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La vida irreal de Salvador Leal

Archive for the ‘vida diaria’ Category

Otro más de ‘El Informal’

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¿Recuerdan que escribo para un programa de televisión que se llama ‘El Informal’?

Si no lo sabían o no se acuerdan, les informo: junto con un grupo de cuates escribimos un programa que sale todos los jueves a las 9.30pm de la noche en Azteca 7 y que se llama ‘El Informal’. Tiene un humor muy particular que utiliza muchos recursos del absurdo y la estupidez. Sí… somos algo tetos (ja!), pero nos divertimos mucho escribiendo y armando el programa.

Pues bien, ya con todo esto dicho, NO SE PUEDEN PERDER EL PROGRAMA DE MAÑANA. ¿Por qué? Pues porque saldrán al aire los tres escritores/creativos que hacemos el programa!! A petición popular, hemos decidido dejar a un lado nuestras vergüenzas y mostrar nuestras feas caras en la tele (dos de los tres somos gente de radio… imagínense la fealdad!)

Espero sus comentarios. No sólo de esa parte sino de todo el programa. Porfa. Quiero saber qué opinan; si han visto las demás emisiones y ahora ésta, es buen momento para repasar nuestros aciertos y nuestras ‘areas de oportunidad’. Lleguen puntuales, ya lo saben, 9.30 de la noche.

De hecho, es muy muy probable que no empiece a las 9.30 en punto (ya saben cómo es la puntualidad mexicana) pero no sean malos y quédense a ver todo el programa… no sólo a los escritores que lo hacemos.

En resumen: El Informal, por Azteca 7. Todos los jueves (sí, mañana) a las 9.30pm.

P.D. Nomás por que me gusta mucho-mucho, les paso la primera nota de ‘El Informal’ de manaña:

Como todos seguramente saben, el lunes pasado falleció Steve Irwin, mejor conocido como «el Cazador de Cocodrilos» — En su honor, harán una bolsa y un par de zapatos con su piel.

Written by Salvador Leal

septiembre 6th, 2006 at 7:38 pm

Salvador Leal vs. AMLO IV

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Gracias a don Andrés Manuel, el Maratón de la Ciudad de México tuvo que ser cambiado de ruta y, si antes este evento se realizaba por el centenario Paseo de la Reforma y el Centro Histórico, en esta ocasión lo que los corredores verán durante su recorrido serán calles tan llenas de personalidad como Río Churubusco y Av. Cuauhtémoc (!)

No sólo sucederá eso (que quizás le de un toque más citadino/decadente/auténticamente chilando al evento) sino que, gracias a las maravillosas mentes logísticas, el día de mañana la Colonia del Valle quedará atrapada por calles que serán cerradas para que pasen los corredores.

Veamos el siguiente esquema:

Si uno vive, digamos, en el perímetro del círculo verde, no podrá salir de la maldita colonia durante toda la mañana!! Puedo imaginarme mañana (porque, obviamente, mañana tengo cosas que hacer fuera de esa zona) llendo a una calle y ver cómo la cierran justo antes de que yo pase, regresarme por donde vine, llegar a otra que suceda lo mismo una y otra y otra y otra vez.

Por eso y muchas cosas más… gracias Andrés Manuel!

Written by Salvador Leal

agosto 26th, 2006 at 10:59 pm

Caja 8

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Mis amigos dicen que aparte de ser obsesivo-compulsivo, soy algo paranoico. Creo que la gente conspira en mi contra o que todo el mundo trata de decirme algo de cierta forma oculta o misteriosa. Aquí ya he platicado los conflictos que me causa recibir tratos preferenciales por parte de algunos servidores públicos, particularmente miembros del género masculino. En pocas palabras, siento o que el personaje en cuestión está cometiéndo un ilícito para darme un servicio porque le caí bien o que el tipo me está tratando de ligar y por lo tanto está cometiendo un ilícito para ver si yo caigo.

Sí, llámenme loco, pero hoy tengo pruebas contundentes de que esto SÍ sucede. La historia, a continuación.

Resulta que por razones de comodidad, visito con cierta regularidad cierto Banamex ubicado en la zona de Polanco. Voy con tanta frecuencia que ya es mi ‘Banamex de cabecera’. Eso, debo decirlo, no significa que tenga buen servicio o que yo esté feliz de ir al banco. Para nada. Odio a Banamex. Odio su forma de tratar a los clientes y odio su servicio, tanto el de ventanilla como el de Bancanet. Pero bueh, tengo que visitar el banco y qué le vamos a hacer.

