Archive for the ‘personal struggle’ Category
Nostalgia
Hoy, leyendo esto, me puse a pensar en que nunca me di cuenta realmente de la transición entre la vida con mis papás y la vida con mi esposa y ahora, mi hijo.
Y lo que realmente me caló no fue el no poderme dar cuenta en qué momento pasé de ser un hijo de familia a ser padre de familia. Más bien me quedé pensando en mis papás y en lo solos que deben estar ahora que no estoy cerca-cerquísima y en lo solo que yo estaré un día cuando Santiago tenga su propia vida y su propia familia. Y en si hay algo que te prepare para pasar de ser el sol de un sistema solar (bueno, pon tú, uno de los dos soles de ese sistema solar/familiar) a ser un satélite. Sí, feliz, complacido porque tu hijo tuvo su propio Big Bang, pero satélite al fin.
Pienso en anécdotas familiares con mis papás (viajes en carretera, vacaciones en la playa, salidas al parque y al cine) y más que sentir que ahora vivo en un universo que repite lo vivido en el pasado, pienso en dos extremos de una misma cuerda tan alejados que cuesta trabajo ver que forman parte de la misma cuerda.
Hoy sentí nostalgia por algo que aún no ha pasado.
¿Dónde quedó ese mexicano?
«Al considerar los objetivos que la Constitución señala a la educación, pensamos en el tipo de mexicano que habremos de preparar en los planteles. Un mexicano en quien la enseñanza, sin discriminaciones y sin prejuicios, estimule la diversidad de las facultades del hombre: de comprensión, sensibilidad, carácter, imaginación y creación. Un mexicano dispuesto a la prueba moral de la democracia, entendiendo a la democracia «no solamente como una estructura jurídica y un régimen político», siempre perfectibles, sino como un sistema de vida orientando «constantemente al mejoramiento económico, social y cultural del pueblo». Un mexicano interesado en el progreso de su país, apto para percibir sus necesidades y capaz de contribuir a satisfacerlas -en la cabal medida de lo posible- merced al aprovechamiento intensivo, previsor y sensato, de sus recursos. Un mexicano resuelto a afianzar la independencia política y económica de la patria, no meras afirmaciones verbales de patriotismo, sino con su trabajo, su energía, su competencia técnica, su espíritu de justicia y su ayuda cotidiana y honesta a la acciones de sus compatriotas. Un mexicano, en fin, que sepa ofrecer un concurso auténtico a la obra colectiva -de paz para todos y de libertad para cada uno- que incumbe a la humanidad entera, lo mismo en el seno de la familia, de la ciudad y de la República, que en el plano de un convivencia internacional digna de asegurar la igualdad de derechos de todos los hombres.»
Jaime Torres Bodet. Perspectivas de la educación (Introducción) en México. 50 años de Revolución. Tomo IV. México, D.F. 1962. pp. 3.
El ruido de la basura
¿Alguien allá afuera ya ha caracterizado el fenómeno del ruido que hace la basura en internet?
Supongamos que tengo una bolita que me sale en el dorso de la mano. Lo googleo y lo menos que encuentro es un contador que me dice cuántos días de vida me quedan por el cáncer que carcome mis entrañas. Sin embargo, voy con el médico, me da una pomada (que ni siquiera necesita receta) y a los dos días la bolita ha desaparecido.
En estos casos, el internet no se vuelve un reflejo de nuestra realidad (que, de hecho, no es, pero creo que aspiramos a que eso sea) sino que da eco a nuestros peores miedos. Es una caja de resonancia para los casos dignos de cualquier historia de terror médico. La basura en internet ha creado un ruido difícil del eliminar.
Y sí, este post intentaba ser un tuit pero ni de broma me dan los caracteres.
No debería
(este texto fue escrito de corridito, sin edición, ni revisión, ni nada)
Yo no debería estar escribiendo en estos momentos.
Pero así pasa cuando tienes un deadline brutal que debes cumplir: todo se vuelve más atractivo que regresar al trabajo que te ha exprimido durante los últimos días, semanas.
Regresar a escribir ha sido más difícil de lo que hubiera pensado. Después de dos años de pararme muy ocasionalmente por aquí, me encontré abriendo el WordPress para dejarlo abierto durante horas sin que ninguna idea medianamente original pasara de mi mente al teclado. Así sucede.
