El blog
Cualquiera que haya tenido algún tipo de problema relacionado con escribir un blog personal se puede llamar, con todas sus letras, un bloggero. Y hay un tema que un bloggero simplemente no puede soltar porque es un tema con el que le cuesta trabajo lidiar: la autocensura.
Junten a dos o tres de sus cuates bloggeros; junten a un grupo de bloggers en un Chelas & Blogs y verán que, de repente, la conversación se vuelve de reunión de Alcohólicos Anónimos en donde cada uno va contando lo difícil que le resulta vivir cosas que no puede publicar por temor a que alguien se enfade, a que le traiga problemas en la chamba o a que después pueda ser usado en tu contra.
Ejemplos sobran en esos momentos. Digo, creo que muchos leímos, cuando abrimos nuestra cuenta en Blogger (que aún no era comprada por Google, those were the days) una serie de recomendaciones que comenzaban con un sencillo «no seas estúpido, piensa dos veces las cosas antes de publicarlas». Y uno no hacía caso y de repente, del comentario más inocente (o el más divertido, en la mayoría de los casos), llegaban amigos y conocidos a reclamarte «oye, si la fiesta te aburría tanto, ¿por qué fuiste?», «no puedo creer que pienses eso de mí… porque ese del que escribes obviamente soy yo», «tus tías son tan agradables y tú las describes como verdaderos monstruos», «oye, yo también estaba en esa aventura y nomás no aparecí jamás!».
Así que, después del quinto enojo, uno aprendía a guardarse ciertas cosas y no publicarlas, sabiendo que le causarían problemas. Uno, hay que afrontarlo, escribe con un poco de tiento (por no decir «miedo»). Pero, además, sucede un fenómeno curioso. Cuando llega el clásico tipo que comenta que tu post apesta, tienes la capacidad suficiente de decir «hey, imbécil, si no te gusta, vete a leer a otro lado». Claro, cuando llega alguien ‘en la vida real’ a reclamarte, lo único que atinas a responder es algo así como «esteeee, sí… bueno, yoooo… es que ese no eres tu; de verdad!». Patético.
Conozco varios casos en que la cosa no termina bien. O para el bloggero o para el blog. Unos dejan de escribir para siempre, a otros se les pasa después de un rato y deciden volver a publicar pero «ahora sí, anónimo, para que nadie se entere». Eso es lo que les dicen a sus contactos de messenger y compañeros de crimen. Por que ese es otro. Los que escriben blogs (aquí incluyo mis filias personales) nos sentimos un poco Clark Kent y Superman; de día somos Alicia, Elsa, Christian, Armando o Luis, unos mansos trabajadores en las filas laborales y por las noches nos convertimos en Alice, Yosola, Semidios, WOMS o Huevo, ácidos observadores de la realidad en la que vivimos.
De esto se desprende que la tarea del bloggero no es apta para personas con delirio de persecusión. Uno que lleva el suficiente tiempo en esto, sabe perfectamente cuántos llegaron a su blog buscando palabras clave en el último post o a través de una búsqueda en Google con su nombre verdadero. Y, alguien con verdadera obsesión podría estar preguntándose todo el día cuántas personas de su oficina saben que, uno, además de ser un disciplinado burócrata, también escribe sandeces en internet.
Si en mis manos estuviera, propondría que en la siguiente Semana de la Comunicación de alguna universidad, o Coloquio de Blogs, o Encuentro Bloggero o algo así en donde la gente se junta a platicar del presente y futuro de la blogocosa, yo organizaría una mesa redonda en donde la gente pudiera exponer sus frustraciones (y opiniones también) generadas por la autocensura a la que se ven expuestos los escritores de blogs personales.
Yo nomás me dedicaría a moderar la conversación. Obvio. ¿Quién les ha dicho que este es un blog personal?
«Se lo juro, en aquellas épocas las conversaciones de la mañana se hacian post en la tarde. Por el jefe, en persona».
Crónicas de Mi Vida en México (algún día si lo publico)
yosola
27 Nov 08 at 1:24 pm edit_comment_link(__('Edit', 'sandbox'), ' ', ''); ?>
Vale hagan la mesa redonda, o neta, de la forma que sea me viene bien, y yo participio.
Por otro lado, tu blog es… personal, claro, pero in its own twisted way.
Muy buen post, me hizo recordar el anonimato de mis primeros días de blogger.
semidios
27 Nov 08 at 1:33 pm edit_comment_link(__('Edit', 'sandbox'), ' ', ''); ?>
Oh si, el delicado balance entre decir o no decir… Por eso me funciona que el tema de mi blog sea dulce, chicle, mole y mantequilla,
Pir cierto que de día también soy alice, pero de noche alice dice!!!! Muahahahaha amo mis superpoderes 😉
alice
27 Nov 08 at 2:32 pm edit_comment_link(__('Edit', 'sandbox'), ' ', ''); ?>
Creo que pocos tenemos noción de imagen pública e imagen privada. A veces no sabemos qué alcances pueden tener las cosas que decimos o hacemos en la red. Un bloggero lo va descubriendo con el tiempo…
Alguna vez temí, pero después sentí que no había por qué y aprendí a disfrutar escribir por acá, ya sea poco o mucho.
Alguna vez fue divertido tener un alias anónimo que todos en la red conocieran como el «tlalocman»… xD
Gerson
27 Nov 08 at 6:21 pm edit_comment_link(__('Edit', 'sandbox'), ' ', ''); ?>
Sé lo que dices.
En el blog del rector de mi universidad alguién usurpó mi nombre e hizo comentarios despectivos del jefé de departamento y otros maestros. El problema que tiene hoy el internet es que no hay forma sencilla de garantizar tu propia identidad.
Un abrazo, y por cierto hoy cite al PND
xD
—
AJAJAJAJAJA!!
Nunca falla el PND!
SL.
Roberto A. Pérez Díaz
28 Nov 08 at 1:58 am edit_comment_link(__('Edit', 'sandbox'), ' ', ''); ?>