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El Efecto Paquita
Los últimos cambios en Básico.FM han provocado que el equipo básico (El Niño®, Elagus®, Salvador y Pablo) nos veamos con mayor frecuencia, al menos dos veces a la semana (antes podían pasar meses sin vernos las caras, todo era vía messenger).
Y esto ha sido para la realización del primer programa original de la estación, se llama Sonar y ya lo pueden escuchar al aire en dos estaciones de radio distintas. En Guadalajara estamos en el 100.3 FM todos los martes y jueves a las 20.30hrs, mientras que en Toluca ocupamos el espacio del 102.1 FM los sábados al mediodía.
Durante la grabación de Sonar nos divertimos horrores. Aún no sé si sea la buena vibra del estudio de grabación (nuestro estudio de grabación) o alguna sustancia impregnada en las paredes del estudio, reminiscencia de su pasado como hoyo funky. O las dos. La cosa es que las mejores ideas y los mejores comentarios de la semana se alcanzan ahí; mi peak creativo, por lo menos, se da ahí.
Uno de esos días, llegué realmente emocionado después de haber visto la película ‘Con V de Venganza’ (o ‘V for Vendetta’, en su título en inglés). Hacía muchísimo tiempo que una muvi no me movía las cosas que me movió ésa; fue tanto así, que el primer día que la vi no pude resistir y la vi de nuevo saliendo de la función. Llegué y platicando con Elagus® me desarrolló una muy bonita teoría a la que denominó ‘El Efecto Paquita’ y que me dispongo a contarles aquí a ustedes.
Elagus® compartía conmigo la sensación que tuvo al terminar la cinta. Esa sensación entre liberadora y empujándote a pensar nuevas cosas, encontrar nuevos caminos y lograr nuevas mentalidades. El tema de la película (la libertad) es uno de los temas que más me han apasionado en los últimos tiempos y te lo plasman de una manera tan apasionada que te contagia (bueh, excepto si eres fan-from-hell de la novela gráfica y un amarguetas, situación que no vamos a tomar en cuenta para este post).
El caso es que Elagus® a todo ese entusiasmo compartido, a todos esos impactos visuales, respondía con la clásica pregunta de aquel que creció en la década de los 90: ¿Y?
Seguramente ustedes conocen a Paquita la del Barrio, esta cantante de música vernácula (ranchera/romántica, vaya) que alcanzó la fama despotricando contra los hombres y cuyo grito de guerra es un «¿Me estás oyendo, inútil?». Pues bien, la teoría de mi cuate es que las mujeres van a los conciertos de Paquita, gritan y maldicen contra aquellos hombres que las golpean o que las han dejado por otra. Se identifican con las letras y las tomas como propias. Utilizando la terminología de moda, se sienten empoderadas (de empowered).
¿Y qué es lo que sucede al día siguiente del concierto? ¿Para qué les sirvió gritar contra aquella (and I quote) rata de dos patas (end of quote)? Pues para trapear más tupido, para aguantar más golpes y para cocinar más… no para romper las cadenas de la opresión hogareña y mandar al fulanito de regreso con su mamá. El Efecto Paquita at its best.
Así pareciera que ocurre con otras expresiones artísticas. ‘Con V de Venganza’ llega profundamente, pero al día siguiente seguimos sin cuestionar el tamaño de nuestro gobierno y su incursión en nuestras vidas, seguimos creyendo que los periódicos son verdaderamente imparciales ante discusiones como las de la Ley Televisa, seguimos aguantando que nuestros gobernantes nos compren con promesas de dinero gratis para todos. Trapeamos más duro, nos agachamos más abajo, nos ponemos más a sus órdenes.
El Efecto Paquita.
Noticias
No. 1: La noticia número uno es buena. A partir de esta semana, pueden buscar, dentro de la revista Sputnik, un interesante (qué digo interesante, interesantísimo!) artículo acerca de las comunidades virtuales como el Hi5 y MySpace. Corran a su puesto de revistas o tienda más cercana y pidan la Sputnik de abril que luce más o menos así:
El concepto se llama Sonar, y es una programa que intenta ser informativo y entretenido. En su versión para Guadalajara (que pueden escuchar en vivo en RMX 100.3 FM) está en forma de podcasts de 14 minutos que se transmiten martes y jueves a las 8.30pm pero que pueden escuchar en cualquier momento bajándolos de aquí.