Hoy, ahorita, escribo de corridito, casi como si alguien me dictara lo que debo decir (supongo que un día de estos algún neurólogo descubrirá cómo se genera esa voz interna que habla mientras uno escribe, o que dice «no hagas eso» o «haz esto otro»…) y trato de no detener los dedos para evitar ediciones finales.
Con la misma dificultad con la que regreso a escribir, regresé a leer en mi Google Reader. Hace años era lectura indispensable antes de comenzar mi día de trabajo y hoy, aunque he tenido más tiempo que antes, nomás no me puedo hacer al hábito.
Hablando de hábitos, ese es justamente uno de los posts que tengo pendientes, hablar de mi hábito más saludable: correr. También quisiera hablar de lo que pasó durante estos 2 años pero me temo que me da mucha pereza cuidar todos los detalles de los cuales no quiero/puedo hablar. Sépanse que después de un buen rato tengo toda la intención de regresar a leer, a escribir, a pensar.
Escribir sobre Santiago (mi hijo nacido en enero de este año) es el más grande de los pendientes. Pero el tema es tan grande y tan importante que he decidido reservármelo para mi consumo personal. Si acaso contar alguna anécdota divertida o tips para los papás primerizos que comienzan a poblar mi cohorte (en el sentido demográfico de la palabra).
Quisiera hablar de los libros que estoy leyendo, a pedazos como siempre. Así que ese post también está pendiente. Y tantas y tantas cosas: los amigos, las pérdidas, las historias. Lo mucho que puede pasar en un día y cómo, realmente, nuestra vida puede estar concentrada en un instante definitorio que cambia por siempre el resto de nuestros momentos.
¿Podré continuar escribiendo en este medio (el blog) que parece ya tan arcaico? ¿Qué diría si en lugar de en un blog escribiera en una revista o en un periódico? ¿Me sentiría más actual publicando esto en un medio destinado a desaparecer? ¿Qué pasa con esos pensamientos, tan largos para Twitter y tan cortos para un post? ¿Tendré que abrir un Tumblr para encontrar un punto medio entre la imagen y el texto inconexo? ¿Me conformaré con escribir de nuevo en una libreta acerca de lo que pasa a mi alrededor? ¿Aprovecharé más mi tiempo en vivir mi vida que en contarla aquí?
Supongo que tendrán que revisar, de nuevo, periódicamente, este espacio para averiguarlo.
Vision
I love all things that pass : their briefness is
Music that fades on transient silences.
Winds, birds, and glittering leaves that flare and fall-
They fling delight across the world ; they call
To rhythmic-flashing limbs that rove and race
A moment in the dawn for Youth’s lit face ;
A moment’spassion, closing on the cry-
«O Beauty, born of lovely things that die!»
Este poema, llamado «Vision» es de Siegfried Sasoon, lo escribió en 1918 y lo encontré perdido en las páginas de un libro viejísimo cuyo nombre no guardé. El poema, como muchas otras cosas, lo traigo a este blog para que no se me olvide.
Obsesivo
Hoy leí esto:
If you feel the need to turn a light switch on and off exactly seven times before leaving a room, you have OCD. If you need to run exactly five miles every day before breakfast to feel right, you are considered disciplined and athletic.
Y me hizo pensar mucho en los dos años que estoy por cumplir corriendo diariamente. ¿Alguien nota un patrón por aquí?
Ah sí, y recuerden que el 19 de marzo es mi cumpleaños.
Fuente: Aquí.
Marley
Sólo para freaks de la tipografía…
Si quieren una playera con esa imagen, la pueden comprar aquí.
Influenza
Hubiera posteado «It’s The End of the World As We Know It (And I Feel Fine)» pero era demasiado cliché…
Perdido
Leído en Milenio (click, aquí):
La edad más difícil para perderse es, dicho sea esto con toda honestidad, la adolescencia.
Después de leer a Baudelaire, a Benjamin o a Keruack, ningún extravío es un extravío.La adolescencia, que es pura errancia, sufre de las limitaciones propias de las ideologías radicales o las misiones divinas. Perderse a los 14 o a los 17 es más un requisito que una aventura.
El adolescente, a fin y principio de cuentas, siempre encuentra su casa. Cuando no lo hace, entonces se sabe, con toda la amarga certeza del caso, que ha empezado la edad adulta. El verdadero extravío.
