Archive for junio, 2004
Update
Miércoles 30 de Junio, Año 2004:
Bitácora del Capitán.-
(léase con la voz de Capitan Kirk y con la tonadita de Viaje a las Estrellas de fondo)
Los últimos detalles se están ajustando a menos de 48 horas para nuestra partida. A las 0900 horas se encendió la alerta roja en todos los sectores debido a que la visa norteamericana del Mayor Peter no había llegado a su destino en la fecha marcada como deadline. Afortunadamente, el Teniente Joe realizó algunas llamadas y averiguó que la visa se encontraba en una oficina postal a donde la habían mandado al no encontrar al Mayor Peter en su puesto el pasado domingo.
Al filo de las 1400 horas, se verificó una adición en la tripulación. El Sargento Rodrigo, viejo conocido del Teniente Joe y reportero de un conocido periódico capitalino, se unió al contingente que viajará a la ciudad de Boston, Massachusetts (¿Masachusets? ¿Masssachusssettsss? ¿Massashushetss?, en fin, cómo se escriba!) el próximo viernes 2 de julio.
A continuación, se muestra una relación con las actividades que se han completado y las que faltan por completar:
Boletos — OK
Visas — OK
Vacunas — ** (Salvador no quiere vacunarse)
Maletas — ** (Aún no es tiempo)
CD’s — ** (En Proceso)
Dinero — ** (Todavía no es quincena)
Trabajo — ** (No sé cómo decirle a mi jefe!!)
Libros — OK (llevo bastantes para leer en el vuelo)
Transporte — ** (en Boston veremos qué coche rentamos)
Seguiré informando en caso de que existan mayores notificaciones.
El Soundtrack del Viaje
La convocatoria para armar el CD doble del road trip Boston-Montreal ha generado muchos correos electrónicos (más correos de los que comentan/retroalimentan posts anteriores… snif!). Además de esto, yo le he rascado a mi colección de CD’s, LP’s y MP3’s para lograr que sea una colección de antología. Recordemos que el primer disco es para acompañar a tres mexicanos durante la madrugada mientras salen de la ciudad de Boston y recorren la 87 rumbo a su destino final en Canadá. El segundo es para ir de día, a toda velocidad, por las calles y avenidas de Montreal.
A continuación, algunas de las recomendaciones de cómo quedarían los dos CD’s.
CD 1
1. The Coral – Shadows Fall
2. The Lodgers – Moment In Love
3. Mondo Grosso – Butterfly (feat. Monday Michiru)
4. Phoenix – If I Ever Feel Better
5. Natural Ites – Picture On The Wall
6. Mull Historical Society – Mull Historical Society
7. Fussible – Casino Soul
8. Pink Martini – Sympathique
9. The Cure – Just Like Heaven (acústico)
10. The Ocean Blue – Drifting Falling
11. Wax Poetic – Angels
12. Silence 4 – A Little Respect
13. Ween – Mr Richard Smoker
14. Tom Jones – Sexy Thing
15. Toad the Wet Sprocket – All I Want Is To Feel This Way
16. Ursula 1000 – Mr. Bongo
17. Esquivel – April in Portugal
18. Lindsay Buckingham – Never Going Back Again
19. Mana Ohana – Sweet Child of Mine
20. Cowboy Bebop – Cat Blues
CD 2 (las que tienen * han sido recomendaciones vía mail)
