Archive for the ‘méxico’ Category
Karma IV
Una imagen vale más que mil palabras…
La imagen es de Playa Cerritos, ubicada a unos kilómetros de Todos Santos, B.C.S.
Política II
Las elecciones hacen que lo más oscuro de la imaginaria nacional salga a la luz. Cuando no son frases domingueras (no me digan que la palabra ‘chachalaca’ es de uso corriente!) son declaraciones desafortunadas o campañas sin sentido.
Pues bien, de visita en una de las bellas ciudades de la provincia mexicana, vi una pancarta política que me dejó boquiabierto. En ese momento no pude sacar mi cámara por lo que le pedí a un amigo que a la primera oportunidad tomara una foto y me la enviara. Y aquí está:
Ahí es cuando un verdadero asesor político se debe acercar al candidato y recomendarle frases que muevan hasta la última fibra del inconsciente colectivo. Yo propongo «Déjate conquistar por Hernán Cortés», «No dejes que otros te quemen los pies, vota por Hernán Cortés» o «Primero Tenochtitlán, ahora Tlaquepaque!»
Sé que a ustedes se les ocurrirán varios slogans, así que sus comentarios son más que bienvenidos!
De pasada
Escuchado en una mesa de conocido restaurante de la zona de Polanco:
Ay no, eso de cortarse las venas con galletas de animalitos está super out!
Lo de hoy es cortarse las venas con barritas de granola!
Adoro los cambios de referencias culturales en las conversaciones juveniles…
Censura
Me había prometido a mí mismo no hablar de las elecciones, sobretodo porque la persona por la que yo hubiera votado para Presidente, no tuvo el visto bueno de su partido.
Sin embargo, la postura del IFE de censurar comerciales políticos va mucho más allá de una simple contienda electoral. Soy fiel creyente de la libertad; creo que mientras más grandes son los gobiernos, más pequeños son los campos de acción de los ciudadanos. Creo que el gobierno debe limitarse a su vocación de velar por la seguridad de sus gobernados, hacer cumplir el Estado de Derecho y, después, hacerse a un lado en todo el resto de los santitos que se ha (y le hemos) colgado a lo largo de los años.
Es por eso que la actitud del árbitro electoral de mi país me ha molestado mucho. Si alguien calumnia a la otra persona, existen caminos legales (que debieran funcionar, claro) para resolver el problema. Si alguien no está de acuerdo con los mensajes emitidos por los actores políticos, ejerza su libertad y no los escuche. El gobierno y sus ramas (porque el IFE, aunque es un organismo público y autónomo, depende en su integración del Poder Legislativo y los partidos políticos nacionales) deberían dejar la censura a un lado y respetar el derecho de los ciudadanos a escuchar lo que quieran, ver lo que quieran y decir lo que quieran. Insisto, si eso que los ciudadanos ven, escuchan o dicen va en contra de los derechos de un tercero, los medios legales establecidos debieran ser los caminos para la resolución del conflicto.
Y justo porque creo en la libertad y quiero hacerme a la idea de que mediante los blogs podríamos hacer la diferencia, aquí está uno de los spots que el IFE censuró. La liga original está aquí y me encantaría que lo compartieran; si ellos no nos dejan verlo, nosotros no tenemos por qué quedarnos con las manos cruzadas
P.D. El hecho de que el spot sea del PAN no significa, repito, NO SIGNIFICA que apoye a ese candidato a la Presidencia de la República. Fanáticos de Andrés Manuel, absténganse de comentarios que no vienen al caso.
El Efecto Paquita
Los últimos cambios en Básico.FM han provocado que el equipo básico (El Niño®, Elagus®, Salvador y Pablo) nos veamos con mayor frecuencia, al menos dos veces a la semana (antes podían pasar meses sin vernos las caras, todo era vía messenger).
Y esto ha sido para la realización del primer programa original de la estación, se llama Sonar y ya lo pueden escuchar al aire en dos estaciones de radio distintas. En Guadalajara estamos en el 100.3 FM todos los martes y jueves a las 20.30hrs, mientras que en Toluca ocupamos el espacio del 102.1 FM los sábados al mediodía.