No. 3: La noticia número tres es continuación de la no. 2 y también es buena. No sólo Guadalajara está siendo conquistada por las Fuerzas Básicas de BásicoFM (de 14 minutos en 14 minutos, total ni prisa tenemos) sino que también la ciudad de Toluca, pues si todo sale bien, el próximo sábado a la 1 de la tarde, podrán escuchar Sonar by BásicoFM en su versión de dos horas a través de Neurótica 102.1 FM o vía internet en el sitio de la estación (aunque me han dicho que en días soleados y de poco viento, la estación se llega a escuchar en el oriente de la Cd. de México por esa frecuencia)
No. 4: La noticia número cuatro es mala. Muy mala.
¿Se dan cuenta que las opciones de radio en la Ciudad de México son tan limitadas y enfocadas a noticias, que si queremos salir al aire, tenemos que producir programas para la (bella) provincia mexicana? ¿No hay algo equivocado en el mercado radiofónico? ¿No queremos escuchar música y ya no sólo radio hablada? ¿Los dueños de las radiodifusoras no se han dado cuenta?
Creo que el hecho de que BásicoFM esté produciendo contenidos es un gran avance para nosotros quienes lo hacemos, pero también me parece algo triste que la creatividad radiofónica existente en el D.F. se tenga que ir a otros lados para salir al aire. Me siento como mojado teniendo que irse a trabajar al Otro Lado® porque las puertas no están abiertas en el lugar en donde vive. Eso sí, para Básico, Guadalajara y Toluca ya son como nuestros segundos hogares!
No. 5: (Espacio disponible para su noticia personal favorita)
No. 6: El 19 de marzo del Año del Señor de 2006 cumplo 27 años. Faltan 4 días. Damn!
Duda
¿Por qué durante las películas cómicas que tienen subtítulos, las personas se ríen hasta que el actor termina de decir la línea graciosa en inglés y no cuando terminan de leer el subtítulo que está en español?
Apagando la luz
Pues si el post de ayer no fue lo suficientemente clarificador, sí, éste es mi último post.
Durante el tiempo en que estuve escribiendo me tocó ver varios nacimientos, ocasos y muertes de blogs y quiero decirles que las razones que han expuesto los demás para dejar de blogear no se parecen a las mías. No, no me voy porque esté pasando por una crisis existencial y mi vida me obligue a hacer un alto en el camino. No, tampoco me voy porque haya visto que el mundo de la blogósfera se haya corrompido con los vicios y egos de la vida real. Nah!
La razón por la que me voy es, simplemente, falta de tiempo.
Desde hace tiempo (y por eso quería ponerlos en perspectiva con el post de P&G), creo que hay muchas cosas por hacer y muchas situaciones que cambiar. Y es por eso que me he involucrado en varios proyectos que, creo, son por el momento más importantes que escribirles si odio a los lápices o mi opinión de tal o cual película. Dejar de escribir, no lo niego, me cuesta. Como me costó dejar los micrófonos en algún momento. Finalmente tengo la necesidad de pensar y expresar lo que pienso… pero mi necesidad por actuar es todavía mayor.
Una vez me dijo una persona a la que yo respeto mucho que existen tres tipos de personas: los que hacen que las cosas sucedan, los que esperan que las cosas sucedan y a quienes les suceden las cosas. Por razones que no alcanzo a entender del todo, los mexicanos cada vez nos movemos más hacia el último tipo de personas… aquellas que no son dueñas de su futuro sino que son víctimas de las circunstancias. Y no sólo hablo de situaciones políticas (que claramente son las que hoy ocupan las primeras planas de los periódicos) sino en muchos otros aspectos que me son de interés y que a lo largo de la vida de este blog ustedes han visto que me fascinan (i.e. radio y medios de comunicación). Cada vez nos sentamos más a ver cómo pasa el mundo frente a nosotros sin atrevernos a modificarlo.
