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La vida irreal de Salvador Leal

Archive for 2004

Inside Salvador’s Studio

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Acabo de recibir un mail en donde me piden que publique un ‘chismógrafo’ que hace muchos años salió en Leal-On-Line. Ya saben, esta lista de preguntas que sirven para conocer mejor a una persona… el clásico ‘¿cuántas almohadas usas cuando duérmes?’ y ‘¿cuál es tu comida favorita?’. A reserva de publicar ese chismógrafo cuando tenga una crisis de creatividad, voy a contestar unas preguntas que, la verdad, me resultan más atractivas.

Durante algún tiempo pasaron en Canal Once un programa del que me volví fan instantáneamente. Después le perdí la pista para luego volverlo a encontrar en un canal de Cablevisión Digital llamado Film&Arts (que en Estados Unidos transmite la cadena Bravo).
El programa se llama ‘Inside the Actor’s Studio’ y es conducido por un cuate llamado James Lipton. El show es un programa de entrevistas en donde el host hace una investigación exhaustiva acerca de un actor en particular y comienza a hacerle preguntas frente a un público de estudiantes de actuación y guionismo; al final, los estudiantes también tienen la oportunidad de hacer preguntas.
El asunto no sería tan atractivo si no fuera, precisamente, por los personajes invitados al programa: Christopher Walken, Sir Anthony Hopkins, Whoopi Goldberg, Kathy Bates, Robert De Niro, Susan Sarandon, Mike Myers, Samuel L. Jackson, Sir Ian McKellen y muchísimos más del estilo.

Al finalizar el programa, James Lipton hace una serie de cuestionamientos conocidos como «Las Preguntas». Esta parte del show es de mis favoritas y se basa en un ejercicio similar que realizara el conductor francés Bernard Pivot en el reconocido programa ‘Bouillon de Culture’.

Así que, después de haber dicho todo esto, vamos a jugar que a ustedes son los estudiantes de actuación y guionismo y que James Lipton me está haciendo las preguntas. Algunas respuestas son cortas, otras merecen mayores explicaciones. Ahí van.

01. What is your favorite word?
Uuuffff… muchísimas. Como varios de ustedes saben, una de las razones por las que entré a Letras Hispánicas fue, precisamente, mi gusto por las increíbles palabras del español (así, ¿o más ñoño?). Dentro de mis favoritas están: ‘chanfaina’, ‘jaleo’, ‘implar’, ‘no’ y ‘ñandú’
En inglés, ‘raccoon’ (mapache) y ‘rattle’ (repiquetear o sonajeo)

02. What is your least favorite word?
En español, ‘arcada’ y ‘chata’
En inglés, ‘faucet’ y ‘marshmallow’

03. What turns you on creatively, spiritually or emotionally?
La música, todo el tiempo, toda la vida.
El silencio que, como todo músico sabe, es tan importante como el sonido.

04. What turns you off?
Las quejas. La mediocridad.

05. What is your favorite curse word?
En español, ‘pendeja’. Se me hace tremendamente sonora y de sólo pensar en la palabra se me dibuja una sonrisa en la cara. También me encantan las que no son groserías como tal, i.e. diablos, diantres, cáspita, recórcholis, atiza, zambomba, rayos, etc.
En inglés, ‘damn’ es la que más uso.

06. What sound or noise do you love?
El sonido del viento en una montaña.
¿demasiado cursi? okey, okey… mmmm… me gusta mucho el sonido del aceite friendo algo.

07. What sound or noise do you hate?
Odio con todo mi corazón el sonido de los coches cuando necesitan que les cambien los frenos (balatas).

08. What profession other than your own would you like to attempt?
Me hubiera encantado ser reportero de guerra. O editor de libros.

09. What profession would you not like to do?
Nunca podría trabajar embalsamando gente. Los cadáveres y yo no tenemos buenas relaciones.

10. If Heaven exists, what would you like to hear God say when you arrive at the Pearly Gates?
‘No estés triste, hombre… ¡esto apenas comienza!’

P.D. Ustedes también pueden hacer el mismo ejercicio en el Tag Board de la derecha… ¡liberen su creatividad!

Written by Salvador Leal

febrero 12th, 2004 at 11:41 am

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Profiling

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Suelo hablar muchas cosas malas acerca de la universidad que tuvo el dudoso honor de tenerme entre sus filas. Y lo hago por muchas razones, comenzando con que estudié la carrera que estudié y en la escuela que estudié por un error de cálculo.
Sin embargo, atesoro dos o tres detalles de mi vida universitaria en el ITAM y una de ellos fue un seminario que llevé con un profesor llamado Javier Bonilla. En su clase aprendí desde biología evolutiva hasta movimientos del tipo de cambio… así de increíble era su clase. Y ahí también conocí el término ‘profiling’.