Durante la grabación de Sonar nos divertimos horrores. Aún no sé si sea la buena vibra del estudio de grabación (nuestro estudio de grabación) o alguna sustancia impregnada en las paredes del estudio, reminiscencia de su pasado como hoyo funky. O las dos. La cosa es que las mejores ideas y los mejores comentarios de la semana se alcanzan ahí; mi peak creativo, por lo menos, se da ahí.
Uno de esos días, llegué realmente emocionado después de haber visto la película ‘Con V de Venganza’ (o ‘V for Vendetta’, en su título en inglés). Hacía muchísimo tiempo que una muvi no me movía las cosas que me movió ésa; fue tanto así, que el primer día que la vi no pude resistir y la vi de nuevo saliendo de la función. Llegué y platicando con Elagus® me desarrolló una muy bonita teoría a la que denominó ‘El Efecto Paquita’ y que me dispongo a contarles aquí a ustedes.
Elagus® compartía conmigo la sensación que tuvo al terminar la cinta. Esa sensación entre liberadora y empujándote a pensar nuevas cosas, encontrar nuevos caminos y lograr nuevas mentalidades. El tema de la película (la libertad) es uno de los temas que más me han apasionado en los últimos tiempos y te lo plasman de una manera tan apasionada que te contagia (bueh, excepto si eres fan-from-hell de la novela gráfica y un amarguetas, situación que no vamos a tomar en cuenta para este post).
El caso es que Elagus® a todo ese entusiasmo compartido, a todos esos impactos visuales, respondía con la clásica pregunta de aquel que creció en la década de los 90: ¿Y?
Seguramente ustedes conocen a Paquita la del Barrio, esta cantante de música vernácula (ranchera/romántica, vaya) que alcanzó la fama despotricando contra los hombres y cuyo grito de guerra es un «¿Me estás oyendo, inútil?». Pues bien, la teoría de mi cuate es que las mujeres van a los conciertos de Paquita, gritan y maldicen contra aquellos hombres que las golpean o que las han dejado por otra. Se identifican con las letras y las tomas como propias. Utilizando la terminología de moda, se sienten empoderadas (de empowered).
¿Y qué es lo que sucede al día siguiente del concierto? ¿Para qué les sirvió gritar contra aquella (and I quote) rata de dos patas (end of quote)? Pues para trapear más tupido, para aguantar más golpes y para cocinar más… no para romper las cadenas de la opresión hogareña y mandar al fulanito de regreso con su mamá. El Efecto Paquita at its best.
Así pareciera que ocurre con otras expresiones artísticas. ‘Con V de Venganza’ llega profundamente, pero al día siguiente seguimos sin cuestionar el tamaño de nuestro gobierno y su incursión en nuestras vidas, seguimos creyendo que los periódicos son verdaderamente imparciales ante discusiones como las de la Ley Televisa, seguimos aguantando que nuestros gobernantes nos compren con promesas de dinero gratis para todos. Trapeamos más duro, nos agachamos más abajo, nos ponemos más a sus órdenes.
El Efecto Paquita.
Ken & Chente
Ken Livingston es un político inglés que fue elegido en el año 2000 como alcalde de la ciudad de Londres. En ese mismo año, Vicente Fox se convierte en el primer Presidente de México que pertenece a un partido distinto del que gobernó el país durante más de 70 años.
Londres y México no tienen mucho que ver ni en sistema político ni social ni económico. Ellos han pasado por cosas que nosotros jamás nos hemos ni siquiera imaginado, y nosotros tenemos una historia particular digna de la creatividad galopante de un escritor esquizofrénico y en drogas.
No deseo comparar, sólo señalo. No aspiro ni siquiera a nivelar los estándares… y no sé si eso refleje cinismo, pesimismo o simple realismo. Pero ahí va.
El pasado viernes, el alcalde de Londres fue suspendido de sus funciones durante un mes por un comentario antisemita dicho a un reportero a la salida de una fiesta (Dato inútil pero interesante: la fiesta era para celebrar los 20 años de la salida del clóset de un diputado). Si bien el periódico al que pertenece el reportero le tiene especial tirria a don Ken, el comentario fue calificado como «innecesariamente insensible» de acuerdo con el Comité que se encarga de revisar asuntos relativos al actuar gubernamental (algo así como nuestra Secretaría de la Función Pública) y se decidió mandar a su casa al Alcalde por cuatro semanas. Si quieren ver las notas periodísticas, den click aquí y aquí.
