Archive for agosto, 2005
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Adoro la buena publicidad!!
El otro…
Obviamente yo no soy este Salvador Leal
1. Yo no podría correr un maratón.
2. Si no podría correr por más de una hora… mucho menos cuatro y media!
Obviamente el objetivo no era ganar (eso se lo dejamos a una tribu de kenianos domiciliados en el Distrito Federal), pero acabar un maratón es una hazaña digna de ser reconocida. Yo estoy impactado.
Así es la vida en la Familia Leal.
Navidad
Adoro la Navidad. No hace falta que se los diga, simplemente dénse un clavado por el mes de diciembre de este blog y verán cómo me encanta la Navidad… hasta que llega.
Hoy justo me acordé de lo mucho que me gusta la Navidad cuando venía hacia el trabajo. Ya venía tarde (tardísimo, de hecho) y no le venía prestando mucha atención a la iPod. Sin embargo, cual cachorrito juguetón, la iPod decidió darme tres canciones navideñas al hilo… y justo mis favoritas. Fue entonces que me dieron unas ganas tremendas de que no fuera Agosto sino Diciembre y que por las calles la gente caminara un poco más rápido para que, según yo y mi imaginación, lleguen más pronto a sus casas a ver a sus familias (aunque realmente van hacia el centro comercial más cercano a hacer compras de urgencia). Me gusta el sol de diciembre, me gusta la sensación de inmediatez que te da tener La Navidad™ a unas cuantas horas, me gusta ese tráfico ligero de los días de asueto navideños. Y me gusta, por sobre todas las cosas, la música navideña.
Dentro de mis mp3’s tengo una muy bonita colección de canciones (de ayer, hoy y siempre) que hablan de la felicidad de la Navidad, la tristeza de la Navidad o la emoción de la Navidad. Y me emociona escucharlas y pensar en que la Navidad se acerca calladamente.
Claro… eso fue justo antes de que me diera una vuelta por el Costco y viera, con horror, que ya están vendiendo artículos navideños!!! Shit!!
Rola
Esta canción me encanta desde que la conocí. Y creo que la conocí cuando tenía tres o cuatro años. Obviamente la primera vez que la escuché fue en la versión original de Creedence Clearwater Revival; después, en el absolutamente memorable año de 1994, los Spin Doctors hicieron un cover que aparecería en la película Philadelphia (cuyo tema principal con Bruce Springsteen también es para una ovación de pie).
Hoy les regalo esta versión que se defiende bastante bien… y que por supuesto me sigue rayando cañón.
Algunas cosas…
1. Hoy cumplo tres semanas con un ritmo de trabajo brutal. Mi estrés es de mesero con diarrea. Unos días más y pediré vacaciones.
2. De las pocas cosas padres del asunto es que manejo una ojera de mapache bastante buena. Me siento como soldado enseñando sus cicatrices para todos lados donde va.
3. El periódico Reforma del día de hoy publica en su sección ‘Buena Mesa’ un reportaje especial de chiles en nogada. Ellos, que se movieron más rápido que el Departamento de Investigación de SalvadorLeal.com, hicieron una encuesta y llegaron al siguiente resultado:
Lo que significa que la chava que estaba a un lado mío en la comida del sábado pasado tenía razón!!
(Gracias a LD por el pitazo!)
4. El día de hoy, mi Outlook sobrepasó la maravillosa cifra de 650 mails sin leer. Caray! Espero que no sean cosas importantes!
5. Necesito postearles una rola… pero de veras de veritas que nomás no tengo tiempo. Snif. ¿Por qué no nos ahorramos el proceso y mejor van a su tienda de discos favorita y compran el disco de The Shins?
6. Uno sabe que ha estado demasiado tiempo en la computadora cuando, en tus sueños, de repente comienzas a ver una ventanita parpadear abajo del sueño que estás teniendo, le das click y se abre otro sueño.
Temprano
La hora de publicación no se equivoca. Pasan de las cinco y ya estoy despierto y en la computadora. Ayer («ayer») terminé a las 2. Tres horas de sueño invaluables pero insuficientes… y todo un día por delante que simplemente no me va a terminar de rendir lo suficiente *sigh*
¿Lo mejor de esta hora? Que ya tengo e-mails en mi inbox. Además, no cualquier tipo de e-mails, sino los correos electrónicos que dan instrucciones y que piden hacer cosas o realizar actividades. E-mails malvados, evil mails, e-mails pero con la ‘e’ sangrante, llena de pus, garras asesinas y colmillos afilados.
