Archive for 2008
Rio (II)
Por dos razones, porque quiero darle un cierre a mi post anterior (dándole un vistazo a mi playlist actual) y porque en algún momento salió en alguna conversación como chiste (de hecho, creo recordar que el autor del comentario fue Mau), aquí está el iPod del Salvador Leal.
* Sólo incluye las canciones subidas a mi iPod, no el total de la Biblioteca de iTunes.
** La fecha de corte es del lunes 12 de mayo de 2008 a las 13hrs.
Rio
… sólo para recordar.
Hace exactamente 10 años tuve mi primer reproductor de MP3.
Si ustedes no están familiarizados con los gadgets que de entonces hasta ahora se han producido, igual y creen que el iPod fue el primer dispositivo para reproducir cancioncitas en MP3 a los oídos de felices melómanos. No es así.
Siéntense, jóvenes lectores, que les voy a contar una historia.
Hace muchos, muchos años, no existían esos cuadritos blancos que tienen en su extremo un par de audífonos del mismo color y que ahora trae hasta el velador del edificio. No. En aquellos tiempos lo que se usaba era tener un Discman (generalmente se pronunciaba ‘diksman’) que era alimentado con múltiples discos compactos. Y los discos compactos provenían de dos lugares: o la tienda de discos, o un puesto chafa de piratería. Y cuando piensen en piratería, no piensen en los niveles de sofisticación a los que han llegado los Barba Roja de la música de nuestros días. No, no, no. Piensen en discos que si dejabas demasiado tiempo en el reproductor en pausa, terminaban fritos por el rayo láser. En ese tiempo, el término «quemar un disco» se refería literalmente a tomar un CD y prenderle fuego.
Incluso en los inicios de la música por MP3 (que comenzó siendo la fascinación de nerds y geeks para luego esparcirse entre el populacho), uno mantenía su música en los discos duros sin posibilidad de que ésta saltara a otros espacios. Cabe mencionar que cuando comencé mi carrera como DJ (ja!) en las fiestas de mis cuates, fue acompañando a un amigo al que le ayudaba a cargar el CPU en donde guardábamos todas las joyas de nuestro repertorio.
Siendo así las cosas, la existencia de un dispositivo que pudiera transportar archivos de música de un lugar para otro y que no fuera tan permanente como un CD era algo que yo buscaba con desesperación en cuanta revista de música y tecnología caía a mis manos. Así llegué al RIO PMP300, una maravilla tecnológica jamás antes vista. ¡Imagínense, chiquillos y chiquillas, tenía 32 megas de memoria! No, no, no… Algo que ni en sueños podría uno pensar. Era como un casette pero digital, que te permitía ir de un track a otro sin la necesidad de adelantarle con el molesto botón del FF (un día les hablaré de otro aparatito antediluviano llamado ‘Walkman’ que sólo tenía tres botones, el de Play, el de Stop y el de Fast Forward; eso significaba que para ‘regresarle’ tenías que cambiarle de lado, ‘adelantarle’ y regresar a la cara original. Pero eso, como dijera la Nana Goya [también personaje de otros tiempos] «es otra historia»).
La cosa es que el RIO llegó a mi vida y sí, durante cierto tiempo fui la envidia de varios cuates. Porque, échenle cuentas. El RIO salió en 1998, el primer iPod salió en el 2001; y a eso agréguenle que el iPod prendió realmente hasta el 2003/2004. Tons, desde el 98 hasta el 2003, lo más parecido a un iPod que alguien podía tener, era un RIO.
El problema es que el modelo era tan poco amigable, caro y sin ‘allure’, que la neta hasta yo terminé dejándolo a un lado al año y medio de comprarlo. Hasta el día de hoy que me lo encontré en las cajas de mi mudanza:
El iPod rinde tributo a su abuelo, el RIO PMP300
Y bueh, nomás por no dejar, les dejo las rolas que se quedaron en el RIO. Y digo que se quedaron porque el único sistema operativo con el que trabaja es el Windows 98. Quede aquí una pequeña cápsula del tiempo involuntaria de lo que andaba escuchando aquellos ayeres:
1. Una versión de ‘Fly Me to the Moon’ electrónica, de esas que salían por montones en Evangelion.
2. Una versión de ‘Fly Me to the Moon’ smooth, sí, también de Evangelion (era nuestro gusto culpable de esos años).
3. La versión original de ‘Where Is My Mind?’ de The Pixies.
4. La versión en vivo de ‘Glory Box’ de Portishead
5. ‘Jane Says’, en la versión en vivo de Jane’s Addiction.