¿Resumen? Alcalde de Londres suspendido por un comentario antisemita dicho a un reportero. ¿Ok? Ok.
Hoy, Enrique Krauze, en su columna del periódico Reforma, publica un comentario que le hizo el Presidente de México en privado. Escribe: (…) Alguna vez me tocó atestiguar la calidad moral de uno de esos personajes encumbrados, muy próximo al Presidente. En un desayuno me dijo, ya en confianza: «En Los Pinos trata uno todo tipo de gente extraña, hasta judíos». Y luego remata Krauze, en un reproche apenas velado: Admiré su tolerancia al compartir conmigo el pan y la sal.
¿Resumen? Personaje encumbrado y cercano al Presidente de México hace un comentario estúpido que raya en lo antisemita a un intelectual que es líder de opinión.
¿Alguien, en algún punto, le va a decir a nuestros políticos que no pueden decir tantas idioteces? ¿Se podría obligar a Krauze a decir quién dijo eso? ¿Alguien podría castigar a dicho personaje anónimo? ¿Quién castiga a nuestros políticos?
Política
No me puedo imaginar a un asesor político que haya cobrado por esta idea con la firme convicción de no haber engañado a su cliente. Y no sé quién haya sido más estúpido, si el asesor político por la idea o el político por hacerle caso al asesor político sin que la explicación haya pasado primero por su cerebro.
De buenas a primeras, en una esquina de mi colonia (ubicada en uno de las dos delegaciones [municipios] del Distrito Federal que son gobernadas por el PAN y no por el PRD como el resto de la ciudad) apareció esta manta.
Independientemente de que el texto está plagado de comas que nomás no van y de comillas fuera de lugar, no entiendo a quién diablos le puede parecer una buena idea poner una manta con el rostro de Einstein junto a una frase que se asemeja a la Ley de la Conservación de la Materia™ y que es original de Antoine Lavoisier.
¿Poner a Einstein en una pancarta política le habrá parecido un parteaguas en la historia del marketing político al asesor que lo propuso? ¿Creería que usar como frase de campaña una ley de la Química clásica es muy creativo? ¿Confundir a Einstein con Lavoisier intenta atraer el voto de gente que apoye al candidato por lástima al generarle una imagen de imbécil?
No me cae mal la política. Ni los políticos. Ni las campañas políticas.
Me caen mal los pendejos.
México
Sí, otro batón, pero qué le vamos a hacer… ¡le dieron a mi mero mole! La idea sale de la mente retorcida de Armando gracias a una iniciativa de Duveth y responde a una sola pregunta:
¿Qué hago yo por mi país?
Enlisto mis respuestas, en ningún tipo de orden:
1. Consumo. Satanizado por unos, santificado por otros, el consumo hace que la economía de mi país se mueva. Sí, mucho de ese dinero se va a los Grandes Capitales™, pero resulta que ellos le dan trabajo a varios miles de mexicanos no sólo entre sus filas sino también a proveedores de materia prima, servicios, etc. En pocas palabras, cada que voy a echarme unos tacos al pastor, voy al cine o me como unas papitas, ayudo a mi país.
2. Ahorro. Mi gasto corriente es cuidadosamente manejado por alguien que si no se considerara ahorrativo, diría que es marro. Guardo hasta el último peso y todo lo pongo a trabajar. Si fuera un poquito más arriesgado (cosa que, por supuesto, no soy) pondría algún negocio en lugar de que sólo me dé intereses la lana que gano mes a mes.
3. Invierto. Particularmente, invierto en capital humano para mí y los que me rodean. Visito museos, compro y leo libros, veo películas, estudio, pienso.
4. Opino. Este blog es una continuación natural a tener un programa de radio y hablar de lo que me interesa o me preocupa. Recuerdo que cuando decidí dejar de trabajar en WFM para dedicarme de lleno a terminar la carrera de Economía, me dí cuenta que mi trinchera de batalla no estaba en los medios en ese momento. Ahora que tengo un blog que revive de manera periódica, no sólo me permite lidiar con mis demonios internos sino también aportar mi granito de arena. Nunca sabes quién está leyendo, nunca sabes de qué manera tu pensamiento hace eco en la mente de las personas. Creo que escribir y publicar ayuda, aunque de manera muy mínima, a mi país.
