cachi se refería a él mismo por su apodo. Ustedes se preguntarán cómo un maestro de Cálculo pudo haber sido importante en la vida de sus alumnos y no, la respuesta no es ñoña («me enseñó cómo integrar… y eso cambió mi vida»); no, no. La verdad es que Cachi era mucho más que un profesor de Cálculo, era un verdadero maestro: enseñaba en toda la extensión de la palabra. En un momento en tu vida lleno de dudas, en donde todo está cambiando y con muchas dificultades, Cachi tranquilizaba a salones enteros con una paz interior que pocas veces he visto en una persona. Te aconsejaba, nos motivaba, nos daba pila y fuerzas para seguir cuando todo parecía inútil… y sí, también nos enseñaba a derivar e integrar.

Quizás con una pequeña anécdota logre transmitir un poco lo mucho que significó este profesor para nosotros. Un par de años después de haber salido de la prepa, Cachi sufrió una fuerte hepatitis y requería un trasplante de hígado; al saber esto, sus viejos alumnos decidimos organizar una kermesse con la finalidad de juntar fondos para la operación de Cachi. Lo llamamós ‘el Cachitón’ y hubo puestos con comida, muchísimos asistentes (llenamos el patio de nuestra primaria, un patio en donde se forman diariamente dos mil quinientos niños) y la constancia de lo mucho que Cachi significaba para nosotros. Un saludo al buen Enrique Alonso, donde quiera que se encuentre!

Written by Salvador Leal

mayo 28th, 2007 at 2:32 pm

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315,360,000 segundos (II)

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Yo no sabía qué hacer de mi vida. No sabía qué carrera estudiar, ni dónde, ni por qué. Ahí nos quedamos en el post pasado. Pocas veces en mi vida me he quedado tan pasmado como cuando tuve que tomar «la decisión más importante de tu vida» (esa pinche frase que repiten hasta el cansancio los profesores y receptores de solicitudes en las universidades).

No es que me las quiera dar de muy chicho, pero por ahí guardo la copia de los resultados de mi examen vocacional que son realmente tristes. Uno llega lleno de dudas con la Consejera esperando que, cual sombrero colocador te diga qué harás de tu vida, para que al final te salga con el chistecito de que, de la amplia gama académica, eres elegible para el 95% de las carreras. Así que como yo no sabía qué diablos quería de mi vida y estaba yo en mi etapa ‘revolucionaria’ que agarro un día y que decido largarme de viaje a Zacatecas. Solo y mi alma. «Encontrarme a mí mismo», me dije. Pero eso no bastaba para calmar a mi etapa ‘revolucionaria’… así que no sólo decidí irme a Zacatecas sino que además me quise ir en tren.

Un pequeño paréntesis para los compañeros de otros países. En México se suele decir que la Revolución (la de 1910) se hizo en tren. Lo que pocas veces se menciona es que después de la Revolución, el gobierno le dio poca o nula atención a las vías de ferrocarril o al servicio en tren. Esto provocó que a mediados de la década de los noventa, los ferrocarriles en México fueran verdaderamente lamentables y que jamás nunca nadie pensaría en ir de un lugar a otro en tren. De veras. Pueden preguntarle a su mexicano de confianza si en algún momento de su vida ha viajado en tren y las probabilidades de que les diga «jamás nunca» son muy altas.

Pues ahí va Salvador, a Zacatecas, en tren, a punto de salir de la prepa. Para los enterados, el viaje del Distrito Federal a Zacatecas se hace en un camión de línea, así facilito, limpio y bonito, en más o menos 6 horas. Yo tardé 18. Dieciocho horas en llegar de la estación Buenavista a la ciudad de Zacatecas, Zac. No estoy seguro pero creo que si me hubiera ido trotando hubiera llegando antes.
Además estamos hablando de una época en la que no había un uso tan masivo de teléfono celular (yo acepté tener el mío hasta bien entrado 1999 y en mi escuela el celular sólo lo tenían los pudientes del área III), por lo que para la hora en la que hablé a mi casa avisando de mi llegada, mis padres ya me hacían víctima de un asalto de cuatreros a lo largo del camino. Pobres. Me cae que ni vendiendo el tren como fierro viejo les hubiera costeado a los supuestos cuatreros el asalto al tren.