1. Joan Jett – Bad Reputation*
2. Lunapop – Vespa 50 Special
3. Cosmic Rockers – Cosmic Rockers Papo
4. Tom Jones & Robbie Williams – Are You Gonna Go My Way
5. Republica – Ready To Go*
6. Tone Loc – Funky Called Medina* (ésta me dio mucha risa)
7. Looper – Ballad of Ray Suzuki
8. Monaco – What Do You Want From Me
9. Plastic Bertrand – Ca Plane Pour Moi (excelente pues es en francés!!)
10. Enanitos Verdes – Guitarras Blancas (unplugged)
11. Frank Sinatra – Come Fly With Me*
12. Electric Six – Gay Bar* (sí, adivinaron, me la mandó un amigo gay… pero queda perfecta!!)
13. Fundación Tony Manero – No More Chico Encantador
14. Eric Clapton – Cocaine*
15. Jamiroquai – Miss You*
16. Guns n’ Roses – Paradise City (no soy fan de Gn’R, pero esta rola me recuerda cañón a la película ‘Can’t Hardly Wait‘ y me da mucha risa)
17. Lords of Acid – Am I Sexy
18. The Clash – London Calling
19. LTJ Experience – Disco People*
20. Simple Plan – Grow Up
21. Quincy Jones – Soul Bossa Nova*
P.D. Siento que me falta música ‘surf’… ¿se le ocurre una buena dosis a alguien?
OST
Recuerdo perfectamente la vez que caí perdidamente enamorado de la música de las películas. Yo tenía 6 años y mis papás me llevaron a ver ‘Cuenta Conmigo’, una película con Wil Wheaton, Corey Feldman, Jerry O’Connell y River Phoenix que contaba la historia de cuatro amigos a finales de la década de los 50 que iban en búsqueda de un cadaver.
Como suele suceder en todas las historias/películas/novelas de viajes, lo realmente importante no es el destino que tienen los protagonistas sino el viaje en sí. El lugar a donde quieres llegar es simplemente una excusa que la vida tiene para ser (la mejor descripción de este fenómeno la dio Konstantínos Kaváfis con su poema Ítaca)
Durante esa película, los cuatro chavitos platican de sus preocupaciones y sus traumas, de sus sueños y sus esperanzas, de lo bueno y lo malo, de lo profundo y lo sumamente superficial. Y es precisamente en medio de una plática tremendamente profunda que el concepto ‘soundtrack’ se quedó grabado para siempre en mi cabeza. Gordie y Chris, que eran los dos personajes ‘inteligentes’, platican de cómo terminarán separándose cuando entren a la secundaria. De si las cosas ya no serán iguales y cómo el talento que cada quien tiene los comenzará a llevar por caminos distintos. Es una escena dura y muy pegadora. Pero mientras eso sucede, los otros dos que los acompañan y que no están tomando parte de la conversación, comienzan a tararear una canción.
De repente, la canción comienza a sonar en la banda sonora de la película y por un instante, la música que ellos escuchan y que nosotros estamos escuchando es la misma. Es Lollipop de The Chordettes, una rolita pegajosa y tremendamente cincuentera. Pero esa fue la primera vez que vivi en carne propia el ‘sentimiento cinematográfico’ del cual hablaría años más tarde Quentin Tarantino: si utilizas la canción correcta en el momento correcto de la película, el resultado es que nunca volverás a escuchar esa canción sin pensar en la escena de la película.
A la fecha, no puedo dejar de hacer el bailecito que Vern Tessio y Teddie Duchamps hacían en las vías del tren que los llevarían a ver el cadaver.
Les cuento todo esto porque desde entonces mi obsesión por la música de películas es total, a tal grado que uno de mis dream jobs es, como varios de los que contestaron mi quiz saben, ser compilador de música de soundtracks. Sobretodo porque mis gustos musicales son tan disparados (por no decir ‘disparatados’) como un soundtrack; donde lo mismo está Eagle Eye Cherry que Marco Antonio Solis o PJ Harvey. Así de malos son mis gustos y así de buenos podrían ser los soundtracks que produciría mi disquera.
¿Recuerdan la película ‘As Good As It Gets‘ (en español, ‘Mejor, Imposible’) donde el protagonista ponía en el estéreo de su coche discos especialmente seleccionados para cada ocasión? Pues hagan de cuenta que están viendo al maniático de Salvador maquilando ‘soundtracks’ para distintos momentos de su vida: cuando va en el coche con tráfico, cuando va en el coche sin tráfico, música para cantar a voz pelada, música para pensar, música para entrar ‘en el mood’, etc, etc.
