Y aquí sigo!
Si yo les contara la cantidad de cosas que he tenido que hacer durante los cuatro días que lleva esta semana, me cae que se cansan nomás de escucharme (o leerme, que sería más el caso). Del lunes para acá, mi promedio de sueño disminuyó drásticamente durante la semana y las ojeras que adornan mis ojos aumentaron de manera considerable.
Sin embargo, no me malentiendan. Siento raro al escribirlo, pero me gusta esto de la Mala Vida®. Soy de esas personas que tiene un raro gusto por ir a la oficina a trabajar los domingos o las vacaciones y que gusta de quedarse hasta altas horas de la noche escribiendo ideas para los diversos proyectos en los que ando metido.
El último de ellos es un artículo para una revista de tecnología que me pasé redactando durante la noche de ayer. Cuando lo terminé todavía traía pila y me quedé leyendo otro libro (aparte del de Ayn Rand) que me trae picadísimo. Por razones que desconozco, hoy sigo en pie y con una sonrisa de oreja a oreja. A estas alturas del jueves ya debería estar fundido y al borde de un emotional breakdown, pero en esta ocasión es muy distinto. De hecho, me siento como requinto de los Four Dreamers… ¿cómo es eso?
Pues así:
Les Four Dreamers – Mon Atout Coeur
P.D. Para los curiosos, sí, es música surf francesa.