Básicamente, el profiling es la actividad de recopilación y clasificación de comportamientos humanos… especialmente los comportamientos que tenemos como consumidores. Ja! Y regresamos al leit-motif de este blog: ¿qué tan conscientes estamos de nuestros actos y qué tanto actuamos porque así nos dicen que debemos actuar? Si algo aprendí trabajando en P&G fue lo cuasi-inexistente que es nuestra libertad como consumidores. Lo increíble es que nosotros creemos que decidimos libremente nuestros artículos de consumo cuando en realidad la mayoría de las veces tomamos las decisiones que tomamos porque son las que están al inicio del pasillo del supermercado, a la altura de los ojos del anaquel o porque lo hemos visto anunciado varias veces en la televisión.

Pues bien, el profiling es un arma que tienen las compañías para saber quién eres, qué es lo que te gusta y cómo te gusta (¡Dios mío! ¡¡Hippie globalifóbico sal de este cuerpo!!). En pocas palabras ellos saben ‘what makes you tick’ gracias al profiling. ¿Cómo? Sencillo.

Supongamos que tenemos un individuo al que llamaremos Ramón.
Ramón, como cada quince días, va al Costco a comprar ‘el super’. Ramón hace sus compras de lo más relajado, llega a la caja, paga y se va.
Con esa sencilla actividad, Ramón acaba de aportar toneladas de información a todo aquel que tenga las ganas y -muy importante- los recursos para obtenerla. Por ejemplo, quien compre la información cruzada de esa compra podrá saber, gracias a las compras que hizo/hace/hará:
Si Ramón está casado o soltero, si tiene hijos y cuántos, cuáles son la talla y el color que le gusta para sus kakhis, si utiliza lentes de contacto o compra algún medicamento periódicamente (llámese Tums, Pepto-Bismol o Exedrin), si le gusta comprar comida congelada o prefiere hacerla él mismo en casa, si tienen jardín o vive en un pequeño departamento, si le es leal a la marca de refresco que compra o prefiere una marca más barata… en fin, las posibilidades son tantas como los productos y la combinación de productos que el buen Ramón se llevó del Costco. Y eso sólamente con su membresía… pero si tomamos en cuenta la información que da con su tarjeta de crédito (en qué cajero saca dinero, cuánto gasta en restaurantes, hace compras por internet y qué compras hace, tiene teléfono celular o qué marca de coche tiene y qué tan bien cuidado está) resulta que Ramón lleva varios millones de dólares en información en la cartera.

¿Qué hacen las compañías con esa información? Sacarle hasta la última gota de jugo que se pueda: armar promociones dirigidas a solteros en donde en la compra de 3 refrescos les regalan una botella de ron, sacar nuevos productos que satisfagan las necesidades de los padres de familia con dos hijos y un jardín, fabricar cajas diseñadas para que entren sin problemas en la cajuela de los coches que suelen tener las personas que compran determinados productos, ofrecerles paquetes de avión y hotel con alberca a usuarios que viajan con sus hijos… etc, etc, etc.

Si en alguna ocasión han comprado algo en Amazon.com, tendrán la experiencia un poco más digerida. ¿Se han dado cuenta que cuando entran a la página principal de Amazon en una computadora donde ya han hecho compras con su password… aparecen muchísimos productos que les resultan muy atractivos? ¿Se han dado cuenta que parte del perfil de un producto en Amazon incluye el ‘las personas que compraron esto, también compraron esto otro’? Eso es profiling. Usar la información que ustedes mismos les están proporcionando, para venderles más cosas.

Pero mi choro no termina ahí. Esa era apenas la información que requerían para lo siguiente.

Si ustedes entran en estos días a la página de Amazon.com, encontrarán que pueden contribuir económicamente a la campaña política de cualquiera de los contendientes a las elecciones presidenciales de Estados Unidos.

«Mmmm… sí, quiero el nuevo DVD del Señor de los Anillos, un libro de Ayn Rand y… ¿por qué no?, donar cincuenta dólares a la campaña de John Kerry»

Hay dos cosas que me llaman la atención de este asunto:

1. El cruce de información que Amazon va a tener con respecto a las preferencias políticas de sus usuarios será tremendo. Van a poder saber qué discos/libros/revistas/juguetes/ropa/mascotas compran los de derecha/izquierda/liberales/conservadores/de centro/indiferentes, y

2. Quien compre esa información… podría crear, en un futuro, a un candidato hecho a la medida de las verdaderas preferencias de las personas.

Y aún no sé qué pensar acerca de este segundo aspecto.