Con todo esto dicho (la referencia a ‘Stand By Me‘, a los soundtracks y a ‘As Good As It Gets‘), se pueden imaginar que, de las cosas que me tienen severamente ocupado en estos días, es escoger el soundtrack perfecto para el viaje a Boston-Montreal. Tengo que hacer al menos dos CD’s: uno para cuando vayamos en la carretera de Boston a Montreal y otro para los viajes dentro de la ciudad de Montreal. El CD no. 1 está pensado para un trayecto en coche que comenzará por ahí de las 10-11 de la noche y que irá terminando en la madrugada. Ahorita ese es el que estoy maquilando.
A continuación, les pongo las rolas que he seleccionado hasta ahora. Se aceptan todas las sugerencias tanto para el CD 1 como para el CD 2. Recuerden que el CD 1 debe ser calmadito y suavecito pero no tanto como para que nos durmamos y despertemos en el fondo de una barranca en Vermont. El CD 2, por otro lado, debe ser lo más prendido que se pueda… como soundtrack de teen movie.
CD 1 / De Boston a Montreal
1. The Coral – Shadows Fall
2. The Lodgers – Moment In Love
3. Mondo Grosso – Butterfly (feat. Monday Michiru)
4. Phoenix – If I Ever Feel Better
5. Natural Ites – Picture On The Wall
6. Mull Historical Society – Mull Historical Society
7. Fussible – Casino Soul
8. Pink Martini – Sympathique
9. The Cure – Just Like Heaven (acústico)
10. The Ocean Blue – Drifting Falling
11. Wax Poetic – Angels
12. Silence 4 – A Little Respect
13. Ween – Mr Richard Smoker
… y ya veo a los programadores de radio que leen este blog, criticando el orden de las canciones porque ‘no respetan la curva’. En fin, cualquier comentario y sugerencia son bien recibidas a: exlocutor@gmail.com, exlocutor@hotmail o a través del tag-board.
AQUÍ!!
Desde Boston… hasta Montreal
Allez!!!
Realmente todo comenzó en diciembre. Ubiquen una cena navideña en la casa nórdica de Peter (cfr. la aventura de Semana Santa en Acapulco). En esta ciudad (me atrevería a decir que en este país, pero no conozco demasiado las costumbres de provincia), diciembre es un mes perdido entre brindis, celebraciones, abrazos e intercambio de regalos. Así que, al más puro estilo del Brindis del Bohemio (En torno de una mesa de cantina / en una noche de invierno / regocijadamente departían / seis alegres bohemios…) comenzamos a platicar del nuevo año que venía: proyectos, viajes, trabajos, círculos que cerrar y senderos que dejar pero también empresas nuevas que realizar y sueños por solidificar.
La conversación se desvió a la música. Y más específicamente a un gusto compartido por parte del quórum: el jazz. Alguien mencionó (creo que Joe) que en el 2004 se celebraría el 25 aniversario de uno de los festivales de jazz más importantes del mundo, el de Montreal. Y salió el clásico ‘aaah pus habría que ir, no?’. Claro, en una cena navideña en la que también se hablan de las distintas formas de cambiar al mundo, una declaración como esta parecería no tener demasiadas repercusiones futuras. ¿O sí?
El primero que lo volvió a poner en la mesa fue el Joe en marzo. Al principio sonaba demasiado fuera de toda lógica y de todo presupuesto. Hasta que nos sentamos a hacer numeritos (Joe y Peter estudiaron Ingeniería y yo dizque estudié Economía) y vimos que nuestros respectivos sueldos nos permitían perfectamente largarnos a Montreal al Festival de Jazz. Para mí fue difícil asimilarlo; uno se va a Cuernavaca, a Acapulco! bueno, uno se puede ir hasta Orlando con el sudor de su frente… pero ¿Montreal? ¿y al Festival de Jazz?
La decisión estaba tomada. Bueno… casi.
El primer problema qe tuvimos fueron los boletos de avión. Resulta que la Ciudad de México cuenta con una gran cantidad de amantes del jazz y desde abril, los boletos de avión directo a Montreal se habían acabado. Primera prueba de fuego. ¿De verdad queremos ir? Sí. ¿De veras deveritas? Pues sí.
Sacamos el mapa y buscamos las ciudades cercanas a Montreal…
Peter: ¿Tiene cupo para Quebec?