Llegué a Zacatecas molido como pocas veces, busqué un hotel barato y comencé a vagar por la ciudad buscando una señal de lo que debía hacer de mi vida. Según yo, en algún punto tendría que encontrarme con una señal divina e inequívoca que me diría hacia donde dirigir mis pasos académicos. La hice de vil turista durante un par de días, conocí iglesias y museos hasta hartarme y no fue sino hasta la noche del tercer día que dije: «Salvador, es hora de que conozcas la vida nocturna de Zacatecas». Ustedes se preguntarán que cómo es posible que haya tardado tres días y dos noches para decidirme a *salir*. La respuesta es sencilla. Era yo un ñoñazo.
Si nos remitimos a los años dorados de 1997 piensen en alguien gordito, con peinado de libro abierto, lentes de fondo de botella que cubre el 75% del rostro y con combinaciones monocromáticas en lo que a ropa se refiere. Pensemos en el ñoño que saca puros dieces, que no comparte sus apuntes y que realmente se preocupa por exentar los examenes semestrales y finales. Piensen, en pocas palabras, en ALGUIEN QUE ELIGE ZACATECAS COMO DESTINO PARA ENCONTRARSE A SÍ MISMO!!!! Dios… me cae que no sé cómo me dejaron sobrevivir mis amigos.

Por supuesto, mi noche fue un fiasco. Terminé en una discoteca (sí, sí… ese era el término, «discoteca») que en algún momento ha de haber sido la sensación por estar dentro de una mina, pero que para el año en que yo fui era la cosa más vacía y patética del planeta. Mala música, mal ambiente, malo todo. Con decirles que terminé compartiendo la mesa con una familia que había ido de vacaciones y que querían que sus dos hijas conocieran una *disco*. Las hijas tenían 12 y 10 años, espectivamente.

Cuando salí del lugar miré al cielo y comenzó a caer una ligera lluvia. En ese momento supe que estudiaría Actuaría. ¿Por qué? No lo sé. Es más, sigo sin saberlo. Sobretodo porque dos semestres después de comenzada la carrera, terminé cambiándome hasta de universidad.

Written by Salvador Leal

mayo 23rd, 2007 at 3:53 pm

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315,360,000 segundos

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Esta semana se cumplen diez años que salí de la prepa. Diez añotes. Y sí, si ustedes son fieles seguidores de este blog, se habrán dado cuenta que mi prepa es una etapa que apenas voy superando.

Diez años da perfecto tema para una película. Porque no es que quiera sonar a ruquito pero la neta es que así como siento que apenas fue ayer la última vez que estuve sentado en mi banca del 106, también creo que han pasado mil cosas (toda una vida) desde que salí del H.H.H. Centro Universitario México. Es más, si hay algún preparatoriano que esté viviendo esos momentos a lo largo de estos días, permítanme contarles el final de la historia: sí, van a dejar de ver a personas que ahorita juran que nunca dejarán de ver.
Claro, hay amigos que duran eso y más, ya sea porque son perseverantes (ustedes y ellos) o porque las circunstancias los siguen haciendo pasar cosas juntos. Pero hay muchos, muchíiiisimos más que nomás van a saber de ellos cuando se casen o -sí, también sucede- cuando se mueran.

Esta semana se cumplen diez años de que salí de la prepa. Anécdotas hay miles (aunque siempre que nos reunimos mis cuates y yo contamos las mismas diez una y otra y otra vez) con buenos recuerdos que te ponen una sonrisa hasta el día más ocupado de chamba. Y aunque acordarme de los pequeños grandes detalles de ese último año me daría para más de dos blogs, esta semana la trataré de dedicar a escribir de mi sexto de prepa. No sólo trataré de acordarme de lo que sucedió entonces sino, sobretodo, de recordar-me. Recordar cómo era, qué pensaba, qué hacía y por qué.

Por principio de cuentas puedo decirles que si ahorita tuviera que tomar de nuevo la decisión de qué carrera estudiar, en dónde y por qué, me daría un tiro.

Written by Salvador Leal

mayo 21st, 2007 at 6:56 pm

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¡¡Paren las Prensas!!

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Este post también se podría llamar «El Fin del Enigma Tang» o «El Maravilloso Mundo de los Blogs».