Comentarios… en exlocutor@yahoo.com

Written by Salvador Leal

febrero 11th, 2004 at 12:48 pm

La Venganza de los Nerds

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Estaba apunto de pedir perdón por escribir las dos noticias que se publican el día de hoy… hasta que me puse a pensar: ¿de qué diablos voy a pedir perdón? ¿de que me parezcan entretenidas estas dos noticias? ¿acaso huelo autocensura? ¿es este un caso de ñoño queriendo ser cool? ¿tratas de mantener a tu audiencia sin ser fiel a tus principios?

Esas y otras preguntas-basura me vinieron a la mente. Así que antes de continuar nefasteando les paso al costo dos noticias que el día de hoy llamaron mi atención. Bueno… más bien es un NOTICIÓN y una nota ‘divertidamente ñoña’ las que publico:

1. Primero, la noticia ‘divertidamente ñoña’.
El encabezado de la primera nota es «Descubren Nuevos Elementos de la Tabla Periódica»
Okey, okey… estoy de acuerdo que no es para que griten «¡¡PAREN LAS PRENSAS!!» pero digo, un poco de Física Nuclear de vez en cuando no le hace daño a nadie. Extraído con información del Physical Review C, dice:
«Científicos del Livermore National Laboratory de Estados Unidos en colaboración con el Instituto de Investigaciones Nucleares de Rusia descubrieron los elementos numero 113 y 115 de la tabla periódica, los más superpesados conocidos, de acuerdo a los resultados publicados en la revista Physical Review. El hallazgo de estos elementos llamados provisionalemente Ununtrium y Ununpentium abre nuevas posibilidades para la química en el diseño de nuevos materiales y tecnología»

2. Finalmente, el notición del momento.
Todos los ‘mediajunkies’ que están leyendo esto estarán de acuerdo que existen una gran cantidad de películas, libros, estaciones de radio, programas de televisión y artículos periodísticos que han modificado sus vidas y que lo siguen haciendo de tiempo en tiempo.
También estarán de acuerdo con que hay ciertas películas, libros, bla, bla, bla que son indispensables para la vida de cada uno de nosotros. Alguna línea de algún programa de televisión que nos hizo ser como somos, alguna película sin la cual no seríamos de la manera en la que somos actualmente, algún libro que más que modificar nuestra mente, la moldeó.
Star Wars suele estar presente en esa selecta pero querida lista, sobretodo si son individuos del sexo masculino que nacieron entre finales de la década de los sesenta y principios de la década de los ochenta. Ciertas personas vivimos y aplicamos muchos de los principios que, vistos de una manera fría y objetiva, fueron dictados por un muñeco de látex de color verde que habla en voz pasiva. C’est la vie.
El caso es que hoy, Lucasfilm anunció la salida en DVD de la trilogía de Star Wars para el próximo 21 de septiembre de 2004. Y para aquellos que podemos recitar línea tras línea los diálogos de las tres películas… es un verdadero notición.

Written by Salvador Leal

febrero 10th, 2004 at 6:36 pm

La Práctica 28 (4a. Parte y última)

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Antes de este largo silencio, habíamos dejado a nuestros protagonistas con la penosa misión de conseguir una muestra de células sexuales masculinas (nótese que en todo lo que llevo de la historia no he utilizado una palabra más directa para no herir los ojos de inocentes que pudieran estar leyendo este blog). La tarea era difícil: conseguir las muestras, comprobar que no eran nuestras y conseguirlo antes que los inútiles que teníamos por compañeros de equipo.

Para los que piensen que conseguir una muestra de este tipo es fácil… es porque nunca han estado en la necesidad de obtenerla de una manera que no sea ‘la natural’. ¿Dónde se puede comprar ese tipo de cosas? ¿Cuánto cuesta? ¿Cómo saber que es una muestra auténtica y no es engrudo… o peor aún, cómo saber que es de humano?

La búsqueda era contra reloj y era claro que teníamos que conseguir las muestras lo más pronto posible. Así que comenzamos por donde cualquier investigador de buen nivel comienza:

– (voz gangosa de señorita) «Telmex agradece su preferencia, está usted llamando al Cero-Cuarenta, Servicio de Información, ¿qué número le proporciono?»
– «Señorita» (con un poco de nerviosismo) «quisiera que me diera el -ejem, ejem- teléfono de…. mmmhmm…. -ajum- de un banco.. de mmm…. un banco de…… ehm»
– (voz gangosa) «Me podría repetir el nombre del Banco, ¿por favor?»
– (más carraspera) «-Ejem- Un banco…. pues…. de…. mmmm….ehjm»
– (voz gangosa con un toque de impaciencia) «¿Un Banco de qué?»
– «se-hmjn»
– «¿Podría hablar más fuerte?…¿Necesita un banco de sangre?»
– «No, señorita…. un … banco de se……hmjnm»
– «¿De qué? Mire joven si esta es una broma déjeme le digo que…»
– «¡¡DE SEMEN!!, ¿¿ME OYÓ?? ¡¡¡Necesito el teléfono de un banco de semen!!!»
(silencio)
(detrás del silencio de la señorita sólo se escuchan murmullos del resto de las mujeres que atienden el servicio del 040)
– (voz ligeramente temblorosa) «Permitame un momento»