Señorita de las reservaciones: Mmmmm…. (sonido de la computadora) No. No hay.
Joe: ¿Para Toronto?
Señorita: No.
Salvador: … Ottawa?
Señorita: Tampoco.
Peter: Bueno… ¿tiene boletos para Boston?
(Salvador, Joe y la Señorita se miran desconcertados)
Peter: Tiene, ¿sí o no?
Señorita: Pues sí… sí tengo.
Nuestro viaje de recreación a Montreal se convirtió, en un click, en un road trip. Viajaríamos de México a Boston y de ahí nos iríamos (como mejor pudiéramos) a la ciudad descubierta por Jacques Cartier en 1535. Asistiríamos al festival y después nos regresaríamos a Boston para tomar el avión que nos regresaría al sitio fundado por Tenoch y sus Locos del Ritmo en 1325.
Segundo problema, el alojamiento. Después de hacer un profundo análisis, decidimos que el cambio de planes nos forzaba a buscar un alojamiento bastante más barato de lo que originalmente teníamos planeado. En el peor de los escenarios posibles, dormir en los cajeros automáticos siempre es buena opción. Dicho esto, comenzamos a preguntarle a todos nuestros conocidos si sabían de alguien que viviera en Montreal y que estuviera dispuesto a hospedar durante una semana a tres tristes tigres mexicanos que buscaban alojamiento. Sabemos cocinar, lavamos y planchamos nuestra propia ropa, Joe conoce maneras de hacer reir con las matemáticas, Peter es excelente contando chistes portugueses en danés y yo… pues yo, como dice una amiga, ‘pienso padre’.
Nuestra búsqueda rindió frutos a los pocos días en los que un señor, de nombre Pierre Noel, estaba dispuesto a alojarnos en su departamento que suele rentar todos los veranos. En esta ocasión no nos lo rentaría debido a que se encuentra en remodelación y básicamente iremos a dormir sobre costales de cal y arena.
(voz de la señorita de El Gran Juego de la Oca) «Prueba.. Superada» (fanfarria)
El tercer y más complicado problema surgió a finales de mayo cuando Peter llegó y nos dijo:
«Me tengo que titular»
Joe y yo le explicamos que los tres, más tarde o más temprano, nos vamos a tener que titular de nuestras respectivas carreras.
«No… no entienden, me tengo que titular. Ya», dijo Peter.
Y entonces pasó a explicarnos cómo había hecho los trámites para estudiar una maestría en Paris, cómo lo habían aceptado y que ahora necesitaba estar titulado para poderse largar a la Ciudad fundada por la tribu Parisii en el año 52 a.C.
El problema no terminaba ahí. El último día para entregar toda la documentación era justo el día de nuestro regreso de Montreal. Esto significaba que antes de irnos de viaje, Peter tenía que:
– Hacer su tesis
– Que le aceptaran la tesis
– Pedir fecha de examen
– Que le dieran fecha de examen
– Hacer su examen profesional y,
– Pasar su examen profesional
Todo esto, insisto, antes del día de partir rumbo a Montreal.
¿Creen que es imposible?
Por medio de este blog, me es muy grato anunciarles que me largo de viaje a Montreal el próximo viernes 2 de julio. También me es muy grato anunciarles que mi amigo Peter hará su examen profesional… el próximo viernes 2 de julio… cuatro horas antes de que un avión con destino a Boston salga de la Ciudad de México.
Los planes logísticos tendrán algunos ajustes a lo largo de la semana, pero todo parece indicar que iremos al examen profesional de mi amigo Peter con todo y maletas. Aún estamos en pláticas con el gobierno de la ciudad (que no está muy contento con mis últimas declaraciones) para que nos abran un carril especial por parte del Periférico y el Circuito Interior, de modo que podamos llegar a tiempo a registrarnos al Aeropuerto.
Del viaje y de todos los preparativos, tendrán todos los reportes por medio de este blog. En pocas palabras, nos espera una semana de mucho estrés. No sólo porque Peter se tiene que titular el mismo día en que salimos de viaje, sino que además, ninguno de los tres ha avisado en sus respectivos trabajos que se larga una semana a Montreal!!