5. Trabajo. Y no sólo por el beneficio netamente económico que tiene el que un wey de 26 años pertenezca a la Población Económicamente Activa. Mi chamba, de la que no he hablado mucho en el pasado ni hablaré demasiado en esta ocasión, me permite ayudar a mi país de las maneras más inesperadas. Justamente una de las cosas que me gustan de mi trabajo es saber que sí estoy haciendo la diferencia en muchos temas de interés público.
6. Pago impuestos. El comentario «yo no pago impuestos porque luego se los roban» se me hace reflejo de una mentalidad escandalosamente menor. Con todo el dolor de mi corazón y de mi bolsillo, pago impuestos cuando consumo (el IVA) y el impuesto sobre la renta. El gobierno podría ser más eficiente con el dinero que le pago y podría gastarlo en otros rubros, pero no pienso darle una lección no pagando. Mejor le doy una lección al ejercer mi…
7. Voto. Hago uso de mi derecho ciudadano a hacerme escuchar. Y aunque yo también estoy decepcionado del nivel de nuestros políticos, no votar «porque todos dicen los mismo y nadie me convence» tampoco resolverá el problema. Votar en las elecciones es bueno para mi país, para mi sociedad y para los tiempos históricos en los que vivo. Votar no sólo me asegura un lugar (pequeño, ínfimo) en la historia de la democracia del mundo occidental del siglo XXI, sino que limita la llegada de imbéciles dictadores que creen que saben más que todos sus gobernados.
8. Me alimento bien, me abrigo, me cuido. La gente cree que el gobierno tiene campañas de vacunación o de promoción de una buena alimentación nomás porque sí. No es así. Los enfermos son muy caros. Curar las enfermedades que se generan por una mala alimentación es extremadamente costoso, no sólo en recursos médicos sino en la incapacidad de las personas para tener una vida productiva. Cuidar mi salud es algo que le hace bien a mi país.
9. Convivo con mi familia. Quienes me conocen personalmente, saben que mi familia está en mi top 3 de prioridades personales. Si lo ven de forma mamona, al fomentar que la base de la sociedad esté unida, fomento que la sociedad en la que vivo tenga mucho más cohesión y homogeneidad social. Si lo ven más relajado, tener un lugar en donde se preocupen por tí, te mimen y te quieran es invaluable; motivar la presencia de la familia le ayuda a mi país en más de un sentido.
Dice Quack que la necesidad de quemarnos en público es una de las constantes más afianzadas en los blogs, invito a hacer exactamente lo contrario pasándole el batón a:
– Ruy Feben
– El Huevo
– Alice
– El Mulder (no se vale decir que comérsela lo hace por México)
– Arbol Tsef
– y last, but certainly not least, Semidios
Y tú… ¿qué haces por tu país?
Arrooooooz!
Lo siento. Lo siento de verdad… pero es que esta noticia simplemente no la podía dejar pasar. Vean nomás qué chulada!!
En posesión de una metralleta hechiza, alrededor de 2 kilos de mariguana y 100 gramos de cocaína y balas expansivas, fueron detenidos tres hombres en el Barrio de Tepito, durante un operativo de la Policía capitalina.
(…) Además les encontraron 16 mil 500 pesos en billetes falsos, incluído un billete de 500 pesos con la efigie del actor Mauricio Garcés, en lugar de la imagen del General Ignacio Zaragoza.¿Saben qué es lo peor? Que a mí me ENCANTARÍA traer billetes de 500 con la imagen de Mauricio Garcés.
Bueh, ahora sí, ahí la ven… regreso a mis vacaciones (jejeje).
Dentro del autobús
Uno de los factores por los que he hecho muchas de las cosas que he logrado en mi vida ha sido la existencia de personas a mi alrededor que me han dicho ‘no se puede’ en el momento justo.
Si un día se me ocurre una idea, la suelo platicar por ahí para ver cómo funciona en la mente de otras personas y si por casualidad me encuentro con alguien que, con argumentos más o menos inteligentes, me dice que no se puede… no veo mejor excusa para realizar la idea que el demostrar que sí, que sí se puede.
Así sucedió hace casi seis años, cuando se me ocurrió que la estación de radio universitaria en donde trabajaba (el Circuito de Radio y Televisión del ITAM) podía cubrir la llegada de Vicente Fox, el primer presidente electo de un partido distinto en 70 años, al poder en México.