La músiquita de espera sólo sirvió para ponerme todavía más nervioso de lo que ya estaba. Cuando me volvieron a contestar, una voz masculina que se escuchaba como el Supervisor, me contestó:

– (voz norteña) «Me dice la operadora 4567 que le está usted faltando al respeto. Le informo que de acuerdo a la Ley General de Comunicaciones, usted podría estar cometiendo un ilícito que conllevaría a la pena de…»
– (a punto de perder el control) «No no no no… mire usted… lo que sucede es que »
– «Sepa usted que esta es una empresa con un altísimo nivel moral y que…»
– «No, no… espere, creo que no me he explicado bien»
– «Lo escucho»
– «Por razones… mmhmm… académicas… necesito el teléfono de un banco…. pues… de… en fin.. la señorita ya se lo ha de haber dicho… ¿no?»
– «…razones académicas?»
– «Así es… cien por ciento razones académicas»
– «A ver», se oye que le dice a la operadora, «dele un número al joven y que se vaya»

La operadora me da el número y lo marco con la prontitud que tiene alguien que sabe que ha estado en una posición bastante incómoda durante mucho tiempo y que desea salir lo más rápido posible de ella.

– (voz de señorita sexy) «¿Buenas tardes?»
– (medio sacadón de onda por la voz de la señorita) «Esteeee… sí… buenas tardes… estoy hablando al…ejem… banco de semen?»
– (voz sexy) «Sí.. así es»
– «Mmmmm…. pues…. estaba interesado en comprar…mm… adquirir…. esteee…. bueno… quería obtener algunas muestras»
– «Claro que sí, con mucho gusto»
– «¿Me…mmm… podría dar los precios de…. las muestras?»
– «Cómo no, mire: nuestros precios van primero por volumen y luego por el origen del semen»
– «Co..co… cóoomo??»
– «Así es, después de los 25 litros de semen se le comienza a hacer un descuento que consiste en el 2.2% menos del precio normal»
– (en shock total) «¿¿¡¡¡¡¿¿¿VEINTICINCO LITROS??!!!!???»
– (medio sacada de onda) «¿… de dónde nos marca?»
– (pensando que mi imaginación no da para imaginarme 25 litros de semen) «De aquí… de la ciudad de México»
– «¿Y de cuántas cabezas de ganado estamos hablando?»

Después de pasar 10 minutos tratando de entender por qué me habían dado el teléfono de un banco de semen vacuno en el servicio del 040 y después de otros 10 minutos para recuperarme del shock de la llamada, la búsqueda continuó. Yo estaba a punto de darme por vencido, cuando mi amigo me llamó y me dijo que, providencialmente, nuestro problema había quedado resuelto.

Resultó que mi amigo tenía un tío médico, que a su vez tenía un amigo ‘médico’ que tenía una ‘clínica’ en avenida Revolución y que el amigo del tío nos podía ‘facilitar’ las muestras que quisiéramos. Lo único que teníamos que hacer era ir por ellas.

«Lo único que no me gustó» dijo mi amigo mientras nos subíamos al microbús que nos llevaría por todo Barranca del Muerto rumbo a Revolución «fue que me dijo que las muestras podrían ser tan frescas como nosotros quisiéramos»

Yo pensé lo peor.

Y lo peor fue exactamente lo que sucedió.

Uno sabe que la ‘clínica’ no puede ser muy seria si se encuentra justo enfrente del mercado de Mixcoac. Y menos si en la esquina tiene un letrero que está café por efectos de la corrosión y la humedad. El tugurio aquél todavía existe y pueden verlo si pasan por Revolución; su nombre… Clínica Maya. Tenía toda la pinta de ser una clínica de abortos. No dudo que lo fuera.

Al entrar, fuimos recibido por el ‘doctor’ amigo del tío de mi cuate. No piensen en Nick Riviera (cfr. The Simpsons), piensen más bien en Sergio Andrade viviendo en su hábitat natural. Por el oscuro pasillo que llevaba a la oficina del ‘Doctor’ se escuchaban algunos gemidos de personas que, seguramente, no estaban bien anestesiadas en aras de una cirugía más económica.
Los consultorios, que eran como pequeños cuartos de motel de paso, daban la idea de que la higiene no era un concepto olvidado en la ‘clínica’… simplemente era un concepto que jamás había sido aplicado en ese lugar.