Seguiremos informando.
No marches!! II
Se me acaba de ocurrir una idea genial. Bueno… decir que es genial y decir que se me acaba de ocurrir a mí puede sonar demasiado pretencioso, pero durante estos días he estado pensando cómo se puede canalizar la *fuerza* o *indignación * de La Marcha® que se llevará a cabo este domingo. Finalmente lo he encontrado.
¿Estamos de acuerdo que la gente está marchando porque está inconforme con las medidas tan mediocres que ha tomado el gobierno en sus distintos niveles? Sí, ¿ok?
¿Estamos de acuerdo que todos quisiéramos «hacer algo» para resolver el problema de la inseguridad? Okey.. ok.
¿Estamos de acuerdo en que estamos enojados con nuestros gobiernos (federal y local) y quisiéramos «hacerles algo» porque no están reaccionando?
Yo no voy a marchar, pero les voy a decir qué es lo que todos los habitantes de la ciudad de México podemos hacer para canalizar nuestro enojo de una manera más productiva que nomás salir a gastar nuestros tenis en el asfalto.
Andrés Manuel López Obrador prometió que cada dos años se sometería a un plebiscito en donde la ciudadanía decidiría si seguía o no al frente del gobierno capitalino.
Yo propongo que el próximo mes de septiembre, cuando se realice este segundo plebiscito, todos los que van a ir a la marcha y todos los que no vamos a ir pero que estamos inconformes porque el problema más importante de la ciudad no ha sido mínimamente resuelto, votemos en contra y saquemos a López Obrador del gobierno capitalino.
Ejerzamos nuestro verdadero poder de decisión. No nos limitemos a marchar, quejarnos y regresar a nuestras casas a vivir en la misma inseguridad de siempre. Si tenemos en las manos las herramientas para realmente *expresar* nuestra inconformidad, hagámoslo!!
Adiós Andrés Manuel!
(y con Fox, nos veremos en el 2006)
A crédito
Desde febrero estoy en el trámite de sacar una tarjeta de crédito. Dos veces lo he intentado y dos veces me han dado una patada en el trasero. Las dos ocasiones, debo aclarar, ha sido con el banco con el que ya tengo una cuenta de cheques: Banamex. Es decir, ya soy cliente, ya me conocen y saben de todos los usos que le doy a mi Cuenta Maestra, desde los filantrópicos como el Teletón hasta las compras más oscuras que no pienso detallar en este blog.
Seguro que ya pensaron que las deudas que tengo con infinidad de bancos o instituciones de crédito son las que no me han permitido tener una tarjeta de crédito propia. Creen que a un lado de las cajas del supermercado y las tiendas tienen una foto mía con una leyenda que dice «NO ACEPTAR TARJETAS DE ESTE INDIVIDUO». Es más, han de creer que soy parte del Barzón y que mis declaraciones a favor del libre mercado son puro blof (locución inglesa que significa ‘jarabe de pico’)
Pero no! Resulta que soy de esos que paga puntualmente sus deudas (las únicas ‘deudas’ que tengo son las que mantengo con El Palacio y sus 6 meses sin intereses) y que todo lo suele pagar en cash y en una sola exhibición. Pago mis impuestos, no me paso altos y tengo las mismas características que tenía Sandra Dee… así que se preguntarán ¿por qué diablos no le han dado una tarjeta de crédito los de Banamex?
(voz de señorita de Banamex por teléfono) «Pues es que la firma de su credencial de elector no se parece a la firma que tiene actualmente»
(silencio de Salvador)
Salvador: «¿Es en serio lo que me está diciendo?»
Señorita de Banamex: «Es lo que tengo aquí en la computadora, señor Leal»
Salvador: «Señorita… yo saqué mi credencial del IFE cuando tenía 17 años. Usted cree que, ya no diga mi firma, MI VIDA no ha cambiado desde entonces??»
Señorita de Banamex: «Pues sí señor Leal… pero no puedo hacer nada»
Douglas Coupland (si no han leído nada de él, por vida de Dios salgan en este instante a comprar cualquiera de sus libros) lo ponía muy bien en su libro ‘Polaroids’.