¿Lo peor de esta hora? Que parece que debrayo más de la cuenta. Je. No, supongo que lo peor de esta hora es que no hay nadie conectado en el messenger con quien platicar. Levantarte temprano y trabajar es una actividad que se hace mejor acompañado de alguien… como cuando quieres que te vayan platicando mientras vas manejando en la carretera de noche para evitar dormirte.
Pero no, en el messenger sólo están ‘conectados’ Eduardo y Luis así como dos amigos del ITAM… pero no están conectados-conectados. Más bien dejaron sus sesiones abiertas y aparecen como ‘away’; obvio duermen. Siempre me he preguntado las razones para no apagar la compu. Es más, si un día de estos publicara un libro de autoayuda para manejo de estrés y relajación, se llamaría ‘Apagando la Compu: La Guía Completa para Disminuir el Estrés relacionado con el Trabajo’ o ‘Apagando la Compu: Guía de Práctica de Desintoxicación Tecnológica’.
Dios… estoy repensando ese asunto de escribir un libro de autoayuda y creo que si en algún momento veo mi nombre publicado debajo del título de un libro de ese estilo, sí me doy un tiro. Qué horror. Aunque, bueh, por lo menos le sacaría jugo al particular nombre que me cargo.
En fin, desde el País de los Sueños Interrumpidos, reportó Salvador Leal. Regresamos contigo Joaquín…
Ego
Escribe San Agustín:
Si creen que los blogs es el juego de los egos… no, no es así. El medio es uno de los más grandes, entre los comerciales, y sus hermanos mayores: la televisión, el cine, la radio, etcétera. Este juego no es para cualquier persona, es para gente que no tenga miedo de destacar, que pueda olvidar su inseguridad, que este dispuesto a darse unos buenos putazos y sobre todo, ambición, mucha ambición.
Y no puedo más que estar de acuerdo con él.
Sus palabras me recordaron los días en los que trabajaba en Televisa y cómo los egos, sin razón aparente, solían inflarse de vez en vez. En WFM se le conocía como ‘el efecto del ladrillo’, en donde la persona (cualquier que ésta fuera) comenzaba a sentirse Dios Padre (o Emilio Azcárraga, que es lo mismo). De repente ‘la fama’ te daba alas y todos sabían que lo que realmente había pasado era que te habías subido a un ladrillo y te habías mareado. Supongo que los medios tienen ese efecto en cualquier persona; digo, eso de no hacer cola para entrar a ningún lado (antro de moda incluído), de que te pidan autógrafos (don’t ask) y de que te inviten a una fiesta tras otra puede afectarte la mema. Algunos se acostumbran y cuando lo pierden sufren como pocos. A mí, debo aceptarlo, jamás me afectó el hacer o no hacer cola en el antro o el ir o no ir a la premiere de la película de moda. Me pegó muchísimo más salir del aire… pero esa es otra historia digna de adicciones enfermizas.
Yo no me enteré que había subido y bajado varias veces del ladrillo sino hasta que salí de W y mis amigos (esos que me conocieron en shorts tratando de hacer el salto del tigre en la primaria) me lo confesaron. Lo realmente triste es que jamás me di cuenta. De hecho, varias veces creo que exageraron pues si algo nos caracterizaba a los que trabajábamos en W era que sabíamos que no éramos absolutamente nada más que un grupo de weyes que habían tenido la suerte de estar en el momento justo en el que una estación de radio está en crisis. Cuando a alguno de nosotros se nos comenzaba a subir el gafete a la cabeza (recordemos que un gafete de Televisa abre hartas puertas), el equipo de personas que estaba a tu alrededor te aplicaba un Correctivo®.
Sí, sí, sé que están pensando que un correctivo es una palabra genérica que denomina algún tipo de castigo o penalización por algo malo que estás haciendo. Pero en W no.
En la estación de radio, un Correctivo® era una verdadera tradición que databa -según llegué a escuchar- de tiempos de ‘el Negro’ González Iñárritu. Desgraciadamente no les puedo platicar de qué se trataba el Correctivo® pues una de las características del mismo es que sólo sabes de qué se trata hasta que te toca que te apliquen uno. Créanme… no es nada grato ni cómodo.
Sin embargo, a pesar de no ser realmente nada más que unos locutores de una estación de radio conocida en el Distrito Federal, estábamos expuestos a una enorme cantidad de experiencias dignas de una telenovela o un estudio psicológico. La gente de radio tiene una forma de hacer y decir las cosas que yo jamás había visto. Grita, se enoja hasta niveles peligrosos, avienta cosas y te amenaza de muerte. De hecho, para los locutores ‘nuevos’ había dos diversiones muy particulares: ‘las Aventuras de Charo’ y ‘las Historias de las Vacas Sagradas de la Radio’.