Finalmente llegamos al fondo del pasillo, a un pequeño privado donde el ‘doctor’, que parecía ser el que regenteaba el lugar, tenía sus aposentos. Una vez adentro de su ‘consultorio’, lo único que se llegaba a escuchar era el suave murmullo de una radio que estaba sintonizada en una estación de música en inglés cuyo nombre no conocí sino hasta un año después. Recuerdo que cuando entramos sonaba el último éxito de Billy Joel, ‘River of Dreams’.

«Ahora sí, mis niños» dijo con una voz suave y muy controlada voz; como alguien que tienen la tos atorada en la garganta pero que no se puede dar el lujo de toser, «díganme qué es lo que necesitan»

Le explicamos, lo más brevemente que pudimos, nuestra situación y lo que requeríamos: muestras de células sexuales masculinas y una carta que demostrara que provenían de personas distintas a las que en ese momento le hablábamos.

«Pues les puedo dar las muestras sin mayor problema» dijo, muy serenamente, «pero deben saber que las personas que vienen a donar el material que ustedes necesitan, siempre piden mantener sus nombres en calidad de confidencial»

– «Una carta que diga que proviene de otra persona será más que suficiente» dijo mi amigo que tenía todavía más ganas de salir de ese lugar que yo.

El doctor sacó dos pequeños vasitos de plástico de su escritorio y se dirigió a un pequeño anexo que estaba a su lado izquierdo. Al abrir la puerta, pudimos alcanzar a ver una mesa de exploración como las que usan los dentistas y, sobre ella, las piernas ansiosas de una persona que parecía estar esperando la llegada del ‘doctor’.
El doctor cerró la puerta mientras la radio murmuraba ‘The Return to the Innocence’ de Enigma. En aquel entonces yo no tenía idea de cómo se llamaba la canción ni quién la cantaba, pero hasta la fecha estoy convencido de que los gemidos de la canción opacaron los sonidos que provenían del anexo del ‘doctor’.

A la mañana siguiente, llegamos con dos frasquitos que tenían una generosa porción del material que había sido requerido para el laboratorio.

Mi amigo y yo pasamos muchas aventuras más durante el resto de la secundaria y parte de la prepa. Pero nunca volvimos a platicar del tema de la práctica 28 ni de la forma en que conseguimos las muestras ‘frescas’ para el Laboratorio de Biología.

Written by Salvador Leal

febrero 9th, 2004 at 1:34 pm

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Maristas

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Quienes han seguido el relato de ‘La Práctica 28’ comenzarán a conocer cómo se hacían las cosas en mi escuelita. Los que fueron víctimas de la secundaria al igual que yo, reconocerán en la actitud de los maestros, la clara mano de hierro de los discípulos de Marcelino Champagnat: los maristas.
Cuando cuento cómo era la disciplina marista, algunos cuates que no tuvieron la ‘fortuna’ de estar ahí para comprobarlo, suelen ser escépticos al respecto. No es así. Y para muestra, basta un botón. Trino, el caricaturista del periódico Reforma, publica el día de hoy… este cartón.

Written by Salvador Leal

febrero 3rd, 2004 at 3:53 pm

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MediaJunkie

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«Hola, soy Salvador Leal. Y soy un MediaJunkie»
(todos) Hooooola Salvador! (aplausos moderados)
«Si uno pudiera hacer una lista de las cosas que más te gustan, seguramente cabrían los atardeceres en la playa, las charlas con los amigos, las noches de verano y todo lo incluido en ‘My Favorite Things’ (cfr. The Sound of Music).

«¿Qué significa ser un mediajunkie? Implica que dentro de tus cosas favoritas se encuentran la tele, el radio, el cine, las revistas, los periódicos y el internet. Implica que tienes una chamba en donde constantemente estás leyendo y procesando información de distintos medios… y que en tu tiempo libre básicamente sigues haciendo lo mismo. Implica tener una necesidad adictiva por la información y la excitación de tus sentidos. Implica que eres el sueño húmedo de Giovanni Sartori. Implica que, como amante de la tele, no puedes dejar a un lado los comerciales porque los comerciales también son parte de la tele.

«Para aquellos que comparten ese gusto enfermo por los medios y, en particular, por los comerciales, reconocerán que el SuperBowl consiste, básicamente, en un conjunto de comerciales interrumpidos por un juego donde las personas se golpean por un balón. Si ustedes son de los míos, aquí está el link de todos los comerciales transmitidos en el SuperBowl XXXVIII. Enjoy!»

P.D. No pueden dejar de ver el comercial de Master-Card, el de la NFL con los jugadores cantando ‘Tomorrow’, el de FritoLay, FedEx y el comercial de Chevrolet con el jabón.