A todos los que ahorita tenemos 20 y tantos (incluídos los treintones que leen este blog) nunca se nos ocurriría confiar *demasiado* en un adolescente de 18. Uno los ve y nota que algo no termina de andar bien en ellos; todavía no son. Están llenos de dudas y de prejuicios y de conceptos mal aprendidos. Son personas en las que no puedes confiar del todo.
Y sin embargo, alguien como ellos (o sea, nosotros a su misma edad) son los que toman las decisiones más importantes: qué voy a estudiar, en dónde, por qué…
Y en ellos confiamos para que diseñen lo que será nuestro método de identificación más importante por el resto de nuestras vidas: la firma. Les juro que la primera vez que firmé un documento ‘oficial’ (que era el contrato que nos hacían firmar al inscribirnos a la secundaria) nunca pensé que esa firma la usaría el resto de mis días y que estaría plasmada en todos los lugares imaginables, desde la cuenta de una comida de negocios hasta la boleta de mis (aún inexistentes) hijos.
El que no me den una tarjeta de crédito porque no sigo firmando como cuando tenía 17 años es una cadena al pasado que Banamex no me está dejando romper. Es un círculo que el «Banco Nacional de México que cumple 120 años» no me está dejando cerrar.
Siguiendo un poco con el tema del post de ‘Prom Night’ que tanto escozor ha causado entre la comunidad… ¿es que acaso no tenemos la oportunidad de reinventarnos una vez salidos de la secundaria o de la prepa?
¿Acaso no tenemos derecho a ser otros? ¿A ser mejores o más seguros o menos inseguros de lo que éramos a los 14? Si la respuesta es sí… ¿¿¿¿¿¿ENTONCES POR QUÉ DIABLOS NO ME DAN MI TARJETA DE CRÉDITO AUNQUE MI FIRMA SEA DISTINTA?????
Dos cuentos
Hoy leí dos historias que me gustaron muchísimo. Una es real y la otra es más bien Cortázar style. Aquí les dejo los links para ‘Los trastes sucios‘ de Arbol Tsef y el otro para ‘Cola‘ de Deimos.
No marches!!
El tema de moda en la ciudad de México es La Marcha®. De acuerdo con reportes periodísticos y el vox populi, el próximo domingo 27 de junio habrá una enorme movilización ciudadana del Ángel de la Independencia hasta el Zócalo del Distrito Federal. ¿El motivo? La inseguridad que se vive día a día en las calles (y casas y restaurantes y antros y microbuses y oficinas y un enoooorme etc.) de la Ciudad.
Pero cuando les digo que es tema de moda, lo digo en serio. De las personas que conozco, más del 60% piensa ir a marchar en contra de la delincuencia que invade nuestras calles. La gente está harta y, en un lugar donde la indiferencia es el deporte regional, el que las personas salgan a las calles a manifestarse habla mucho de lo cansados que estamos de tenerle miedo al lugar donde vivimos.
Aquí quiero hacer dos anotaciones que quizás me hagan parecer aguafiestas dentro el ambiente festivo de la celebración cívica que tendrá lugar el domingo. El primero es el relacionado con nuestro Jefe de Gobierno. Él ha dicho (y seguirá diciendo) que la inseguridad es culpa del modelo económico que rige nuestro país, que los pobres están cansados y que no les queda otra más que delinquir para conseguir comida, que 70 años de corrupción no se pueden solucionar en el tiempo que a él le toca, que él no es Superman y que las cifras no son tan alarmantes como nos la quiere hacer ver ‘el Innombrable’.
