Preocupado
Ando preocupadón.
Y no, no sólo estoy preocupado porque la semana pasada a duras penas pude escribir en este blog o porque no pude cumplir el primer reto semanal de Big Blogger. Eso nomás me da coraje.
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Como ya les había platicado en otra ocasión, soy un católico orgullosamente salido del closet y en pleno uso de mis derechos y obligaciones (bueno… ni tan en pleno uso, pero se intenta). El caso es que desde el viernes no me calienta ni el sol.
Y no, no es porque sienta mucho pesar por la muerte del Papa. Digo, tampoco es como si no supiéramos que se iba a morir (pronto) o creamos que el señor corre el riesgo de no entrar a El Cielo™.
No. Lo que realmente me preocupa es lo que se avecina.
Como muchos, veo a las cúpulas de la Iglesia católica muy alejadas de las bases que conformamos (realmente) a la institución. Los siento viviendo en una realidad muy alejada de la que vivimos hoy en día. Y no, no soy de esos que dicen que la Iglesia debería darle el visto bueno al aborto, la eutanasia o el uso del condón, pues aunque no comparto esa visión que tiene la Iglesia al respecto de esos temas creo que, si alguien en este planeta debe tener y mantener esas posturas, es la Iglesia.
Cuando hablo de una Iglesia alejada de sus bases, me refiero a algo muy similar a lo que pasa con la clase política mexicana. Vivimos en un país con una infinidad de problemas urgentes e importantes, mientras que nuestros líderes se preocupan por nimiedades o francas estupideces. Cuando veo y escucho a -por ejemplo- Norberto Rivera o a Onésimo Cepeda, me queda muy claro que no viven la realidad, ya no digan de los 60 millones de pobres en México, sino inclusive la realidad de alguien como tú y como yo.
Supongo que para estas alturas ya habrán leído varias de las reseñas del papado de Juan Pablo II, y creo que algo tremendamente notable fue su capacidad de ser una figura carismática con buen conocimiento del uso de medios de comunicación, pero que al mismo tiempo llevó a la Iglesia hacia una posición más conservadora de la que tenía anteriormente. Esas fueron cartas bien jugadas por parte del grupo de pensamiento detrás del Papa, se les reconocen aunque en muchas ocasiones no se les apoyan.
Sin embargo creo que, como institución, tenemos muchos y serios problemas. Es cosa de asomarse a la homilía de cualquier cura promedio y escuchar lo que dice y cómo lo dice. Es cosa de preguntarle a las personas que van a misa, las cosas en las que creen. Es cosa de preguntarles a los católicos que no van (vamos) a misa todos los domingos el por qué de nuestra decisión. Es cosa de ver por televisión a las personas que se lamentan por la muerte de un Papa en actos que rayan en el fanatismo. Es cosa de ver la aparente ausencia de la voz de los católicos *inteligentes* en los acontecimientos que tendrán lugar durante los próximos días.
Platicando con un amigo, me comentaba la ironía de las fechas. Resulta que en un país donde el 92% de la población se considera católica, las fechas más importantes (viernes, sábado y domingo santos) que están relacionadas con la muerte y resurrección de Jesús, nos la pasamos en Acapulco, en el antro o en la celebración de vacaciones. ¡Pero que no se nos muera el Papa una semana después! Porque entonces sí, el país se paraliza viendo la tele y las personas van a las iglesias a rezarle a un señor que al final de cuentas no es el mero-mero.
Me preocupa pertenecer a una iglesia que es mayoría, pero que no es proactiva; que tiene a muchísimas personas muy valiosas que hacen una labor envidiable, pero que no se encuentran en lugares donde sus acciones pudieran tener mayores repercusiones; que tiene a una enorme cantidad de fieles, pero que son ignorantes y malipulables.
En pocas palabras, estoy preocupado. ¿Qué tal que el nuevo líder de la Iglesia a la que pertenezco fuera alguien nefastísimo? ¿Qué tal que comienza a ser mucho más radical en sus posturas? ¿Qué tal que centraliza más el poder con base en una visión equivocada? ¿Qué tal que en lugar de proponerse educar a los fieles quiere ejercer una manipulación más descarada? ¿Qué tal que al Cónclave no invitan al Espíritu Santo?
… y eso que nomás les platico del tema del Vaticano, porque si comenzamos con lo del desafuero, me echo a llorar de la depresión!!