Written by Salvador Leal

febrero 3rd, 2004 at 11:25 am

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Tres cosas

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Cosa No. 1
Algunos pensaron que con la tercera parte de «La Práctica 28» iba a terminar la historia. ¿Qué, ahora resulta que o las historias son trilogías o no son nada? ¿Es acaso el síndrome ‘El Señor de los Anillos’ y piensan que si en la tercera parte no se resuelve mi historia ya no se resolvió? Pues no!
Para que mi historia terminara en la 3a. parte, yo habría tenido que cargar a mi compañero de equipo rumbo a los baños cual Sam a Frodo en ‘El Retorno del Rey’. No es así. Prometo que no se alargará más el descenlace.

Cosa No. 2
La gente de radio somos gente fea. Simpática, inteligente, divertida… pero somos feos. Punto. Es por eso que me han sorprendido los comentarios surgidos a partir de la última actualización de las fotos de SalvadorLeal.com.
¡Así somos! Si alguna vez pensaron que la voz sensual del micrófono corresponde a la silueta de la persona de sus sueños…. ¡error!
Dénle una checada a las nuevas adiciones de la galería

Cosa No. 3
En alguna otra ocasión invité a todos mis cuates a un concierto de un amigo que comienza a hacer sus pininos en el ambiente musical. A mi poderosa convocatoria acudieron… dos! Y eso que fue en el Hard Rock… cuál que los invito a Neza y no me acompaña ni mi autoestima.
En fin, para todos aquellos que quieran conocer/cantar/bailar al ritmo rockero de Chica Bomba, este anuncio es para ustedes.

¿Ya anotaron?
El Bulldog tendrá a los integrantes de Chica Bomba cantando sus mejores éxitos (yo soy fan de ‘Sin Ti’) el próximo 6 de febrero. Creo que el cover está alrededor de los doscientos morlacos. No se fijen en eso y si se animan, échenme un telefonazo y/o un mail.

Written by Salvador Leal

enero 30th, 2004 at 2:20 pm

Posted in de todo un poco

La Práctica 28 (3a. parte)

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En el capítulo anterior, habíamos dejado a nuestro protagonista viendo desesperanzado las tres opciones que se le mostraban para la resolución de su problema:
1. No llevar nada
2. Obligar a dos de los miembros del equipo a que llevaran la muestra, corriendo el riesgo de que no llevaran nada o, que en el mejor de los casos, llevaran un vasito con concentrado de agua de horchata.
3. Ya fuera yo o mi otro compañero de equipo responsable y cumplido lleváramos la muestra

De todas las opciones, la tercera era la que tenía más probabilidades de éxito pero al mismo tiempo, la que se prestaba más para la injuria y la descalificación por parte, no sólo de nuestros otros compañeros de equipo, sino inclusive del resto del salón. Hay terrenos de la dignidad humana que hasta los ñoños hemos de saber evitar y ése era uno de ellos.

Después de mucho pensar y repensar, una idea golpeó nuestros pequeños cerebritos y decidimos utilizar una forma no convencional para obtener las muestras: haciendo un concurso.

– «La mecánica es simple», les explicamos al resto del equipo, «la persona que logre obtener las muestras y que compruebe que lo que obtuvo es el resultado del esfuerzo de alguien más, gana la prueba»
– «O sea, ¿cómo?» dijeron nuestros compañeritos que a duras penas podían juntar palabras en su boca para escupir frases.
– «Sí, mira: supongamos que yo llego el próximo miércoles con un vasito lleno; debo poder comprobar que no es mío, que lo conseguí de otra manera y así ganas»
– «¿Y qué gano?»
– «El concurso»
– «Sí, sí… pero ¿qué gano si gano el concurso?»
«Diles que pueden tomar lo que reste de las muestras!» pensaba para mis adentros… pero lo que realmente dijimos fue:
– «Asesoría personalizada para todos y cada uno de los exámenes finales; dos ñoños a tu entera disposición para resolver dudas, prestarte cuadernos… en fin, te ganas un ‘couch académico'»
Los ojitos se les iluminaron y en ese momento supimos que habían caído en la trampa: ellos tenían una motivación para obtener las muestras a como diera lugar, pero cuando les pidiéramos que nos demostraran que ninguno de ellos había proveído de la materia prima para la práctica, no podrían hacerlo y nosotros nos reiríamos de ellos en sus caras, tomaríamos las muestras, haríamos la práctica, sacaríamos diez y seríamos felices. Desde luego, no tendríamos por qué ser sus ‘asesores académicos’ pues el concurso consistía en comprobar que la muestra no provenía de ellos.

Así llegó la semana en la que todo segundo de secundaria tenía que pasar al laboratorio a realizar la ahora mítica práctica 28. Las amenazas de los padres de familia habían sido inútiles para detener al profesor Astorga y sus maquiavélicos planes de perversión juvenil. Nosotros, el salón 23, tendríamos la práctica hasta el miércoles, por lo que tendríamos tres días para ver las reacciones de los otros salones.

Pero nunca nos esperamos que sucediera lo que sucedió.