6. ‘Teach Me Tiger’ de April Stevens, sacado de alguna recopilación del Ultra-Lounge
7. El tema de James Bond en la versión de Moby (la que salió en ‘Tomorrow Never Dies’)
8. ‘Backseat Driver’ de los Propellerheads, también del soundtrack de aquella película de Bond.
Y ya. No sé si era porque ya se había llenado o porque aquella última ocasión no supe qué ponerle. Dato curioso: de las 8 canciones del RIO, sólo las dos primeras no las traigo en mi actual iPod.
¡Ah, qué tiempos!
Too much (II)
De veras, igual y todo este rollo de los blogs ya perdió sentido…
Quizás hasta pueda pensar en modificar mi curriculum para decir que soy ‘colega’ de Guadalupe Loaeza y Joaquín López Dóriga.
O no.
Living Room
El dato curioso (acompañado de un súper creepy link) del día de hoy nos da luz en cuanto a una pregunta que nos ha atormentado desde 2° de Primaria, cuando nos dijeron que ‘sala’ en inglés se dice ‘living room’. ¿Por qué se llama ‘living room’ y no ‘staying room’, ‘relaxing room’, ‘hanging room’ o ‘couch room’. La respuesta, a continuación. El texto se refiere a una de esas mórbidas fotos victorianas de personas muertas (à la The Others)
This portrait appears to have been taken in the formal parlor of a family home. The parlor, or “death room,” was an important part of funerary rituals for most of the 19th century, the place where deceased family members were laid out for final respects. This image dates to c. 1890-1905, a time when many funerals were still taking place at home. Soon, however, death would begin to leave the home and by end of World War I most Americans will receive their health care in doctor’s offices and hospitals and most funerals will take place in funeral homes. As the funeral “parlor” came into vogue, the home parlor was rechristened a “living room.” A 1910 issue of Ladies Home Journal declared the “death room” to be a term of the past.
Ahora sólo me hace falta que me expliquen la verdadera diferencia en el uso del prefijo ‘ex’ y la palabra ‘former’ (i.e. ex-president, former CEO) y creo que estamos del otro lado.
Querido Santa Claus:
Este año, sólo quiero esto:
Prometo portarme muy muy muy MUY bien.
Saludos,
Salvador Leal.
Querido Dios:
Yo sé que es complicado, difícil, imposible vaya. Sobretodo después de leer esto:
Fuente: El Semanario
Pero si no te pido un milagro a tí, ¿entonces a quién?
¿Crees que Iusacell también pudiera traer el iPhone a México?
Gracias. Atentamente,
Una víctima persona que sufre usa Iusacell.
Cita
«Lo pendejo es un diagnóstico, no un insulto…»
Florestán (a.k.a. J. López Dóriga). Link aquí.
La cita abre una columna acerca del Gobernador de Jalisco… pero creo que abarca una sabiduría de la que ni el mismo redactor se ha dado cuenta. Gran gran gran GRAN frase.
2012 (II)
Aunque yo ya tenía mi candidato para el 2012, esto no deja de sorprenderme:
Fuente: Facebook, más específicamente, aquí.
No es por nada, pero en el 2004 publiqué un paper en la Ibero acerca de cómo los medios de comunicación ‘alternativos’ podían ser utilizados como instrumentos políticos. Este ejemplo no es lo contundente que pudiera ser, pero ayudaría a ir probando mi teoría. O tempora, o mores…
Sincretismo
Ustedes ya lo han de saber, pero yo tengo teorías para casi todo.
En lo que a la relación México-EE.UU. se refiere, yo creo firmemente que una integración económica entre estos dos países es prácticamente innevitable antes de los próximos 50 años. Y antes de cien años, creo que esa integración económica se traduciría en la creación de una misma entidad geo-política. Un mismo «país», si así se le quisiera ver.