Cuando vean los reportajes periodísticos acerca de la marcha y de cómo las personas están enojadas, tengan en mente que eso es un síntoma de que López Obrador no ha hecho su chamba. Recuerden que el modelo económico que él propone es el de un gobierno más *fuerte* (es decir, más poderoso) que vea por sus habitantes (es decir, que cree que los ciudadanos somos niñitos tontos que no nos sabemos gobernar) y hace más felices sus vidas (dándoles pan, circo y trabajo; tres cosas que hace un gobierno paternalista). También recuerden que los pobres no son quienes secuestran con comandos armados y camionetas sincronizadas cual película de Hollywood. Tampoco se crean el asunto de los 70 años de corrupción y malos manejos; el resto del país también sufrió eso y sin embargo existen ciudades perfectamente vivibles el día de hoy, que no tienen en común un partido político sino políticos que se dedican a trabajar y no a hablar acerca de lo bien que trabajan, de cómo ellos sí atienden a las personas y del resto de sandeces que mañana a mañana nos receta Andrés Manuel.
Lo del ‘Innombrable’ ya parece chiste y decir que esta marcha es un complot de la ultraderecha mexicana lo único que logra es romper la frágil cohesión social que tenemos en este país. Poner en guerra a los ‘pobres’ contra los ‘ricos’ ya se hizo en 1910 y no sólo no funcionó sino que el proceso nos costó un millón de mexicanos.
No se dejen engañar. No piensen que ‘es que Andrés Manuel sí trabaja‘ o que ‘mira todo lo que ha hecho por los viejitos‘ o ‘pues él si tiene pantalones para enfrentarse a quien sea‘. El asunto de los viejitos (que es una política perversamente pensada) luego lo platicamos, pero por favor, no se dejen engañar. México no necesita gente así. México necesita líderes que sepan que lo que México necesita son instituciones.
Ahora viene el segundo punto de este post.
Si después de todo este choro creen que los voy a invitar a que salgan a la calle a marchar, están muy equivocados. Como ya lo había dicho en un post anterior, soy demasiado cínico para salir a la calle a marchar. No creo en las marchas, no creo que arreglen nada y no hacen más que llamar la atención de gobernantes que ven en ellos al único factor de cambio en este país. Porque además, la chamba no es sólo de Andrés Manuel y de Vicente, sino de los 500 diputados y 128 senadores (nomás a nivel federal) que tampoco hacen su chamba.
Sé que suena ridículo, pero votar se me hace más efectivo que salir a marchar a la calle. Yo voté por Fox y me arrepiento día tras día; pero me reconozco como responsable de las tonterías que escucho decir al Presidente de mi país. El proceso de aprendizaje no será estéril, pues ya caché que si voto por el que me cae bien, nomás no la va a hacer (claro, en el 2000 la opción de Labastida era casi tan gris como su personalidad) y puede ser que mientras, su esposa o algún otro personaje público, le coma el mandado. Pero así como acepto (con golpe de pecho y todo) parte de la culpa de que tengamos a un Presidente de Fantasía, les digo que yo no voté por López Obrador. No creí en él en campaña y ahora que veo las cosas que hace no sólo no le creo sino que además le temo. Ya verán cuando deje el puesto y nos deje una deuda y políticas de las cuales no nos podamos deshacer jamás. No resultará nada grato… como dijera mi agüelita: de mí se acordarán.
En fin, este post con alto contenido político y color amarillo bilis es para avisarles que no creo en las marchas, así sean a favor de la paz, la justicia y la libertad. No importa si es marchar a favor del libre comercio, la despenalización de las drogas o el McFlurry de Oreo (tres de las cosas que más me gustan en este mundo). No importa. Ejerzo la libertad de no marchar y miraré a la multitud que, sin otro lugar a donde ir, deciden caminar del Ángel de la Independencia al Zócalo de una ciudad que no necesita otra marcha más sino otros gobernantes. He dicho.
Prom Night
Doce años son casi la mitad de mi vida. Doce años es el tiempo que uno pasa en la Primaria, la Secundaria y la Preparatoria juntas. Doce años fueron los años que pasé bajo el yugo de la educación impartida por los hermanos maristas. Doce años fueron los que fui deformado, en cuerpo y alma, por los fieles seguidores de Marcelino Champagnat. De esos doce años, no todos fueron malos, no todos fueron buenos tampoco; pero si hay una etapa en mi vida de la cual quisiera olvidarme por completo, es de la época que viví de septiembre de 1991 a mayo de 1994. La Secundaria.