Los baños del colegio no fueron suficientes para satisfacer (verbo bien usado) la demanda de sus usuarios. ¡¡Había colas para entrar al baño!! ¡¡Había gente vendiendo vasos enteros de muestras para la práctica 28 por los pasillos!! ¡¡Había centenares de personas COMPRANDO las muestras!!

Y cuando digo centenares de personas, no exagero. Mi generación -sólo 2o. de secundaria- era nada más de 650 personas! Los salones de primero y tercero, que no sabían nada de la práctica 28, pronto se enteraron de la situación y en lugar de alegrarse de no tener ese tipo de maestros de biología, decidieron unirse a la ‘celebración’ visitando, ellos también, los baños del colegio.

Eso era una bacanal. Una orgía. Era todo un espectáculo.
Era, además, la orgía más privada y solitaria que se ha visto nunca.

Para el descanso del mediodía de aquel lunes, se respiraba en toda la secundaria una tranquilidad que sólo las satisfechas y exhaustas hormonas adolescentes podían generar. Mi amigo y yo estábamos francamente alarmados; nos había salido el tiro por la culata. Ahora tendríamos que darnos a la tarea de encontrar las muestras por nuestro lado… y no teníamos la menor idea de cómo le íbamos a hacer.

…¿cómo resolvieron este nuevo problema nuestros jóvenes protagonistas, sin convertirse en la versión noventera de Tenoch y Julio, los charolastras de ‘Y tu mamá también’?
… no se pierdan la conclusión de esta historia… en exclusiva a través del blog de SalvadorLeal.com!

Written by Salvador Leal

enero 29th, 2004 at 3:32 pm

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… por qué escribo?

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El viernes pasado, una persona que muy recientemente entró a mi grupo de amigos me preguntaba por qué escribo. La respuesta la da Amy Tan:

Escribir es para mí un acto de fe, la esperanza de que descubriré lo que significa para mí la «verdad». Y leer es también para mí un acto de fe, la esperanza de que descubriré algo esencial acerca de la vida, acerca de mí. Y si el escritor y el lector descubren lo mismo, si tienen esa conexión, entonces el acto de fe se ha convertido en un acto de magia. Para mí ese es el misterio de la literatura y de la vida – la conexión entre dos individuos que descubren al final que son más parecidos que diferentes.

… y le daremos un poco de emoción a la continuación de «la práctica 28» (gracias a los exalumnos el IM por darme datos que no recordaba de la historia!!)

Written by Salvador Leal

enero 26th, 2004 at 4:03 pm

La Práctica 28 (2a. parte)

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Como su número bien lo indicaba, la práctica de ‘Observación de Células Sexuales Masculinas’ era la número 28. Lo que significaba que durante todo el primer semestre de mi segundo de secundaria el tema de conversación era sólamente uno: la práctica 28.

Porque no sólo significaba lidiar con nuestras ya de por sí alborotadas hormonas. Había que lidiar con las ‘buenas conciencias’ de numerosas familias que habían enviado a sus retoños a una escuela-católica-solo-para-hombres con la esperanza, ya fuera de corregir los torcidos pasos de sus angelitos, o para asfaltar aún más el camino al cielo que tenían previsto para sus querubines. El alboroto fue tanto que los reclamos no se hicieron esperar y para mediados de octubre, ya había padres de familia formados afuera de la oficina del Director (conocido por todos como ‘Benny Hill’) reclamando que en una escuela de tan renombrado prestigio se permitiera fomentar «ese tipo de actividades». Claro, nunca nadie decía a qué actividades se referían… simplemente era «esas actividades».

Nuestro profesor de biología, un infame biólogo con el nombre de Eduardo Astorga, ya ni siquiera se tomaba la molestia de negarse a las numerosas citas con los padres de familia. Simplemente no había horario de atención a papás en lo que a la materia de Biología se refería. «Y háganle como puedan!» decía Astorga cada vez que llegaba a quejarse con los alumnos de tener padres tan persignados. Así pasó el primer semestre. Abrimos ojos de buey, matamos gallinas, disecamos patas de rana, cocinamos el cerebro de un sapo para poderlo exponer en frasquitos con formol… estar en su clase o trabajar en un rastro venía siendo la misma cosa. Cuando llegó enero, mis manos (y las manos de toda la generación) estaban arrugadas por el manipuleo constante de formol y cloroformo, y mi ropa nunca volvería a oler a nada que no fuera un laboratorio de biología.

