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La vida irreal de Salvador Leal

Comics

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Soy ñoño. Eso lo he dicho desde el principio.
Pero hasta mi ñoñez tiene límites. Los videojuegos, por ejemplo, no me gustan y lo último que jugué fue Mario Bros 3; tampoco le he entrado jamás a un juego de rol. De hecho, durante mucho tiempo juré que los ‘juegos de rol’ consistían en tomar violentamente la ropa/mochila/libro de un compañero de salón y lanzárselo a varios compañeros con el propósito de que el interesado no pudiera agarrarlo, todo esto mientras se canta un pequeño y burlón cántico que dice ‘Role! Role! Role!’.

Siendo conocedor de los límites de mi ñoñez, también sé que mi temporada de comics terminó hace mucho tiempo. Eso sí, durante cierta época leía comics como desenfrenado y, en lo que sería un avance de mis gustos musicales, mi gusto por los comics no conoció de prejuicios… Comencé con los clásicos de Walt Disney y la Pequeña Lulú, Sal y Pimienta, Lorenzo y Pepita, Mutt y Jeff, Tarzán, Kalimán y hasta el Lágrimas y Risas, el Libro Vaquero y el VideoRisas. Obviamente leí los comics de superhéroes tanto de DC como de Marvel así como a Karmatrón y los Transformables. Pero un día llegó la pubertad o la radio o sabrá Dios qué, y me deshice de mi enorme y muy variada colección de comics. De aquella época quedan muy pocas evidencias, pero aún conservo ciertos números que simplemente son básicos para cualquier persona que se precie de conocer un poco la cultura pop de nuestros tiempos. Los números que llevan a la muerte de Superman es uno de ellos, por ejemplo.

De todos los superhéroes, a pesar de todo (a pesar de Spiderman o Superman), mi favorito siempre fue Batman. Sus historias eran psicológicamente complejas y el personaje maduró de una forma que jamás pensé posible en una figura que yo creía infantil. Recuerdo haber sufrido durante todo un verano la espera de la segunda parte del ‘Muerte en la Familia’, en donde se concluye la historia de cómo muere Jason Todd (que fue quien tomó el papel de Robin después de que Dick Grayson [Ricardo Tapia] se convirtiera en Nightwing).
Otro de los números que guardo es uno llamado ‘The Killing Joke’ en donde el Guasón deja inválida a Batichica después de violarla. Eso es a lo que le llamo entretenimiento para todas las edades!!

Pero bueno, todo esto viene a cuento por dos eventos que sucedieron durante el fin de semana. El primero, por supuesto, es el ‘conflicto’ que tenemos con Estados Unidos debido a un comic llamado Memín Pinguín. Si alguien se lo preguntaba, sí, yo leía Memín Pinguín. Recuerdo particularmente bien un número cuando Memín cambia una canica ‘ojo de tigre’ por una plancha de vapor para su ‘Ma Linda’. También recuerdo que no podía concebir a alguien que pudiera hacer un comic en donde apareciera la pobreza de una manera tan explícita.
Pues ahora resulta que a Estados Unidos no le parece correcto que México emita una estampilla con la imagen de Memín. Independientemente del espectacular error de timing que cometió el gobierno mexicano (again) al sacar la estampilla apenas 3 semanas después de que el presidente hiciera un comentario fuera de lugar (again) acerca de los negros, creo que todo este asunto está fuera de contexto.
Si tienen oportunidad, lean la editorial que escribe Enrique Krauze en el periódico Reforma de ayer domingo (¿no tienen acceso? léanlo acá), creo que clarifica bastante bien la situación en la que se encuentra México versus Estados Unidos con respecto al racismo.

La segunda de las cosas que sucedieron este fin de semana fue que por fin se me hizo ir a ver ‘Batman Inicia’. Tenía muchísimas ganas de verla, no sólo por mi pasado en los comics de este grandioso personaje sino también por Christian Bale, uno de mis actores favoritos (si alguien tiene la capacidad de hacer ‘Empire of the Sun’ y ‘American Psycho’ merece todos mis respetos). Pues bien, no he salido decepcionado. Si ustedes no la han ido a ver, corran ahorita mismo pues se están perdiendo de ‘la sorpresa del verano’. Uno sale de la sala sin la asquerosa sensación de haber visto «una película de comics», sino una muy buena película con un desarrollo de la historia coherente, buenas actuaciones (bien por ese casting para Alfred, Ducard y Lucius Fox!!) y perfecta explotación de la oscuridad -particularmente psicológica- de un personaje como Batman.

… caray! Batman y Memín Pinguín en un solo post!
Debería haber un premio para este tipo de conjunciones, ¿no?

Written by Salvador Leal

julio 4th, 2005 at 11:06 am

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