Adieu!
Este fin de semana fueron las fiestas de despedida por separado de dos muy queridos amigos. No se conocen entre sí pues son de distintos grupos de amistades, pero los dos se van un año a estudiar a París; una de intercambio, el otro a una maestría.
Una parte de mí sabe que van a regresar y que nos volveremos a ver y seguiremos siendo amigos y bla bla bla.
Pero otra parte de mí (la parte a la que no le gustan las despedidas y que tiene serios conflictos con ‘decir adiós’), está un poco conflictuada. Mientras los amigos están con uno, tienes el poder y la responsabilidad de mantener a flote la amistad; uno sabe cuándo alguien está cambiando demasiado o la está regando feo, y actúa para que no suceda o que pase de la mejor manera posible. Uno evalúa constantemente si las cosas que nos unen son más que las cosas que nos separan y, por lo tanto, es testigo permanente de que la amistad sigue viva.
Pero cuando alguien se va de viaje por un tiempo considerable, no sabes si el que regresa va a ser el mismo que se fue. ¿Qué tal que conoció a amigos más interesantes y tú te le haces soso cuando regrese? ¿Qué tal que vivió Las Mejores y Más Increíbles Experiencias™… y ahora platicar y hangear contigo se le hace de flojera? ¿Qué tal que mientras está allá el que cambia es uno… y cuando llega el otro, nomás no encuentra a las mismas personas que dejó?
Eeeeeeen fin. Sé que no hay una respuesta que me dé tranquilidad, así que quiero dedicarle este post a Claudia y a Rafa (cuyo nombre artístico, como sabrán los lectores de este blog, es Peter). Como dijera la canción de la telenovela ‘Chiquititas’, tengo el corazón con agujeritos. (diablos!! de verdad que voy de mal en peor… ahora ya cito canciones de telenovelas argentinas!!)
No sólo les dedicó este post, sino también una canción que no conocí sino hasta muy recientemente en la voz de Chavela Vargas y cuya autoría es de Joaquín Sabina. La rola se llama ‘Noche de boda’ y aquí les va junto con un abrazo.
Que el maquillaje no apague tu risa,
que el equipaje no lastre tus alas,
que el calendario no venga con prisas,
que el diccionario detenga las balas.
Que las persianas corrijan la aurora,
que gane el quiero la guerra del puedo,
que los que esperan no cuenten las horas,
que los que matan se mueran de miedo.
Que el fin del mundo te pille bailando,
que el escenario me tiña las canas,
que nunca sepas ni cómo, ni cuándo,
ni ciento volando, ni ayer ni mañana
Que el corazón no se pase de moda,
que los otoños te doren la piel,
que cada noche sea noche de bodas,
que no se ponga la luna de miel.
Que todas las noches sean noches de boda,
que todas las lunas sean lunas de miel.
Que las verdades no tengan complejos,
que las mentiras parezcan mentira,
que no te den la razón los espejos,
que te aproveche mirar lo que miras.
Que no se ocupe de ti el desamparo,
que cada cena sea tu última cena,
que ser valiente no salga tan caro,
que ser cobarde no valga la pena.
Que no te compren por menos de nada,
que no te vendan amor sin espinas,
que no te duerman con cuentos de hadas,
que no te cierren el bar de la esquina.
Que el corazón no se pase de moda,
que los otoños te doren la piel,
que cada noche sea noche de bodas,
que no se ponga la luna de miel.
Que todas las noches sean noches de boda,
que todas las lunas sean lunas de miel.
*sigh*