Resulta que hace algunas semanas publiqué un post acerca de una duda existencial que me traía sin dormir: no recordaba cómo iba el comercial de Tang. En aquella ocasión pedía su ayuda para recordar cuáles eran las líneas del comercial, y aunque tuvo varios comentarios, no había encontrado uno realmente satisfactorio… hasta hoy.

Resulta que Jalil, un visitante a este blog, me da el texto exacto del comercial de Tang («no se lo merece») y como prueba no me envía un link a YouTube ni su gafete autorizado por Kraft. No. Resulta que Jalil, lector de este humilde blog… ERA EL NIÑO QUE SALÍA EN EL COMERCIAL DE TANG!

jalil (Uno de los niños tang)

Que ha habido, en efecto yo fui un niño tang (en 2 ocasiones, una vez en una montaña y otra en el espacio) hoy tengo 23 años pero en aquel entonces tenía 6.

Bueno no necesitas creerme, pero tengo la respuesta a tu pregunta porque ahi los tengo grabados:

En la pantalla vemos a tres personajes, una Señora De Las Lomas®, su mayordomo Jaime (vestido como EL estereotipo de mayordomo) y un niño de lentecitos.
Señora De Las Lomas: Jaimeeeeee, el niño tiene sed… y no hay naranjas!!
Jaime: Por eso siempre tengo Tang, el unico con un gran sabor a frutas.
(imágenes de alguien preparando Tang; el niño se toma su vasote de agua pintada)
Niño oligofrénico: ¡Quiero más!
Jaime: No se lo merece.

Y se acabaaa!!! hay variaciones: la señora puede decir no hay naranjas, duraznos o mangos,

bueno, ya puedes dormir a gusto men!

Como sabrán los lectores asiduos de este blog, no suelo meterme con los comentarios a mis posts, pero éste no lo podía dejar pasar así como así. No cabe duda… Dios bendiga el Internet. Fin del misterio. Gracias Jalil.

** SalvadorLeal.com: lectura obligada para íconos de la televisión **

Written by Salvador Leal

mayo 3rd, 2007 at 6:43 pm

Corro

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Hoy encontré esto en el periódico:

Ahora nomás me hacen falta las temporadas de Papá Soltero y estaré completo…

Written by Salvador Leal

abril 6th, 2007 at 1:46 am

Grow Up

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* Este viernes fui al Open House de un amigo que se acaba de ir a vivir solo. Así, solo. Bebimos cerveza, fumamos sheesha y escuchamos buena música. Quizás eso a ustedes no les sorprenda (¿a quién diablos le va a sorprender que un twentysomething se vaya a vivir solito?)… pero para mí significa bastante. Debido a que nos conocemos desde que estábamos en quinto de primaria, ir a su depa y disfrutar unas chelas arropados por su (suyo de él) nuevo hogar, me hizo pensar en mil y un cosas no sólo mientras estábamos ahí, sino también muchas horas despues de haber dejado su depa.

* El próximo martes, Rodrigo, un buen amigo, se va a trabajar a los EEUU. Le ofrecieron dirigir un periódico para hispanos en Atlanta y para allá se va. Este sábado fue su despedida en un bar y al momento de despedirme de él, me llegó una muy extraña sensación de no saber exactamente cuándo nos volveremos a ver.

* Peter, aquel viejo compañero de aventuras (cfr. nuestro viaje a Acapulco y a Montreal) me visitó en la oficina el jueves pasado para platicarme que también se va a vivir solito. Hablamos durante un buen rato de cómo las series de televisión de varios amigos están llegando a su final de temporada simultáneamente y quedamos en vernos a su regreso de París.

* Mi prima me invitó la semana pasada a su nuevo departamento. Ella también se acaba de mudar. Comimos sushi, pizza y jugamos una cosa que se llama Cranium.

Una de mis canciones favoritas de los Beach Boys es When I Grow Up. Y desde hace un par de semanas he traído pegada la tonadita en la cabeza. No sé si sea la cercanía de mi cumpleaños o que tantas cosas estén pasando a mi alrededor… pero nomás por tenerla disponible desde cualquier lugar, aquí la dejo.

