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La vida irreal de Salvador Leal

In the movies

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Por razones en las cuales no voy a ahondar en este blog, el día de ayer regresé a una vieja práctica que hacía mucho tiempo no llevaba a cabo. Ayer fui al cine solo.
A todos aquellos a los que les gusta vivir en sociedad y disfrutan con el contacto que una relación interpersonal puede traer, ir al cine sin tus cuates o tu novia o tus cuates y tu novia o con tus hermanitos o con el resto de la familia, es básicamente inconcebible. Pero para quienes llevamos la antisocialidad hasta sus últimas consecuencias, ir al cine solito no sólo es la cosa más normal del mundo sino también una de las más disfrutables.
Primero, te suele salir más barato. No es lo mismo ir y comprar tu boleto y unas palomitas y refresco, que dos boletos (at least), el Combo Parejas (que contiene dos refrescos, unas palomitas grandes y un chocolate que se convertirá en la manzana de la discordia y generará esas bellas discusiones de ‘el chocolate, así como la relación, es de los dos… no sólo de uno’), los dulces que se le antojaron a tu acompañante y el hot-dog ‘porque no comí nada en la oficina’. Llegan momentos en que uno evalúa entre salir al cine y pagar la mensualidad del automóvil.
 
El caso es que, como no había visto Spiderman 2 decidí que sería un buen día para verla. Graaave error.  
(voz de profesor de Economía del ITAM) Cuando uno comienza a trabajar y tiene un mayor ingreso, sus patrones de consumo se ven severamente modificados. Aquí podemos hacer la distinción entre los bienes normales y los bienes inferiores. Los bienes normales son los que consumimos más si aumenta nuestro ingreso disponible (por ejemplo, la ropa de marca o el café Starbucks), mientras que los bienes inferiores son los bienes cuyo consumo aumenta cuando disminuye nuestro ingreso (frijoles, café de olla y ropa de Hecalli).
 
(regreso a la voz normal) En pocas palabras, como lo explicara un amigo mío que no es economista, cuando eres estudiante y tienes un ingreso que raya en lo miserable, la Barata de Zara® te extasía. En cambio, cuando comienzas a trabajar y comienzas a ganar dinero, lo que te extasía son los 12 meses sin intereses de cualquier tienda departamental.
Dicho esto, hacía mucho -muchísimo- tiempo que no iba al cine en miércoles (pues los boletos de cine en viernes son un bien normal, ¿ok?). Aquí no quiero sonar clasista ni fresista ni nada por el estilo (me encantó mi nueva palabra: fresista), sino que simplemente tenía un buen rato que mis patrones de consumo habían cambiado y comencé a ir a los cines en fin de semana como buen pequeñoburgués (por cierto, saludos a Ruy… no se pueden perder su blog!) . Pues cuál fue mi sorpresa cuando llego a ver una película que tiene tres semanas de estrenada a un cine que parecía La Villa en 12 de diciembre y que me encuentro con que la única función disponible era por ahí de las once de la noche. !!Nunca en mi vida había visto un cine tan atascado!!
Creo que hasta en los estrenos de Star Wars la gente se limita más en cuanto a su asistencia al cine, porque lo que fue ayer, nomás no cabía una persona más. La fila de los boletos era kilométrica, la fila de las palomitas era kilométrica, la fila de las palomitas de caramelo era kilométrica. La fila para entrar a la sala también era kilométrica. !!Y A MÍ QUE NO ME GUSTA CONVIVIR CON LA GENTE!! Era como estar en el metro Indios Verdes un domingo por la tarde (si nunca han vivido esa experiencia, aprovechen este próximo fin de semana para saber cómo se pone) y, la verdad, con un público bastante desmejorado.
 
Cuando uno va al cine los viernes y sábados, pues se encuentra a las niñitas bien que van en el colegio más in de la Ciudad (inserte aquí su preferido). Cuando uno va al cine los miércoles es cuando se da cuenta de los abismos existentes entre las clases sociales mexicanas. Táchenme de racista, clasista y fresista… pero con lo que yo observé el día de ayer y lo comparé con la experiencia de ir en fin de semana al cine, dan ganas de reir y llorar al mismo tiempo.
 
Sí, yo sé que es una situación dura y que la gente tiene problemas y que el ingreso y el desempleo y que muchas familias sólo pueden ir al cine ese día y bla bla bla yakuzá yakuzá. Lo sé. Estudié una carrera que se dedica a eso! Pero cuando uno va solo al cine y no tiene nada mejor que hacer que ver a las personas y su comportamiento… uno se puede reír mucho.
Porque no es lo mismo estar en la fila de las palomitas y escuchar un:
– Oseaaaaaa, me das dos jat dogs, porfa…. y mmhmm, una botellita de agua… tienes Perrier?
A que los miércoles te encuentres con alguien que dice:
– Sssssss, tons seríannnnnn… dos jochos… y para bajármelo… tienes Sprais?

Written by Salvador Leal

julio 22nd, 2004 at 11:17 am

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