En dicho banco hay un cajero que siempre que voy está en la caja 8 y al que ya van varias veces que el azar lo ubica como el cajero que me atiende. La primera vez noté que me miró raro y lo dejé pasar; la segunda vez lo volvió a hacer y me hizo algún tipo de conversación sencilla mientras me atendía… eso provocó que una operación que toma 20 segundos se alargara a una conversación de más de 4 minutos. Yo no sólo estaba sacado de onda sino que no sabía cómo diablos terminar la conversación de una forma amable y educada.

Pero a partir de la tercera ocasión el asunto comenzó a volverse una pesadilla. En aquella ocasión me tocó ir a comprar unos dólares y el tipo, después de hacerme conversación, no sé qué tipo de movimientos hizo pero me dio un tipo de cambio preferencial. No recuerdo de cuánto fue, pero sí recuerdo que hice el cálculo y que me vendió mucho más baratos los dólares que compré de lo que decía el precio oficial en los pizarrones que ponen en el banco.

No hay nada peor para un paranoico que ir juntando evidencias y yo, visita tras visita, me convencía cada vez más de que o yo le caía maravillosamente bien al tipo y que un día de estos me pediría que fuera el padrino de su primogénito o el wey me estaba ligando y de la manera más baja: con dólares baratos.

Le platiqué la situación a varios amigos que se rieron de mí. Creo que en algún momento saqué esa situación en este blog o en Big Blogger, la cosa es que realmente nadie me creía o nadie le daba importancia al asunto. Pero hoy… hoy fue la gota que derramó el vaso.

Hoy llegué y me atendió el wey de la caja 8 ooootra vez. Y como ya estoy cansado o de que realice actividades que caigan en la frontera de la legalidad o que ande tras mis huesitos, le di el cheque que iba a depositar y como que me puse a revisar otros papeles mostrándole muy explícitamente que no lo iba a pelar.

Hizo mi depósito, me dio mi comprobante y salí rápidamente del banco. ¡Pero cuál es mi sorpresa cuando veo el comprobante de la operación! ¿Han visto que los cajeros firman con un rayón todos los comprobantes antes de dárselos a los clientes? Pues vean su nueva «firma».

No sé que me gane más, si la indignación o el miedo…

Written by Salvador Leal

agosto 9th, 2006 at 10:24 am

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Reflexiones…

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… a unas horas de haber cumplido los 27:

– Hoy me salió un barro. Es gigantezco y su timing no pudo haber sido mejor; sigo prefiriendo que me salgan barros a que me salgan canas.

– Agradezco a todos aquellos que han hecho posible las múltiples celebraciones que he tenido durante esta semana. Todavía faltan y si nos va bien, hasta finales de abril continuaremos festejando. Como le dije a un amigo, «a mí no me molesta festejar mi cumpleaños, lo que no me gusta es cumplir los años»

– Llego a revisar mi correo y los dos primeros mails de felicitación por mi cumpleaños son brutales. El primero es de mi Afore (plan de fondos para retiro laboral) y el segundo es de la oficina de ex-alumnos del ITAM. Salvador se colapsa. Mi mail luce así:

– No sé si esos correos de *felicitación* sean suficientes para abandonarme en la depresión o esperarme a que me llegue el newsletter de planes de financiamiento en una funeraria o un asilo para, entonces sí, darme un tiro.

– Con o sin drama, con o sin años, mando un enorme abrazo a todos aquellos que se acordaron de mí en este día y en los días previos. Sus regalos y presencia, aunque haya sido breve, ayuda a -sacrilegio!- querer cumplir años mucho más seguido.

– Seguiremos informando…

Written by Salvador Leal

marzo 19th, 2006 at 1:28 am

Depre

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No basta con que uno tenga con su cumpleaños (27) para deprimirse. Para colmo de males, la revista Forbes acaba de publicar el listado de las personas más ricas del planeta Tierra.

Sí, sí, esa que todos los periódicos publicarán mañana pues don Carlos Slim subió un escalón y ahora es el tercer hombre más rico del mundo nomás debajo de Bill Gates y Warren Buffett (quien hizo su dinero inventando el tipo de servicio de restaurant que lleva su apellido… NOT!)

Ahora, el problema no es que don Carlos esté en el tercer lugar, digo, a lo más que podría aspirar es a ser su hijo adoptivo (me puedo reir de tus chistes y escuchar atentamente tus anécdotas!); el verdadero problema es que la persona más joven de la lista tiene 22 años. VEINTIDÓS AÑOS!!