Pues bien, el tiempo ha llegado. Es hora de meterse de lleno y comenzar hacer que las cosas sucedan. Y para eso necesito el mayor tiempo posible adicional… por lo que el blog tendrá que ser sacrificado por el momento. Si todo sale bien, en algunos meses nos volveremos a ver y leer, con nuevas experiencias y en otro contexto. Si los planes no se desarrollan como quisiera, pues también nos volveremos a ver pero con la satisfacción de haber luchado una buena batalla.
Por supuesto que BásicoFM sigue. Y seguiré posteando periódicamente en Big Blogger como hasta ahora. Además de que sigo teniendo una pequeña sección semanal en Reporte en Polvo (sábados 10pm, 98.5fm) y escribiré en los medios que se dejen (como la revista Sputnik de septiembre, por ejemplo).
Pero ésto. ÉSTO de nombre salvadorleal.blogspot.com, se acaba el día de hoy. Muchas gracias a quienes me han leído durante todos estos meses (ja! si tú eres de los recién llegados… ¿qué crees? llegaste tarde!!) y a quienes han opinado y criticado este espacio.
Y ahora sí, el último en salir… que apague la luz!
Life as a Sitcom
Yo, como muchos de ustedes, considero que la vida sería mucho más cómoda si fuera como una serie de televisión con problemas que comiencen y se resuelven en media hora. Si no, por lo menos sería bastante más divertido si hubiera risas grabadas y aplausos en determinados momentos de nuestra vida. Ah! y eso sí, un buen soundtrack.
Desde hace bastante tiempo, he medido algunos aspectos de mi vida como si viviera en una serie de televisión gringa. Ciertos personajes que sólo entran durante un capítulo para moverle el tapete al protagonista (es decir, yo) o algunas situaciones que merecen toda una temporada para desarrollarse. El tiempo que estuve en Procter, por ejemplo, constituye toda una temporada (en donde me imaginaba la secuencia de inicio recorriendo la ciudad, despierto hasta las 3 de la mañana planeando mis ventas, ahogado en una pila de detergente en polvo y jugando escondidas entre los pasillos de un supermercado); con W sucedía igual (la secuencia de inicio de esa temporada incluía un rave, los locutores siendo perseguidos por fans como en la escena de A Hard Day’s Night de los Beatles, mis compañeros y yo jugando con pistolitas de agua entre los pasillos de Televisa Radio y, por supuesto, una cabina de radio conmigo haciendo mi programa); lo mismo que en el ITAM y en otras etapas por las que he pasado.
Los capítulos de esta serie de televisión que es mi vida (y a la que suelo llamar ‘La Vida Irreal de Salvador Leal’ a falta de mejor título) suelen ser bastante buenos, divertidos y emocionantes, pero lo que más me gusta son los finales de temporada. Esos sí se ponen suuuuper buenos! Sobretodo porque de manera plenamente circunstancial, cada vez que han habido cambios en mi vida, suele haber eventos que marcan claramente que una temporada se está acabando y que el protagonista tendrá que tomar decisiones que modificarán la serie por completo. Algunas veces hay cambio del 80% del cast, otras requieren de un cambio de imagen por parte del protagonista, la gran mayoría incluyen una modificación total de escenografía.
Todo esto lo digo porque desde hace algunas semanas, se prepara el final de esta temporada. A ver qué tal se pone.
P.D. Y en otras noticias, no se olviden de comprar la revista Sputnik. Ahí encontraran un interesantísimo artículo de tecnología y economía escrito por un wey de nombre Salvador Leal™. Vayan a su Sanborns más cercano o exíjalo en su puesto de periódicos, y échenle un ojo… espero comentarios!
Conversaciones Ajenas
Ella: ¿Qué? ¿Que mataron al novio de la protagonista?
Él: Ajá
Ella: Créeme… no quieres saber.
Él: ¿De plano?
Ella: Piensa en la manera más ridícula y multiplícala por diez.
Él: Chas! Mmmmm… ¿todo era un sueño?
Ella: No
Él: ¿El que se murió era otro?
Ella: No
Él: ¿Tenía un hermano gemelo?
Ella: No… el novio de la protagonista que se muere al final de la primera temporada, reencarna en otra persona al inicio de la segunda temporada.