Letras agridulces leídas por alguien que acaba de traspasar la barrera de los treinta…
Invitado
Tengo menos conversaciones vía mail de las que quisiera. El tiempo me come la posibilidad de poder sentarme a redactar, tranquilamente, textos especialmente pensados para una persona y con un propósito particular. Si a duras penas ya posteo en mi blog (que finalmente son textos ‘para todos’), encontrar tiempo para redactar textos individuales acerca de las cosas importantes de la vida se vuelve cada vez más difícil.
Pero eso no significa que no me guste hacerlo (al contrario) o que no lo haga. De hecho, derivado de intensas conversaciones con un viejo buen amigo (viejo porque tengo mucho de conocerlo Y porque tiene mi edad también), me mandó algo que él denominó ‘Consejos Cínicos’ y que, después de consultarlo con él, publico aquí para deleite de todos. Los comentarios son bienvenidos y se le harán llegar a Mr. Z.
– En primer lugar, cree en dios. Pero no en el sexópata mezquino y tiránico de los católicos. No, mejor invéntate una religión personal, sumamente acomodaticia e indulgente (pero no tanto como para que no puedas creer en ella), y que te asegure que, de una forma u otra, vas a sobrevivir a tu propia muerte, y que tu destino posterior depende de tu actuación en este mundo. Y cree cabalmente en todo esto. Así, operarás bajo la convicción de que tu vida tiene sentido y jamás te atormentará la idea de que no lo tiene. Con esto, tendrás una existencia mucho más tranquila y despreocupada.
– Sé convencional. Vive de una manera apegada a lo que la sociedad espera (es decir, como ya lo he dicho, estudia, trabaja y enriquécete cuanto antes, escala de nivel socioeconómico tanto como puedas, elige una pareja socialmente aceptable, cásate y ten hijos, y procura que tus hijos hagan lo mismo con sus vidas). Si lo haces bien, la sociedad sabrá recompensarte con sexo y con dinero, y tendrás dos cosas menos por las cuales preocuparte.
– Sé superficial. Que tu único objetivo sea lo que la sociedad considera “triunfar en la vida”. No veas más allá de tu posición social, tu situación económica, tu bienestar físico y el de tu familia, tu reputación, etc. Preocúpate exclusivamente por lo que la gente piensa de ti, por tu relación con los integrantes de tu círculo social, por si lo que haces está bien visto o no, y en general por cosas mundanas y manejables, pero ni por accidente te hagas preguntas del tipo de “¿por qué estoy aquí?” o “¿qué sentido tiene todo esto?”.
– Ocupa tu tiempo. Mejor aún, satúrate de actividades. Vuélvete un adicto al trabajo, dedícale varias horas del día a tu aspecto físico, ten una vida social extrema, y si te sobra tiempo, adopta pasatiempos hasta que ya no tengas tiempo para pensar. Pensar es una pésima idea. Nada bueno puede salir de ello. Por cierto, y a manera de observación, si atiendes el segundo punto al grado de convertirte en otro ladrillo en la pared, el sistema se encargará de este punto por ti – el sistema tiene una gran variedad de mecanismos (la religión, el trabajo, la televisión) para mantener a la gente dopada, e impedir así que piense (cosa peligrosísima).
– Cuida tu autoestima. No creas eso de que “sólo somos polvo en el viento”. Mejor haz caso de los mensajes y los libros de autoayuda – “eres excelente”, “vales tu peso en oro”, etc. Tú ve por la vida convencido de que eres la octava maravilla del mundo.
Más adelante, derivada de esa misma conversación, salía un verdadero consejo. Sin lo cínico, útil a más no poder.
Hay un consejo que yo le daría a cualquier persona joven, digamos adolescente, en parte porque desearía que alguien me lo hubiera dado a mí. Es éste: No tienes nada que probarle al mundo. Trata de ser feliz y ya. Por ejemplo, si aprender cosas y coleccionar conocimiento realmente te hace feliz, entonces estudia, lee y cultívate todo lo que puedas; pero si en tu vida no abres un libro, si no sabes ni quién descubrió América, y así eres feliz, está perfecto. Si viajar es lo tuyo, hazlo. Pero si no, no estás obligado a salir de tu colonia en tu vida. Si mantener tu cuerpo en forma te complace, inscríbete en un gimnasio – pero si no, si estando totalmente fuera de forma estás satisfecho contigo mismo, así síguele. Lo mismo para el dinero, la vida social, la vida sexual, etc.
No puedo estar más de acuerdo. No vivas la vida que crees que los demás quieren para ti. A los demás no les importa un carajo tu vida.