Su nombre es Albert von Thurn und Taxis (que proviene de la familia creadora del conocido sistema de transporte público… [esto de cumplir años arruina mi sentido del humor, eh]) y el tipo vive en un castillo en medio de uno de los bosques privados más grande de Europa, ahí nomás. Si un día el tipo se siente harto de la vida, puede ir y perderse en alguna de sus 30,000 hectáreas de terreno boscoso.

Y no sé qué sea más triste. Que yo llegue a los 27 años sin ni siquiera la mitad de lo que tiene Beto von Thurn, o que llegue a los 27 años sin poder ubicar mentalmente cuántas son 30,000 héctareas.

¿Qué cuánto dinero tiene? Según la página, Beto tiene 1.9 billions, que por razones que desconozco, en español se convierte en 1.9 mil millones (se supone que en español, un billón son un millón de millones) y que en numeritos es: $1,900,000,000.00

Curioso. Mi número de cuenta y el numero que él tiene en su cuenta, tienen los mismos dígitos. MUAJÁ!

Written by Salvador Leal

marzo 9th, 2006 at 5:17 pm

Limpieza + Cuento

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Estoy haciendo limpieza en mi cuarto. Claro, lo voy haciendo por partes. Comencé con la ropa de mis cajones y la ropa del clóset; luego pasamos al grupo de cajas y documentos que tenía guardados de mis dos anteriores chambas… terminar con esto me tomó dos fines de semana (escombrar, como dijera mi abuelita). Acomodé los libros en el librero y puse en una columna todos los que tengo que leer en fechas próximas.
El pasado fin de semana terminé con la zona de los zapatos y comencé con los cajones de mi escritorio. Justo en uno de los primeros cajones me encontré un cuento que escribí hace varios (muchos) años. Y como nunca les he puesto *verdadera* creación literaria original, pues aquí se las dejo.

El cuento no tiene título, así que se aceptan sugerencias. Ahí les va:

El Sol estaba a punto de llegar a su posición más alta en el cielo. Ya era la hora.
Como lo marcaban los códices y las tradiciones, el juego comenzaría en el instante preciso en que nuestro Sol, aquél por el que trabajamos, vivimos, dormimos y cantamos, llegara a su cenit. Todos los juegos eran importantes, pero ésta no era cualquier confrontación para Mazatzin. Su vida dependía del resultado y no pensaba dejar que Totocani fuera quien se llevara el triunfo, la gloria y la supervivencia.
Un juego de pelota no era nada sencillo; requería una destreza y una velocidad que muy pocos alcanzaban después de arduos entrenamientos que hacían desfallecer aún a los guerreros más fieros. Pero en este caso, los contendientes eran fuertes y experimentados; tanto, que el anuncio de la confrontación entre Totocani y Mazatzin había causado revuelo aun más allá de su círculo de amistades… ¡el propio Tlatoani, gran emperador de Tenochtitlán, iría al encuentro!

El juego no fue fácil. El Sol, nuestro Sol, descargaba con especial saña sus rayos sobre los dos jóvenes que se batían en el campo. Por momentos parecía que uno aventajaba al otro para que, instantes después, éste se recuperara y cobrara terreno sobre el primero. Ninguno de los espectadores recordaba un encuentro tan cerrado y difícil, nadie podría pensar en otra ocasión donde las habilidades de cada jugador alcanzaran tal nivel de perfección y esfuerzo. El marcador, un conjunto de piedras verticales que movían sus muescas según los puntos que cada uno de los jugadores fuera anotando, miraba estoico el desarrollo del partido.

El tiempo transcurría y los dos todavía estaban demasiado parejos para poder adivinar quién sería el ganador, aunque por lo destacado de los jugadores, el Tlatoani, ansioso espectador de la maestría desplegada en el campo de juego, levantaría los brazos de los dos contrincantes en reconocimiento a su esfuerzo.

De repente, un certero movimiento de Totocani le dio la ventaja que tanto había buscado durante el desarrollo del juego. La palidez cubrió los rostros de quienes apoyaban a Mazatzin. Si él no anotaba un punto en la próxima jugada, la victoria de Totocani sería un hecho y la sangre de Mazatzin correría por la piedra de sacrificios según lo establecido por los dos al momento de concertar el partido.

Sólo se escuchaba la pesada respiración de los dos contendientes que ya no transpiraban sudor sino miedo.

La fuerza en el golpe que dio Mazatzin a la pelota, jamás había sido vista y muchos juraron que sería obra de algún tipo de energía sobrehumana, resultado no sólo de años de entrenamiento sino inclusive de intervención divina. El tiro tenía la fuerza de un rayo y dio a los testigos mucho de qué hablar durante los años venideros. La pelota salió disparada, surcando el campo de juego y trazando el destino del partido.