Él: …
Élla: Bueno… pero ahora es más guapo!!
Dentro del autobús
Uno de los factores por los que he hecho muchas de las cosas que he logrado en mi vida ha sido la existencia de personas a mi alrededor que me han dicho ‘no se puede’ en el momento justo.
Si un día se me ocurre una idea, la suelo platicar por ahí para ver cómo funciona en la mente de otras personas y si por casualidad me encuentro con alguien que, con argumentos más o menos inteligentes, me dice que no se puede… no veo mejor excusa para realizar la idea que el demostrar que sí, que sí se puede.
Así sucedió hace casi seis años, cuando se me ocurrió que la estación de radio universitaria en donde trabajaba (el Circuito de Radio y Televisión del ITAM) podía cubrir la llegada de Vicente Fox, el primer presidente electo de un partido distinto en 70 años, al poder en México.
Y cuando conté mi idea, lo primero que me dijeron fue: 1. estás estúpido y 2. no se puede. Las razones eran muchas, que si un medio de comunicación universitario no podía ser considerado como un medio digno de una acreditación para la ceremonia de traspaso de poderes; que si bien el Circuito hacía una buena labor como radio universitaria, el ITAM ni siquiera tenía la carrera de Comunicaciones y que por lo tanto no podía haber ni siquiera una buena excusa para cubrir el evento; que si había una fila interminable de medios nacionales e internacionales que querían estar en el evento… y así, muchas razones para que decirme que no, que me olvidara del asunto, que no se podía.
No recuerdo bien a bien cómo le hice. Sí recuerdo una conversación con Marta Sahagún (a quien conocí en la campaña cuando era la vocera oficial) y con una colaboradora suya de nombre Gina Morris. Recuerdo haber mandado mi solicitud explicando los motivos de la cobertura y también recuerdo que mis motivos no iban mucho más allá de a) demostrar que sí se podía y b) ver Historia sucediendo frente a mis ojos. Contra todas las posibilidades, una mañana recibí un correo electrónico en donde se me indicaba que podía pasar por mi acreditación el 29 de noviembre a un edificio muy cercano a la glorieta de Colón en el Paseo de la Reforma y que ahí recibiría mayores indicaciones.
Para no hacerles el cuento largo (los cuentos largos saben mejor al calor del vodka), el primero de diciembre del año 2000, el día en el que un presidente de un partido distinto llegaba al poder después de más de 70 años de una denominada ‘dictadura perfecta’, aquí su seguro servidor portaba su gafete de prensa y se metía por todos lados acompañado de su fiel minidisc.
Muchas cosas vienen a mi mente de ese día. Recuerdo la cara de Paco Gil cuando me acerqué a pedirle una entrevista a nombre del Circuito de Radio del ITAM. Primero se rió y luego me dijo muy divertido «¿qué no deberías estar estudiando para tus finales?». En efecto… justo mis finales comenzaban la siguiente semana y don Paco, en un afán desmoralizador y en su papel de profesor de Economía en el ITAM, prefirió remitirme a mis deberes académicos que darme ‘la nota’. Recuerdo también que los eventos que más me gustaron de ese día fueron el desfile en el Campo Marte y la celebración en Palacio Nacional. Esa fue la última actividad de ese día (mi día de reportero presidencial) y había autobuses que llevaban a la comitiva desde Palacio hasta el Centro de Prensa en la glorieta de Colón.
Pues bien, yo la neta ya estaba cansado y me quería ir a mi casita a dormir, por lo que vi un camión desocupado, me subí y esperé a que llegaran más compañeros periodistas para irnos al Centro de Prensa. De repente el chofer recibe una orden y arranca. Me había subido en uno de los camiones del Estado Mayor Presidencial.
Lo que sigue jamás se me borrará de mi mente y corresponde al título de este post. Es la imagen de un ‘reportero’ de 21 años que va, sólo, en un autobús a toda velocidad hacia el Centro de Prensa. En cierto momento me doy cuenta que la velocidad del autobús es bastante considerable por lo que decido asomarme para ver cómo diablos le está haciendo para ir a ese ritmo por las congestionadas calles de la Ciudad. Ahí descubro que la policía ha cerrado las calles y que el camión circula entre una valla de personas (hombres, mujeres, niños, familias enteras) deseosos de ver a su nuevo Presidente. Recuerdo sus ojos, sus caras, la esperanza de sus miradas.
