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La vida irreal de Salvador Leal

Un pedazo de mi país…

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Hoy tocaba, por falta de tema, ‘Las Cinco del Viernes’, pero llegó a mis manos un artículo firmado por Denise Dresser llamado ‘El País de Uno’ y publicado en el periódico Reforma el 3 de enero de este año.
En su artículo, la periodista habla del desencanto que se vive en México y cómo muchas veces se nos olvidan las luces para sólo quedarnos perdidos con las sombras. Y fue muy curioso cómo habla de varios puntos tremendamente mexicanos, de esos que nos unen como sociedad -algunos-, que nos enorgullecen -otros tantos- y de los que muchas veces inquietan y asombran a turistas y viajeros que se internan en nuestro país -casi todos-. Dresser junta lo mismo artistas que periodistas, politólogos, lugares y comidas… aquí una muestra:

(…) Frente a todos los motivos para cerrar los ojos están todos los motivos para abrirlos. Frente a las razones para perder la fe están todas las razones para recuperarla. Los murales de Diego Rivera. Las enchiladas suizas de Sanborn’s. Las mariposas en Michoacán. El cine de Alfonso Cuarón. El valor de Sergio Aguayo. Los huevos rancheros y los chilaquiles con pollo. La sonrisa de Carmen Aristegui. La medalla de Ana Gabriela Guevara. El mole negro de Oaxaca. Los libros de Elena Poniatowska. La inteligencia de Lorenzo Meyer. Los tacos al pastor con salsa y cilantro. El humor de Carlos Monsiváis. El mar en Punta Mita. Las canciones de Julieta Venegas. La poesía de Efraín Huerta. El Espacio Escultórico al amanecer. Cualquier Zócalo cualquier domingo.

La forma en que los mexicanos se besan y se saludan y se dicen «buenas tardes» al subirse al elevador. Las fiestas ruidosas los sábados por la tarde. La casa de Luis Barragán. Los amigos que siempre tienen tiempo para tomarse un tequila. La decencia de Germán Dehesa. Los picos coloridos de las piñatas. Las casas de Manuel Parra. Las buganvilias y los alcatraces y los magueyes. Las caricaturas de Naranjo y los cartones de Calderón. El helado de guanábana. La talavera de Puebla. Las fotografías de Graciela Iturbide. Los mangos con chile parados en un palo de madera. Las comidas largas y las palmeras frondosas. La pluma de Jesús Silva-Herzog Márquez. Las mujeres del grupo Semillas y las mujeres que luchan por otras en Juárez.

Cada persona tendrá su propia lista, su propio pedazo del país colgado del corazón. Una lista larga, rica, colorida, voluptuosa, fragante. Una lista que debe comenzar con las palabras de la chef Marta Ortiz Chapa: «Siempre me gustó ser mexicana». Una lista con la cual contener el pesimismo; un antídoto ante la apatía; una vacuna contra la desilusión. Una lista de lo mejor de México. Una lista para despertarse en las mañanas. Una lista de Año Nuevo. Una lista para pelear contra lo que Susan Sontag llamó «la complicidad con el desastre». (…)

Cualquiera que haya hablado con un mexicano de su país, se dará cuenta que en efecto, cada quién trae un pedacito muy característico. Puede ser el olor a tierra mojada que surge después de llover, las posadas o los albures. Si tú no eres un mexicano pero quieres aprender más de nosotros y de nuestro país, busca las referencias que da Denise Dresser en su artículo. Créeme, terminarás fascinado.

Yo, por mi parte, les dejo un pedacito de mi México.

P.D.1 No publico el artículo completo por rollos de copyright. Si lo quieres, mándame un mail.
P.D.2 Sí, la foto es mía y se llama ‘Amanecer’ 😉

Written by Salvador Leal

enero 21st, 2005 at 1:01 pm

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