Clip de audio: Es necesario tener Adobe Flash Player (versión 9 o superior) para reproducir este clip de audio. Descargue la versión más reciente aquí. También necesita tener activado Javascript en su navegador.

When I grow up to be a man
Will I dig the same things that turn me on as a kid?
Will I look back and say that I wish I hadn’t done what I did?
Will I joke around and still dig those sounds?
When I grow up to be a man?

Will I look for the same things in a woman that I dig in a girl?
(fourteen, fifteen)
Will I settle down fast or will I first wanna travel the world?
(sixteen, seventeen)
Now I’m young and free, but how will it be
When I grow up to be a man?

Will my kids be proud or think their old man is really a square?
(eighteen, nineteen)
When they’re out having fun yeah, will I still wanna have my share?
(twenty, twenty-one)
Will I love my wife for the rest of my life
When I grow up to be a man?

What will I be when I grow up to be a man?
(twenty-two, twenty-three)
Won’t last forever
(twenty-four, twenty-five)
It’s kind of sad
(twenty-six, twenty-seven)
Won’t last forever
(twenty-eight, twenty-nine)
It’s kind of sad
(thirty, thirty-one)
Won’t last forever
(thirty-two…)

Written by Salvador Leal

marzo 4th, 2007 at 5:49 pm

Algunas migajas

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1. El sábado tuve dos intensas discusiones (una por la mañana y otra por la noche) acerca del comercial de Tang que todos los nacidos circa 1980 tenemos tatuado en el inconciente. El core de la controversia está en las líneas finales del comercial que va más o menos así:

En la pantalla vemos a tres personajes, una Señora De Las Lomas®, su mayordomo Jaime (vestido como EL estereotipo de mayordomo) y un niño de lentecitos.
Señora De Las Lomas: Jaimeeeeee, el niño tiene sed… y no hay naranjas!!
Jaime: Por eso siempre tengo Tang
(imágenes de alguien preparando Tang; el niño se toma su vasote de agua pintada)
Niño oligofrénico: ¡Quiero más!
Jaime: No se lo merece

Nuestra dificultad radica en que no sabemos cuál era la línea que cerraba el comercial (if any), pues hasta el momento, la discusión está en el orden de las líneas de Jaime. Un grupo (encabezado por mí), se ha pronunciado a favor del cambio de orden en lo que dice Jaime, es decir, que lo último que dice Jaime es «por eso siempre tengo Tang». El otro grupo con quién he tenido esta discusión, opina que el orden del comercial es como está escrito allá arriba y que la línea de cierre es la también muy conocida y flemática «no se lo merece».

¿Alguien recuerda más de ese comercial?

2. Este año he decidido no hacer publicidad alguna de mi cumpleaños. Ni fiesta o celebración pública, ni paro de labores, ni cierre de calles o vecindades para el jolgorio. Después de que el año pasado hubo hasta artículos promocionales (un CD, badges y cerveza Che-LEAL), en el 2007 reinará la prudencia y la austeridá (AMLO dixit).
Ahí si se quieren acordar de mí, pus bien. Si no, también. Snif.

3. Cuando pasa lo que sucedió con el Oscar, lo que pasa cuando vamos al Mundial o a las Olimpiadas… sólo me pongo a pensar en aquello que escribió Octavio Paz hace más de medio siglo.

El ideal de hombría para los otros pueblos consiste en una abierta y agresiva disposición al combate; nosotros acentuamos el carácter defensivo, listos a repeler el ataque.
(…)
La hombría se mide por la invulnerabilidad ante las armas enemigas o ante los impactos del mundo exterior. El estoicismo es la más alta de nuestras virtudes guerreras y políticas. Nuestra historia está llena de frases y episodios que revelan la indiferencia de nuestros héroes ante el dolor o el peligro. Desde niños nos enseñan a sufrir con dignidad las derrotas, concepción que no carece de grandeza. Y si no todos somos estoicos e impasibles -como Juárez y Cuauhtémoc- al menos procuramos ser resignados, pacientes y sufridos. La resignación es una de nuestras virtudes populares. Más que el brillo de la victoria nos conmueve la entereza ante la adversidad.
El Laberinto de la Soledad, Octavio Paz (1950)

Written by Salvador Leal

febrero 27th, 2007 at 12:59 am