Eran caras de personas que habían votado por una alternativa y que querían hacerle saber a su nuevo líder que estaban con él, que lo único que él tenía que hacer era no fallarles. Era un ambiente de fiesta, de la esperanza de los desesperanzados, de ojos que nunca había mirado hacia arriba, de gente que quería celebrar su logro democrático.
Recuerdo que tuve que sentarme a pensar y asimilar lo que estaba viendo. Comprendí muchas cosas acerca del Poder, de quienes están afuera del camión y también de quienes van dentro de él a toda velocidad. Me dio tanta tristeza que me dieron escalofríos.
Y luego hice lo que cualquier wey de 21 años hubiera hecho en mi lugar: abrí la ventana y saludé a la gente.
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Ego
Escribe San Agustín:
Si creen que los blogs es el juego de los egos… no, no es así. El medio es uno de los más grandes, entre los comerciales, y sus hermanos mayores: la televisión, el cine, la radio, etcétera. Este juego no es para cualquier persona, es para gente que no tenga miedo de destacar, que pueda olvidar su inseguridad, que este dispuesto a darse unos buenos putazos y sobre todo, ambición, mucha ambición.
Y no puedo más que estar de acuerdo con él.
Sus palabras me recordaron los días en los que trabajaba en Televisa y cómo los egos, sin razón aparente, solían inflarse de vez en vez. En WFM se le conocía como ‘el efecto del ladrillo’, en donde la persona (cualquier que ésta fuera) comenzaba a sentirse Dios Padre (o Emilio Azcárraga, que es lo mismo). De repente ‘la fama’ te daba alas y todos sabían que lo que realmente había pasado era que te habías subido a un ladrillo y te habías mareado. Supongo que los medios tienen ese efecto en cualquier persona; digo, eso de no hacer cola para entrar a ningún lado (antro de moda incluído), de que te pidan autógrafos (don’t ask) y de que te inviten a una fiesta tras otra puede afectarte la mema. Algunos se acostumbran y cuando lo pierden sufren como pocos. A mí, debo aceptarlo, jamás me afectó el hacer o no hacer cola en el antro o el ir o no ir a la premiere de la película de moda. Me pegó muchísimo más salir del aire… pero esa es otra historia digna de adicciones enfermizas.
Yo no me enteré que había subido y bajado varias veces del ladrillo sino hasta que salí de W y mis amigos (esos que me conocieron en shorts tratando de hacer el salto del tigre en la primaria) me lo confesaron. Lo realmente triste es que jamás me di cuenta. De hecho, varias veces creo que exageraron pues si algo nos caracterizaba a los que trabajábamos en W era que sabíamos que no éramos absolutamente nada más que un grupo de weyes que habían tenido la suerte de estar en el momento justo en el que una estación de radio está en crisis. Cuando a alguno de nosotros se nos comenzaba a subir el gafete a la cabeza (recordemos que un gafete de Televisa abre hartas puertas), el equipo de personas que estaba a tu alrededor te aplicaba un Correctivo®.
Sí, sí, sé que están pensando que un correctivo es una palabra genérica que denomina algún tipo de castigo o penalización por algo malo que estás haciendo. Pero en W no.
En la estación de radio, un Correctivo® era una verdadera tradición que databa -según llegué a escuchar- de tiempos de ‘el Negro’ González Iñárritu. Desgraciadamente no les puedo platicar de qué se trataba el Correctivo® pues una de las características del mismo es que sólo sabes de qué se trata hasta que te toca que te apliquen uno. Créanme… no es nada grato ni cómodo.
Sin embargo, a pesar de no ser realmente nada más que unos locutores de una estación de radio conocida en el Distrito Federal, estábamos expuestos a una enorme cantidad de experiencias dignas de una telenovela o un estudio psicológico. La gente de radio tiene una forma de hacer y decir las cosas que yo jamás había visto. Grita, se enoja hasta niveles peligrosos, avienta cosas y te amenaza de muerte. De hecho, para los locutores ‘nuevos’ había dos diversiones muy particulares: ‘las Aventuras de Charo’ y ‘las Historias de las Vacas Sagradas de la Radio’.