Y cuando conté mi idea, lo primero que me dijeron fue: 1. estás estúpido y 2. no se puede. Las razones eran muchas, que si un medio de comunicación universitario no podía ser considerado como un medio digno de una acreditación para la ceremonia de traspaso de poderes; que si bien el Circuito hacía una buena labor como radio universitaria, el ITAM ni siquiera tenía la carrera de Comunicaciones y que por lo tanto no podía haber ni siquiera una buena excusa para cubrir el evento; que si había una fila interminable de medios nacionales e internacionales que querían estar en el evento… y así, muchas razones para que decirme que no, que me olvidara del asunto, que no se podía.
No recuerdo bien a bien cómo le hice. Sí recuerdo una conversación con Marta Sahagún (a quien conocí en la campaña cuando era la vocera oficial) y con una colaboradora suya de nombre Gina Morris. Recuerdo haber mandado mi solicitud explicando los motivos de la cobertura y también recuerdo que mis motivos no iban mucho más allá de a) demostrar que sí se podía y b) ver Historia sucediendo frente a mis ojos. Contra todas las posibilidades, una mañana recibí un correo electrónico en donde se me indicaba que podía pasar por mi acreditación el 29 de noviembre a un edificio muy cercano a la glorieta de Colón en el Paseo de la Reforma y que ahí recibiría mayores indicaciones.
Para no hacerles el cuento largo (los cuentos largos saben mejor al calor del vodka), el primero de diciembre del año 2000, el día en el que un presidente de un partido distinto llegaba al poder después de más de 70 años de una denominada ‘dictadura perfecta’, aquí su seguro servidor portaba su gafete de prensa y se metía por todos lados acompañado de su fiel minidisc.
Muchas cosas vienen a mi mente de ese día. Recuerdo la cara de Paco Gil cuando me acerqué a pedirle una entrevista a nombre del Circuito de Radio del ITAM. Primero se rió y luego me dijo muy divertido «¿qué no deberías estar estudiando para tus finales?». En efecto… justo mis finales comenzaban la siguiente semana y don Paco, en un afán desmoralizador y en su papel de profesor de Economía en el ITAM, prefirió remitirme a mis deberes académicos que darme ‘la nota’. Recuerdo también que los eventos que más me gustaron de ese día fueron el desfile en el Campo Marte y la celebración en Palacio Nacional. Esa fue la última actividad de ese día (mi día de reportero presidencial) y había autobuses que llevaban a la comitiva desde Palacio hasta el Centro de Prensa en la glorieta de Colón.
Pues bien, yo la neta ya estaba cansado y me quería ir a mi casita a dormir, por lo que vi un camión desocupado, me subí y esperé a que llegaran más compañeros periodistas para irnos al Centro de Prensa. De repente el chofer recibe una orden y arranca. Me había subido en uno de los camiones del Estado Mayor Presidencial.
Lo que sigue jamás se me borrará de mi mente y corresponde al título de este post. Es la imagen de un ‘reportero’ de 21 años que va, sólo, en un autobús a toda velocidad hacia el Centro de Prensa. En cierto momento me doy cuenta que la velocidad del autobús es bastante considerable por lo que decido asomarme para ver cómo diablos le está haciendo para ir a ese ritmo por las congestionadas calles de la Ciudad. Ahí descubro que la policía ha cerrado las calles y que el camión circula entre una valla de personas (hombres, mujeres, niños, familias enteras) deseosos de ver a su nuevo Presidente. Recuerdo sus ojos, sus caras, la esperanza de sus miradas.
Eran caras de personas que habían votado por una alternativa y que querían hacerle saber a su nuevo líder que estaban con él, que lo único que él tenía que hacer era no fallarles. Era un ambiente de fiesta, de la esperanza de los desesperanzados, de ojos que nunca había mirado hacia arriba, de gente que quería celebrar su logro democrático.
Recuerdo que tuve que sentarme a pensar y asimilar lo que estaba viendo. Comprendí muchas cosas acerca del Poder, de quienes están afuera del camión y también de quienes van dentro de él a toda velocidad. Me dio tanta tristeza que me dieron escalofríos.
Y luego hice lo que cualquier wey de 21 años hubiera hecho en mi lugar: abrí la ventana y saludé a la gente.