‘Las Aventuras de Charo’ era cuando Charo, nuestra jefa, se sentaba a platicarnos una cantidad infinita de historias que generalmente involucraban a Luis Miguel, hijos de ex-Presidentes y gente famosa de la década de los ochenta. En el caso de ‘las Historias de las Vacas Sagradas de la Radio’, lo que se sucedía era que se intercambiaban anécdotas de las distintas personalidades que habían pasado por aquella estación y que pululaban en el medio artístico… que si ‘el Burro’ Van Rankin sí había andado con la hija de Salinas, que si Luis Gerardo Salas había aventado su celular a la alberca del puro coraje o que si los de Radioactivo eran más divas que Celine Dion y Whitney Houston juntas.
En fin, todo esto lo pensé nomás con el asunto de los egos inflados. Bueh, y también porque escuché ésto y me acordé de toda una época.
Naco
Sangre y Chiles en Nogada
Como nuestro lado de la mesa había puro wey, decidimos preguntarles a ellos y que también nos dijeran si a sus mamás les gustaban los chiles en nogada. Impactante: todos contestaron que o no les gustaban los chiles en nogada (yo entre ellos) o que si no les desagradaban, no sería algo que pidieran en un restaurante. Por otro lado, una gran mayoría de los encuestados dijo que a sus respectivas mamás les encantaban los chiles en nogada.
De ahí pasamos a una discusión del por qué de este fenómeno. Que si es lo dulce, lo delicado o lo pequeño de la porción lo que hace que las mujeres prefieran los chiles en nogada a, por ejemplo, una sabrosa arrachera o cualquier otro tipo de carne asada, que es algo así como el símbolo culinario de la masculinidad. En pocas palabras ¿qué atrae a las mujeres del sabor del chile en nogada? (guarros y albureros, absténganse de contestar). Y el debraye comenzó.
Yo (y mi cerebro lleno de datos inútiles) propuse la teoría de que ocurriera algo similar de lo que sucede con la cerveza, en donde para la obtención del lúpulo (ingrediente fundamental para la elaboración de la chela), se ocupan únicamente las flores de las plantas femeninas antes de ser fecundadas. Esto lleva a pensar que la preferencia que tienen los hombres por la cerveza va más allá del sabor amargo de la misma y se adentra a llamados internos macho-hembra de la naturaleza que apenas llegamos a imaginar. (Caballeros, pónganse a pensar en la próxima vez que se toman una chela en las implicaciones de que se estén saboreando un ente femenino antes de ser fecundado).
Ante semejante jalada (y a que esa no se la sabían!) la conversación tomó un rumbo más ilógico, que si tal o cual producto podría atraer más a hombres o mujeres o que si el tipo de sangre que corre por nuestras venas determina si nuestros ancestros eran más cazadores o sedentarios y, por lo tanto, si preferían carne o verduras. Y así, hasta el astío.
Hoy, sin embargo, en una de esas búsquedas inútiles que hago por internet, me encuentro con que el tipo de sangre es visto por muchas personas como un indicativo de la personalidad que tiene la persona portadora de esa sangre. En Japón, por ejemplo, el asunto resulta de tal importancia que se considera de buen gusto poner tu tipo de sangre en las tarjetas de presentación (business cards) para que la otra persona sepa con quién está tratando.
…sí, así como lo oyen.
Yo no me la creía (de hecho, la información me la encontré en un foro web de tarjetas de presentación) y tuve que revisar otros artículos para verificar si era cierto. Y sí, resulta que para los japoneses el tipo de sangre es como para nosotros el signo del zodiaco, pero en serio.
Al respecto hay una enorme cantidad de estudios acerca del tipo de vocación que debieras tener o de con quién te deberías casar. Mi tipo de sangre, por ejemplo, dice de mi caracter:
Type O: calm, patient, in control of their emotions, strong-willed, unyielding and full of self-confidence despite a quiet appearance.
y de mi vocación:
Type O: Banker, politician, gambler, minister, investment broker, baseball player.
Chas! Ahora resulta que si mi carrera como economista falla, siempre me podré volver jugador de baseball!
PD 1.Más info del tipo de sangre, aquí, aquí y aquí.