‘Las Aventuras de Charo’ era cuando Charo, nuestra jefa, se sentaba a platicarnos una cantidad infinita de historias que generalmente involucraban a Luis Miguel, hijos de ex-Presidentes y gente famosa de la década de los ochenta. En el caso de ‘las Historias de las Vacas Sagradas de la Radio’, lo que se sucedía era que se intercambiaban anécdotas de las distintas personalidades que habían pasado por aquella estación y que pululaban en el medio artístico… que si ‘el Burro’ Van Rankin sí había andado con la hija de Salinas, que si Luis Gerardo Salas había aventado su celular a la alberca del puro coraje o que si los de Radioactivo eran más divas que Celine Dion y Whitney Houston juntas.
En fin, todo esto lo pensé nomás con el asunto de los egos inflados. Bueh, y también porque escuché ésto y me acordé de toda una época.
Fuck you, Radioactivo!
Mi opinión acerca del tema de Radioactivo es totalmente sesgada y subjetiva; es la opinión de alguien que siempre los consideró como ‘la competencia’ aunque no estuviera trabajando en radio.
Para mí, el 98.5 siempre fue el símil perfecto del payasito del salón. El clásico wey de la prepa que era graciosito-cagadón pero cuyas críticas, opiniones y reflexiones siempre estaban fuera de contexto. El payasito del salón era el que siempre pasaba las materias, no por sus conocimientos aplicados al tema, sino por sus opiniones ‘alternativas’ acerca de algún tema o su capacidad para chorear al maestro y que éste cayera en las garras de su allure.
Nunca estuve peleado con la creatividad que salía de Radioactivo. Tampoco con la música que programaban o sus promociones. Lo que nunca me gustó (por lo menos desde la salida de Martín Hernández) era la actitud Fuck Everyone Else que los llevaba a tener un tratamiento despectivo por su público y por su industria.
Radioactivo siempre mentó madres del resto de las estaciones sin darse cuenta de que muchos de los errores que se cometían en otras frecuencias eran repetidos (o multiplicados) en sus micrófonos. Los mismos vicios del lenguaje, la misma forma de gritar, la misma actitud puberta, la misma plática inútil de las noticias que salían en la sección Gente de Reforma. En sus últimos meses, las groserías al aire eran la última de muchas estrategias fallidas por lograr mejorar sus números (de ventas y de rating).
Quienes nos dedicamos (ya sea profesionalmente o por hobbie) a esto de la radio, sabíamos que lo que sucedía con Radioactivo no tenía ninguna lógica. El 98.5 era, junto con Órbita 105.7, las únicas estaciones juveniles de propuesta que quedaban en la ciudad de México… y ninguno de ellos podía pasar del lugar 19 de rating. Eso significa cualquiera de las siguientes dos cosas: o el público NO quiere escuchar música de propuesta (que se vale, que es una razón de mercado y que entonces es la excusa perfecta para acabar con estaciones de radio que no son los suficientemente escuchadas en pleno uso de la ley económica de ‘reasignación de recursos’) o las estaciones no hacían una labor lo suficientemente buena como para jalar a ese público.
Esta última es mi tesis. Creo que el público mexicano es mayoritariamente juvenil y que quiere escuchar música de propuesta. Tengo data (que en esta ocasión no voy a postear) que así me lo indica. Y si Radioactivo no supo comerse el enorme pastel radiofónico que le había quedado después de la desaparición de WFM, me temo que lo mejor que le puede pasar al mercado radial es que la estación desaparezca.
En fin, he soltado mi veneno. Quienes me conocen personalmente, saben que Radioactivo ha sido, desde hace mucho tiempo, todo un issue en mi entorno radiofónico. Por eso, y por muchas… muchísimas cosas más, sólo atino a decir FUCK YOU, RADIOACTIVO!!
Ahora sí… el siguiente post será acerca del increíble fin de semana en Acapulco!
P.D. Sé que muchos no están de acuerdo con lo que opino. Generen su propia opinión y envíenla a exlocutor@yahoo.com