Finalmente, llegó el día:

«Jóvenes» -nos dijo Astorga- «durante estos meses ha habido mucha presión por parte de sus padres para evitar que realicemos la práctica que corresponde a la próxima semana»
(murmullos)
«Silencio!» -dijo mirando fíjamente a cada uno de nosotros- «un murmullo más y su calificación comienza en 6»
«He platicado con el Señor Director y con el otro profesor de Laboratorio, y hemos llegado a la conclusión de que… Ramírez! Vaya inmediatamente por un reporte!!»
(Ramírez) «Pero profesor…»
«Le he dicho que vaya por un reporte»
(Ramírez) «…lo que pasa es que…»
«Le recuerdo a usted que aquellos que han querido probar mi paciencia no han querido repetir la experiencia. Salga inmediatamente del salón»
(Ramírez se levanta haciendo ruido con la banca y sale del salón)
(Dios… así era la vida en la secundaria. Quizás por eso me gusta tanto «La Lista de Schindler»)

(Astorga no suelta la mirada de Ramírez hasta que sale. Se voltea hacia nosotros)
«El asunto es que, el Señor Director y yo hemos platicado largamente del asunto y no hemos encontrado ninguna razón por la que la práctica 28 no se lleve al cabo»
«Les recuerdo que, al igual que con el pollo, las ranas y el ojo de buey, si no traen ABSOLUTAMENTE TODO EL MATERIAL REQUERIDO, tendrán cero en la práctica. Y que para aprobar la materia de Biología es requisito haber pasado primero el Laboratorio»
(un escalofrío recorre la espalda de todos al recordar que así ha sido todo el año)
«Habrán su cuaderno de prácticas. De la Peña, lea el material»
(De la Peña se levanta y lee con grandes dificultades pues sabe que si se ríe la clase tendrá a un reportado más)
«Escucharon bien jóvenes. Una muestra por equipo»
«No me importa de quién es la muestra, no me importa cómo la consigan, no me importa si la tienen que comprar, robar u obtener por métodos no convencionales. Si no traen la muestra FRESCA, tienen cero en la práctica. ¿Entendido?»
(murmullo de ‘si’)
«Fresca significa que no pueden comprarla congelada, pues sé hay lugares donde la venden congelada a precios estratosféricos. Fresca significa que no tenga más de 24 horas de antigüedad. Fresca significa Fresca»
«Ahora pónganse sus batas y pasen al laboratorio»

Los papás que, pasado un semestre, aún no se habían enterado de la práctica 28 se enteraron durante esa semana y hubo fuertes rumores de que sería cancelada y que correrían a Astorga justo después de excomulgarlo por pervertir a las jóvenes mentes del Instituto México Secundaria.
¡Pobres padres! Pensar que se puede pervertir aún más la mente de sus hijos inscritos en tan renombrada escuela marista no era ingenuo, sino estúpido.

Los equipos de laboratorio de Biología en los que me tocó participar a lo largo de mi carrera académica eran como un castigo divino que me invitaba a arrojarme a un barranco. Siempre terminaba yo («el ñoño de Leal») pasando en límpio los apuntes, escribiendo a máquina la práctica, haciendo todo en el laboratorio, dibujando los esquemas y anotando las conclusiones. El resto de los integrantes solía verme con una mirada que mezclaba la lástima con el triunfo. Yo, internamente, les pintaba cremas.
Ese año, segundo de secundaria, no fue la excepción. De cuatro integrantes de mi equipo, sólo dos (un amigo y yo) eramos ñoñamente responsables pues teníamos una fascinación casi orgásmica por sacarnos dieces y salir exentos. Los otros dos eran un par de patanes que jamás podrían distinguir entre un tubo de ensaye y un mechero Bunsen. Vaya, ni siquiera podían pronunciar ‘bunsen’ correctamente.

Hace poco, para entrar a Procter & Gamble me hicieron describir el problema más grande al que me hubiera enfrentado en mi vida… y por poquito incluyo el ‘the 28th practice incident’ en mi solicitud.
El asunto resultaba espinoso por donde lo viéramos:
– Si no llevábamos la ‘muestra fresca’ reprobaríamos y no podíamos darnos ese lujo
– Si obligaba a los otros dos patanes del equipo a que llevaran la ‘muestra fresca’ era muy probable que no la trajeran. Y no por falta de ganas de hacer el procedimiento requerido… simplemente porque tenían como política a)no pelarme, b)hacerme enojar a toda costa y c)empujarme a reprobar la materia a como diera lugar.
– Pero si yo era el que llevaba la muestra… bueno, supongo que ustedes entienden cómo quedaría ante los ojos de mi equipo. Ellos no habrían perdido la oportunidad de oro que una situación así les brindaría. Básicamente, no me la hubiera acabado.

…qué pasará?
…cómo resolverá nuestro protagonista tan duro dilema?
…quién terminó proveyendo la materia prima?
No se pierdan el siguiente bati-episodio, a la misma bati-hora y en el mismo bati-blog.

(Comentarios bienvenidos)

Written by Salvador Leal

enero 22nd, 2004 at 4:51 pm

Posted in maristas,nostalgia