Temprano
La hora de publicación no se equivoca. Pasan de las cinco y ya estoy despierto y en la computadora. Ayer («ayer») terminé a las 2. Tres horas de sueño invaluables pero insuficientes… y todo un día por delante que simplemente no me va a terminar de rendir lo suficiente *sigh*
¿Lo mejor de esta hora? Que ya tengo e-mails en mi inbox. Además, no cualquier tipo de e-mails, sino los correos electrónicos que dan instrucciones y que piden hacer cosas o realizar actividades. E-mails malvados, evil mails, e-mails pero con la ‘e’ sangrante, llena de pus, garras asesinas y colmillos afilados.
¿Lo peor de esta hora? Que parece que debrayo más de la cuenta. Je. No, supongo que lo peor de esta hora es que no hay nadie conectado en el messenger con quien platicar. Levantarte temprano y trabajar es una actividad que se hace mejor acompañado de alguien… como cuando quieres que te vayan platicando mientras vas manejando en la carretera de noche para evitar dormirte.
Pero no, en el messenger sólo están ‘conectados’ Eduardo y Luis así como dos amigos del ITAM… pero no están conectados-conectados. Más bien dejaron sus sesiones abiertas y aparecen como ‘away’; obvio duermen. Siempre me he preguntado las razones para no apagar la compu. Es más, si un día de estos publicara un libro de autoayuda para manejo de estrés y relajación, se llamaría ‘Apagando la Compu: La Guía Completa para Disminuir el Estrés relacionado con el Trabajo’ o ‘Apagando la Compu: Guía de Práctica de Desintoxicación Tecnológica’.
Dios… estoy repensando ese asunto de escribir un libro de autoayuda y creo que si en algún momento veo mi nombre publicado debajo del título de un libro de ese estilo, sí me doy un tiro. Qué horror. Aunque, bueh, por lo menos le sacaría jugo al particular nombre que me cargo.
En fin, desde el País de los Sueños Interrumpidos, reportó Salvador Leal. Regresamos contigo Joaquín…