Mancuernillas
Cuando viene la Navidad o mi cumpleaños (19 de marzo, anótenlo en sus agendas) mis amistades cercanas, pero particularmente mis familiares, reciben un correo electrónico de mi parte. Este correo electrónico incluye un link a una página especialmente creada dentro de mi página personal en donde se encuentra un listado de las cosas que me gustaría que me regalaran. Esa fue una idea que se me ocurrió cuando comencé con esto del internet y que a la fecha me ha dado muy buenos resultados, a saber, me han dejado de regalar cosas como lociones y juegos de escritorio para comenzar a regalarme los DVD’s que me faltan o libros a los que les tengo ganas.
El mecanismo, aunque puede sonar algo excesivo, mata dos pájaros de un tiro. Si mis familiares no tenían en mente comprarme algo (o que siquiera venía mi cumpleaños), pues la página les da un empujoncito y les puede llegar a mover un poco el corazón. Ahora que si el link le llega a alguien que tenía en mente regalarme algo, pues qué mejor que ayudarle en la difícil decisión de escogerme un regalo.
En fin, el caso es que este diciembre hice, por primera vez, una división entre los regalos «serios» (léase «útiles» como corbatas, portafolios, plumas) y los regalos «buenos» (DVD’s, libros, CD’s, etc.) Y dentro de los regalos «serios» me quejé amargamente de que me gustaba mucho usar mancuernillas pero que sólo tenía un par.
Más me tardé en hacer la página (no pongo el link aquí, pues contiene cosas muy íntimas) que en lo que llegó mi papá a decirme que él tenía un buen de mancuernillas que con mucho gusto me regalaba.
Yo me esperaba mancuernillas espeluznantes que fueran fiel reflejo del echeverrismo o de los años dorados del Desarrollo Estabilizador mexicano, pero me sorprendió que mi papá me dio varios pares no sólo decentes sino que incluso pueden ser considerados como hip. Fue dándome una por una y derepente me comenzó a explicar que algunas de ellas él las había diseñado y que las había mandado a hacer. Aunque luego me llegó la reflexión de cómo he heredado muchas características (obsesivas) de alguien que manda hacer mancuernillas basadas en diseños hechos por él mismo, se me hizo un detallazo y le agradecí a mi papá.
Pues bien, hoy escogí uno de los pares diseñados por mi papá y me los puse. Pasé todo el día y a la hora de la comida me di cuenta que el diseño me parecía algo familiar. Y ahí me tienen viendo el par de mancuernillas y tratando de ver de dónde se me hacían conocidas… hasta que me pegó como un relámpago.
Mi papá, sí, mi papá, se había adelantado por varias décadas al diseño que identifica el logotipo de la Universidad Anáhuac. ¿No me lo creen? Ustedes mismos comparen…
El diseño de mi papá:
Un rombo, un cuadro…
Relativo
24 Ene 08 at 4:56 pm edit_comment_link(__('Edit', 'sandbox'), ' ', ''); ?>
Pues realmente no hay absolutamente nada que se pueda hacer por los siguientes motivos:
La Universidad Anahuac tiene aproximadamente 26 años de existencia por lo que tu padre tuvo que haber creado ese diseño por lo menos hace 46 años para poder decir que fueron varias décadas antes (Varias vendrían siendo dos).
El diseño de tu padre es un cuadrado en efecto, el de la Universidad Anahuac también lo es; el hecho de que este se encuentre girado para que los vértices apunten hacia los signos cardinales no lo convierte en un rombo ya que sus lados siguen siendo todos de la misma longitud.
El diseño de tu padre contiene cuatro grupos de dos barras cada uno mientras que los grupos de barras del logo de la Universidad Anahuac contiene tres barras en cada uno.
Tomando en cuenta estos factores es posible que quieras reconsiderar tu idea de levantar una demanda por derechos de autor.
(En lo personal el diseño de tu padre me parece bastante elegante, es algo que yo usaría)
Rodrigo P.
29 Ago 08 at 4:40 pm edit_comment_link(__('Edit', 'sandbox'), ' ', ''); ?>