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La vida irreal de Salvador Leal

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Llega un momento en el que hasta los MediaJunkies™ nos cansamos de ver noticias (para los recién llegados, esto es ser un MediaJunkie™). Nos hartamos de Bejarano, Fox, Colin Powell y Osama Bin Laden. Queremos dejar de leer el New York Times, el Wall Street Journal o el Reforma…

… y entonces nos ponemos a leer este tipo de noticias!

El dopaje ensucia un nuevo deporte: las carreras de palomas
por John Carreyrou
Dow Jones Newswires

Cheltenham, Inglaterra, 12 de noviembre – Después de estremecer tanto al mundo del ciclismo como al atletismo, el flagelo de las drogas está literalmente agitando las plumas de otro deporte: las carreras de palomas.

Dotadas de una extraña destreza para la navegación, las palomas durante siglos han sido utilizadas como portadoras de mensajes. Desde los primeros años del siglo XIX, los habitantes del norte de Francia comenzaron a hacerlas participar en carreras. En Gran Bretaña, medio siglo después, esas carreras se convirtieron en las carreras de caballos de los pobres. En la actualidad, esta nación cuenta con 50,000 “criadores”, así como con alrededor de tres millones de ejemplares especialmente criados para participar en este deporte.

Sin embargo, un manto de duda se ha tendido sobre este venerable deporte.

En Bélgica, en donde también dicho pasatiempo es muy popular, innumerables palomas han dado positivo al uso de esteroides. En 1995, a partir de que el Ministerio de Salud, preocupado por el bienestar de dichas aves, obligó a que se les sometiera a un análisis antidrogas, varios criadores han sido suspendidos.

En 2001, la policía belga hizo una redada en los hogares de 80 personas, algunas de ellas dedicadas a la crianza de palomas y otras más al abastecimiento de alimentos y medicinas para dichas aves, y confiscó importantes cantidades de productos ilegales que se estaban utilizando para incrementar el desempeño de las palomas.

Hasta hace poco, nadie dudaba en Gran Bretaña sobre la limpieza del deporte. Sin embargo, a partir de que ciertos criadores locales obtuvieron una serie de resultados sensacionales en carreras recientes, algunos comenzaron a sospecharse que ciertos criadores no sólo estaban alimentando a sus aves con granos, sino con algo más.

Royal Pigeon Racing Association (Asociación Real de Carreras de Palomas, RPRA, por sus siglas en inglés), con 107 años de antigüedad, cuya sede se localiza en esta pintoresca región del oeste de Inglaterra y que cuenta con la Reina Isabel II entre sus integrantes, estableció –el pasado mes de julio– la obligación de practicar a estas aves exámenes antidrogas al azar.

Las sustancias que prohibe la RPRA, y que aparecen enlistadas en la edición de 2004 de su reglamento, son casi las mismas cuyo uso fue proscrito en los Juegos Olímpicos: esteroides anabólicos, beta-agonista, córtico-esteroides, opiáceos, analgésicos y hormonas sintéticas, por sólo mencionar algunas.

Hasta el momento, los 40 exámenes practicados por la RPRA han resultado negativos. Sin embargo, algunos de los más importantes criadores permanecen bajo un velo de sospecha. Entre los rumores que se han esparcido, está el de la utilización de nuevas sustancias, imposibles de detectar, o, también, el de que en el momento en que se llevan a cabo los exámenes, la droga ya ha sido eliminada del sistema de las aves. Los criadores exitosos responden que dichas acusaciones provienen de sus rivales celosos, quienes están verdes de envidia.

“El desempeño de algunas de estas aves ha despertado en mí múltiples sospechas”, dijo Frank Brammer, criador de 81 años, originario de Gloucester, quien comenzó a dedicarse a esta actividad en 1937, cuando sólo contaba con 14 años. “Es evidente que aquellas personas que buscan obtener un triunfo a toda costa, con toda certeza administrarán estimulantes a sus palomas”.

Y añade que, en ocasiones, ha pescado a algunos colegas criadores haciendo uso de otra clase de triquiñuelas para hacer trampa, como –por ejemplo– manipulando los relojes que se utilizan en las carreras o, también, los anillos de identificación que suelen colocarse en las patas de las palomas.

Un incidente en el que se vio envuelto uno de los pichones de Brammer avivó los rumores del uso de sustancias estimulantes. En mayo pasado, el ave en cuestión desapareció durante una carrera que se celebraba entre Francia e Inglaterra, para aparecer, luego de dos meses, en. . . Canadá. Por lo general, se estima que el recorrido máximo que puede realizar una paloma de carreras es de alrededor de 804.5 kilómetros, pero esta ave voló más de 4,827 kilómetros sobre el océano Atlántico.

Brammer, quien jura y perjura que jamás ha suministrado estimulantes a sus aves, dice que es “fantasía” pura suponer que su paloma pudo haberse desplazado a tal distancia. Piensa que tal vez se enfrentó a una racha de mal tiempo, al cruzar el Canal de la Mancha, y buscó refugio en un barco que se dirigía hacia América del Norte.

En las carreras que se realizan hoy en día, las palomas son transportadas en un camión de grandes dimensiones, el cual las traslada a sitios que se encuentran a cientos de kilómetros de distancia del lugar donde son criadas, y allí se les deja en libertad.

La paloma que regresa con mayor rapidez a su palomar, es decir, al sitio donde nació y se crió, es la que gana la competencia. En algunas de estas pruebas, las aves son transportadas a lugares sumamente alejados, como son el sur de Francia o España, y deben encontrar el camino que las traiga de regreso a Inglaterra.

Las sustancias que permiten incrementar el desempeño pueden producir casi los mismos efectos en las palomas que en los atletas. Los esteroides anabólicos pueden aumentar la musculatura de dichas aves. Los beta-agonista despejan su aparato respiratorio y mejoran su respiración. Ambas sustancias pueden elevar la resistencia de las palomas.

Los córtico-esteroides, que se administran por vía oftálmica, retrasan su muda de plumas, lo que les permite entrenar aún más, y competir en las últimas carreras de la temporada.

El incentivo para hacer trampa es en gran parte monetario. Los criadores pueden ganar mucho dinero, ya sea haciéndose acreedores a los premios o, también, apostando miles de libras esterlinas entre ellos.

De lejos, el mayor potencial para obtener ganancias proviene de la venta de ejemplares campeones –machos y hembras– para iniciar una cría. Una paloma, poseedora de un récord impresionante de victorias, alcanzó recientemente un precio de venta récord de 177,000 libras esterlinas, es decir, alrededor de 328,000 dólares.

Traducido por Clairette Ranc
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Written by Salvador Leal

noviembre 16th, 2004 at 11:24 am

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