Les recuerdo que mi condición de ñoño no era el mejor lugar dentro de la jerarquía social que se podía vivir en una escuela sólo para hombres que se jactaba de tener la plantilla docente más pirada de la ciudad de México. Mi condición de antisocial -que conservo a la fecha- tampoco me ponía en una posición que me permitiera distinguirme por mi *popularidad*, mi *coolness* o mi *allure*. Para que se den una idea, yo era el ñoño antisocial que se refugiaba en la música y la tele para aislarse del mundo real; hacía mi tarea (no me costaba demasiado trabajo), estudiaba y luego me pasaba horas enteras escuchando música, viendo tele y rentando todas las películas que pudiera rentar en el entonces monopólico Videocentro. Gracias a esos años mi conocimiento acerca de la cultura pop de la última mitad del siglo veinte es bastante vasto mientras que la cantidad de amigos que conservo de aquel tiempo es prácticamente inexistente. Poquito me faltó para tomar medidas al estilo Columbine.
Pero pasó el tiempo, salí de la prepa, tuve muchos amigos, entré a la universidad, tuve uno de los trabajos que yo considero más cool y poco a poco fui caminando por el sendero de la vida donde, finalmente, los ñoños son apreciados -y cotizados- en el mundo de las empresas y el gobierno. Si bien no me volví *popular*, mi nivel ya no estaba en el despreciable hoyo al que llegó en la secundaria. Según yo, todo estaba superado, olvidado y cerrado.
Hasta el sábado.
Como ya saben, tengo una hermana que es diez años menor que yo y que acude, por razones del destino, a la misma secundaria a la que yo asistí. Sí, resulta que en estos diez años la secundaria que antes era sólo para hombres se volvió mixta y ahora mi hermanita sufre en los mismos salones y con los mismos maestros que a mí me tocaron.
Pero ese no es el problema (cada quien vive su adolescencia como mejor puede), sino que el sábado pasado tuve que ir a su graduación de tercero de secundaria. Craso error!!
Fue como volver a tener 14 años y de nuevo ser el peor vestido de toda la escuela. Se me ocurrió ir al baño y las conversaciones eran idénticas a las que tenían los weyes populares de mi salón: que si el antro, que si el reloj, que si los zapatos, que si habían salido con fulanita o si se iban a ir a Acapulco. Yo estaba a punto de tener un emotional breakdown.
Me gustaría contarles que fue mejorando conforme fue pasando el rato y que recuperé la confianza en mí mismo que he ido construyendo desde aquellos años de la secundaria, pero les estaría mintiendo. Saliendo del baño me encontré con ‘La Luchadora’, maestra de literatura universal que hizo un infierno mi tercero de secundaria. En la misma mesa estaban «Chichilla» (maestro de química que solía llegar jarrísima a darnos clases), «Amezcua» (el de dibujo constructivo que nos obligaba a tener maquetas de construcciones para nivel licenciatura en segundo de secundaria), «Gorilú» (la de inglés) y muchos más.
Era vivir una pesadilla. Yo juraba que en cualquier momento iban a esconder mi mochila o me quitarían el saco para jugar ‘role’ entre varios weyes.
Para acabarla de fregar, resulta que esta es la segunda graduación a la que asisto en mi vida. La primera fue cuando salí de sexto de primaria y desde entonces no he acudido a ninguna. Y aunque mis amigos nunca me perdonaran que no haya ido a la graduación de prepa, no me arrepiento de mi antisocialidad y mi vocación de Scrooge. Jejejeje, releo mi párrafo y en verdad recuerdo cuando era un adolescente enojado con el mundo que prefería irse a escuchar oscuras canciones de rock de la Europa del Este.
Al final mi mente se fue aclarando y poco a poco pude hacer más disfrutable el hecho de estar en la graduación de mi hermana. Digo, al fin y al cabo, ella que sí es popular y tiene una activísima vida social, le tocó limpiar el apellido de la familia en su paso por la escuela. A pesar de todo, aún no se me quitan del todo las nauseas por recordar lo que viví en aquel reclusorio de paga conocido como Instituto México Secundaria.
Ahora supongo que me encerraré en mi oficina a escuchar Teenage Angst de Placebo.