Mi teoría es absolutamente cuestionable, se aceptan opiniones y críticas, pero no me quiero clavar hoy en eso. En lo que me gusta pensar no es tanto si esa situación se va a dar o no (puesto que yo soy un convencido de que en 100 años seremos, como dijera Timbiriche, «uno mismo»), sino en las consecuencias -particularmente las culturales- a partir del hecho.
Y dentro de las consecuencias culturales que algo así traería, me encanta pensar en la competencia de Libre Mercado® que se daría entre las fiestas mexicanas y las fiestas norteamericanas. Digo, al final de cuentas, las celebraciones religiosas/sociales/históricas forman parte de una sociedad y esas celebraciones se encuentran -como todo- sujetas a leyes de oferta y demanda que les permiten ser exitosas y sobrevivir, o fracasar y terminar siendo una fiesta que nadie celebre.
Me explico un poquito.
El Día de los Inocentes es una ‘celebración’ con tintes religiosos pero que ha sobrevivido debido a que es divertida. Existe un incentivo (que no es económico, pero que existe) para que la celebración se mantenga y sobreviva aunque año tras año menos personas le sigan el chiste. Por otro lado tenemos a La Navidad®. Existen todos los incentivos para celebrar la Navidad: los económicos (a la economía en su conjunto le conviene el consumo de fin de año), los sociales (existen presiones sociales impresionantes alrededor de la celebración) y los lúdicos (aceptémoslo, todos estamos de un humor *especial* y nos encanta trabajar medio mes y salir de vacaciones). La Navidad es una celebración exitosa, con los mejores incentivos para continuar y perpetuarse per secula seculorum.
Pero aquí estamos comparando dos celebraciones que no compiten entre sí. Y este post trata, justamente, de qué pasaría si, estando México y Estados Unidos fusionados en una sola entidad, pusiéramos a competir dos celebraciones similares. Algo así como un ‘Celebrity Death Match’ pero entre el 4 de Julio y el 16 de Septiembre. ¿Quién ganaría y por qué?
En pocas palabras, y siguiendo con el ejemplo, ¿qué festejaremos en el 2108? ¿El 4 de Julio o el 16 de Septiembre y por qué? Y si encontramos el por qué, ¿podríamos generar las condiciones para que las celebraciones mexicanas le ganen, uno a uno, a las celebraciones gringas?
No voy a ahondar mucho en el tema (finalmente es una teoría que estoy desarrollando), pero creo que estoy en condición de decir que Santa Claus claramente le ganará a los Reyes Magos. Por mercadotecnia, por atracción, por desarrollo de los personajes y hasta por identificación (siempre es mejor echarle la culpa a UNA persona que repartir la responsabilidad entre TRES), el producto «6 de enero, Día de los Reyes Magos» está destinado a desaparecer.
Por otro lado, creo que el 16 de Septiembre tiene muchísimas posiblidades de ganarle al 4 de Julio, aunque no está fácil. Necesitaría retomar la fuerza que en EE.UU. tiene el «Cinco di Mayou» y generar alguna dinámica de democratización de fuegos artificiales para triunfar. La Semana Santa es una de esas festividades que serían fácilmente retomada por los gringos y medio mezclada con su tradicional Spring Break. Sería similar al caso del Thanksgiving, celebración que nosotros no tenemos pero que podríamos mutar de alguna forma.
Y todo este choro me lo eché porque, según yo, en un mano a mano, el Día de Muertos habría de desaparecer frente a la refinadísima máquina de vender que es el Halloween. Y era de esas batallas que tenía claras desde un inicio debido, justamente a todos los incentivos que hacen del Halloween una celebración más atractiva para el consumidor que el Día de Muertos.
Hasta que vi una foto tomada por Wil Wheaton en el epicentro mismo del entretenimiento estadounidense. Véanlo ustedes mismos: una ofrenda y unas calaveras en pleno Disneylandia…
No cabe duda. Ese será un final de fotografía!!
Peers
¿En qué momento de la vida cambió el concepto de «Spring Break»?
Igual y Facebook comienza a decirnos más de nuestra vida de lo que quisiéramos saber…