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La vida irreal de Salvador Leal

Blog Rockin’ Beats

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Imaginen una chamba (trabajo, labor) donde no necesitan ponerse traje para ir a la oficina. No sólo pueden ir de pants, podrían ir desnudos si quisieran y aún así seguirían con la posibidad de hacer muy buen trabajo.
Parte de su trabajo consiste en escuchar música todo el tiempo. Pero cuando digo todo el tiempo es TODO EL TIEMPO. Música buena, música mala; música que te gusta y música que no te gusta pero que sabes que le va a gustar a los demás y que se va a convertir en un éxito; música de artistas famosos y música de gente desconocida.
Adicionalmente a eso, en tu trabajo te incentivan la creatividad de distintas maneras, ya sea con guerras de pistolitas de agua o encerrándote en un estudio acompañado de un papel, lápiz, marihuana y tu mejor amigo, con la consigna de que no saldrás de ahí hasta que no escribas algo divertido.

Ir al cine es parte de tu trabajo y la gran mayoría de las veces lo haces gratis. Es más, llega un momento en el que no puedes recordar cuándo fue la última vez que pagaste un boleto del cine. Adicionalmente, ves las películas antes que el resto de las personas. Salir en las noches, ir de antro y asistir a conciertos también es parte de la chamba.
Y no sólo tienes que ir de antro, salir en las noches e ir a conciertos en tu país… sino que también lo tienes que hacer en otros países. Y eso es tu trabajo.

En marzo del 2002, mientras yo tenía ese trabajo (al que renuncié voluntariamente meses después) me dijeron que me tenían una muy mala noticia.
Me iban a mandar de viaje.
A Londres.
A ver el concierto de Jamiroquai.
Y entrevistar al grupo.
Todo pagado.

Londres ha sido, desde siempre, mi ciudad favorita.
Cuando era niño, me prometí que la primera ciudad en el extranjero a la que iría «cuando fuera grande» sería la capital inglesa. Y a los 15 años, con una maleta en una mano y mi ñoñez en la otra, me largé a Londres.
Y ahora, mi primer «viaje de trabajo» iba a ser a la ciudad de mis sueños. Como dijera Darth Vader, the circle is now complete.

Muchas cosas sucedieron ahí. Todas ellas divertidas y anecdóticas, pero hubo un momento en particular que recuerdo bien: el momento en HMV.
HMV es el equivalente inglés al Mixup mexicano o al Tower Records gringo. Pero, por las características culturales del Reino Unido, termina siendo algo muy parecido al paraíso en esta tierra para cualquier amante de la música.
Sin exagerarles, creo que pasé unas buenas 4 horas ahí. No sólo buscaba los discos que a mí me gustaban, sino también buscaba agotar la ENORME lista de encargos y pedidos que me habían hecho mis compañeritos de WFM. Y esto era particularmente difícil por lo quisquillosos que pueden ser quienes se dedican a la música…
«es este disco, pero en la versión especial que trae un track oculto más», «si no encuentras el compilado X, tráeme el compilado Q pero sí y sólo sí, compras el compilado Z también», «el más reciente álbum no es el que te van a decir que es el más reciente, tú busca el más nuevo» y asi ad nauseam.

Uno de los discos que me traje de Londres es de donde saqué la rola que les regalo el día de hoy. Es en clara respuesta a la petición que me hicieron en el post pasado adornado un poco con la historia de las circunstancias en las que compré ese disco. En sí, el album es una absoluta obra de arte; quizás a algunos les parezca demasiado chilautero (término proveniente de la ominosa categoría ‘chill out’), pero uno se da cuenta de la calidad del artista cuando escucha a detenimiento el cuidado que ha puesto en la producción de su música. Tremendo.

Si quieren saber de quién hablo o a qué suena… vayan aquí.

Written by Salvador Leal

abril 14th, 2005 at 5:58 pm

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