PD 2. Para continuar la encuesta de los chiles en nogada, opinen en los comments.
PD 3. El detalle de la sangre hubiera sido un buen gag para Lost in Translation.
Resolución
Ya. Tengo demasiadas cosas que hacer. Pero muchas. Y todas son urgentes. Y además me acaban de agendar una reunión mañana a las 4 de la tarde lo que significa que a) voy a tener que venir de trajecito y corbatita y b) que no me voy a poder ir tempra a mi casa en viernes. Argh!
Pero bueh, acabo de leer una frase que me ha gustado mucho y que pienso poner en práctica en este mismo instante: I’m old enough to do what I want, and young enough to do it. En pocas palabras, al diablo el trabajo!
Es curioso, no tengo mucho que contarles y sin embargo he decidido venir a perder el tiempo escribiendo cosas. Por ejemplo, hoy me di cuenta que el hosting de SalvadorLeal.com se venció hace varios días. ¿Que cómo me di cuenta? Sencillo: mi página nomás no abrió y las imágenes que he guardado en aquel servidor nunca se desplegaron. Hablé al servicio de hosting (que no pienso recomendar, digo… son buenos pero no tanto) y me dijeron que mi cuenta había caducado el 12 de agosto, que me habían mandado mails pero que si era Gmail probablemente no habrían llegado.
La frase me pareció una enorme patraña pero aunque de todos modos tenía que pagar, procedí a hacerlo de inmediato (cargo a la tarjeta, shickling!) y para hoy en la tarde, SalvadorLeal.com regresó a su madre. (dato ñoño del día que supongo ya sabían, uno de los significados de ‘madre’ es «Cauce por donde ordinariamente corren las aguas de un río o arroyo» por lo que utilizar la palabre ‘desmadrar’, ‘desmadre’ o ‘salirse de madre’ está correctamente utilizada y no sólo no es una Mala Palabra™ [huy! cómo odio que les digan así a las groserías!!] sino que además están hablando un muy propio y correcto castellano)
Cuando llamé para saber si ya estaba arriba mi página de nuevo, el fulanito que me atendió (de nombre Edgar Pérez) me dijo que no sólo me habían restablecido el servicio sino que además me había dado un pilón. Que si antes tenía capacidad para 5 cuentas de correo (de la cual sólo uso una: salv@salvadorleal.com) ahora tengo 10 a mi entera disposición (pregunta: ¿alguien quiere una cuenta de correo en salvadorleal.com? juar juar), que además me habían aumentado de capacidad y que ahora iba a tener 100Mb, que tendría un usuario web además de poder manejar una base de datos. Para el momento en el que comenzó a hablar del ‘usuario web’ perdí a don Edgar, por lo que si alguien me puede explicar qué diablos fue lo que me dieron de extra, se los agradecería.
Esto de que me den pilón me conflictúa de una manera que no se imaginan. Siento o que el personaje en cuestión está cometiéndo un ilícito para darme un servicio porque le caí bien o que el tipo me está tratando de ligar y por lo tanto está cometiendo un ilícito para ver si yo caigo. Y no, no es que sea demasiado paranoico (bueno, también) pero créanme… ha pasado… varias veces. Shit.
Hoy comí en McDonalds y en la fila del Automac comencé a mandar mensajitos. Mandar mensajitos vía celular es algo que hago cuanto estoy particularmente aburrido. Cuando me contestaron mis mensajitos me sentí afortunado de tener amigos que se toman el tiempo de sacar del aburrimiento a sus cuates. Estrellita en la frente y tres puntos más a mis amigos que contestan mensajitos cuando se los mando desde una junta, un seminario aburridísimo o la cola del Automac.
Me he dado cuenta que no sé cerrar mis posts. Es decir… ahorita ya quería publicar esto que he escrito (y que sigo escribiendo en mi muy particular y ridícula manera de expresar mi inconformidad con la cantidad de chamba que tengo), sin embargo, siempre siento que mis finales deberían tener más punch.
Es más, me atrevería a decir que los mejores posts de este blog son aquellos que tienen un final con punch, ya sea que te hace reír, que te hace sentir mal o que te deja pensando. El desarrollo del post creo que debe ser entretenido y único, con una dinámica especial que te atrape… pero si al final chafeas, creo te quedas como con una sensación de coitus interruptus pero literario.
Supongo que al darle tanta importancia al final, hacer una analogía entre la vida y un post común y corriente no estaría nada fuera de lugar. ¿O sí?
P.D. Este post fue escrito con Aretha Franklin cantando a todo volumen.