A la mañana siguiente, al despertar el alba, Mazatzin fue desollado vivo con una doble afrenta. No sólo había fallado el tiro y perdido el partido. El golpe fue tan rápido y potente, que el Tlatoani nunca supo que fue lo que lo mató.

Written by Salvador Leal

febrero 23rd, 2006 at 10:56 am

Propósitos

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– Dos donas glaseadas de Dunkin’ Donuts.
– Una bolsa mediana de palomitas acarameladas de Cinépolis.
– Tres donas de Krispy Kreme.
– Unos pingüinos.
– Un helado de Oreo Cookies n’ Cream de Baskin and Robbins.
– Un helado de Pralines n’ Cream de Baskin and Robbins.
– Un paquete de galletas Oreo cubiertas de chocolate blanco.
– Una pizza grande de pepperoni y extra queso de Domino’s Pizza.
– Un croissant almendrado de la pastelería La Balance.
– Unos tecolotes con salsa verde de Sanborns.
– Un Bagan de roast beef con queso del Big Red.
– Un choux de La Villita.
– Una lasagna.

Desde hace varios meses estoy a dieta. Low-carb le llaman; eso significa nada de pastas, pan, harinas y azúcares (among other things). ¿Me ha funcionado? Sí. ¿Me he muerto de hambre? No. ¿Me gustaba el pan dulce y los postres antes de comenzar la dieta? No. ¿Ahora? Mataría por un pastelito de El Globo.

Dentro de un mes es mi cumpleaños (19 de marzo, anótenlo en sus agendas). Ese fin de semana planeo comerme las cosas de la lista que acabo de enumerar más las que se me ocurran de aquí al 19.

… the clock is ticking.

Written by Salvador Leal

febrero 20th, 2006 at 4:22 pm

5 Extraños Hábitos Propios

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Los batones, memes y cadenas are sooooo 2005, lo sé. Pero bueh, nunca está de más develar las manías y obsesiones con las que cada uno convive diariamente. Para los lectores de este blog, las respuestas probablemente no les parezcan sorpresivas después de que he confesado públicamente que me identifico con Melvin Udall, el personaje de ‘As Good As It Gets’… lo que sí me sorprendió durante la redacción de las respuestas, es que gracias a la misma receta que le aplicaron a dicho personaje, mis manías han bajado en cantidad e intensidad. Venga puesn!

LAS REGLAS DEL JUEGO SON:

La primera víctima de este juego inicia su mensaje con el título «5 extraños hábitos propios». Las personas embaucadas a escribir un mensaje en su respectivo blog a propósito, de sus extraños hábitos, deben también indicar claramente este reglamento. Al final, también deberán de escoger 5 nuevas víctimas para que este infinito ciclo de embaucación continue, para esto es necesario ligar su blogsito con el propio (osea en el blog del embaucador se pone la lista de 5 embaucados). Para rematar, evitando la descontinuidad, es necesario avisarle a tu víctima que ha sido embaucada con el siguiente mensaje: «Has sido elegida para hablarme de tus malos hábitos…».

Mis 5 extraños hábitos son:

1. Al meterme a bañar, siempre abro la llave del agua caliente de la regadera con la mano izquierda. Si por alguna razón utilizo la mano derecha para abrir la llave (cosa que sólo ha pasado 3 veces en los últimos diez años), cierro el agua, salgo del cuarto de baño, vuelvo a entrar y abro la llave de la regadera con la mano izquierda.

2. Todas las mañanas, al leer el periódico, leo los Obituarios que publica Gayosso en la sección Nacional del Reforma y hago un promedio de las edades de quienes murieron el día anterior. Si alguno de los listados tiene mi edad, pienso en la difícil noche que tuvieron sus papás y sus amigos.

3. Cuando estoy en algún restaurant/tienda/lugar-público y en el sonido hay una canción que me gusta, no puedo evitar preguntar quién canta. También aplica a los coches de amigos, conocidos y aventones, fiestas en casas, antros y transporte público.

4. Cuando voy a un restaurante, no me puedo sentar de espaldas a la entrada. Si la entrada es enorme, me siento en el lugar que da justo frente a esa entrada. Si el lugar tiene dos entradas, me siento en un lugar en donde pueda ver las dos entradas. Si el lugar está abierto por todos lados y no hay una entrada principal, me colapso y caigo echando espuma por la boca. Bueno… no, pero casi.

5. Cantar a todo pulmón cuando voy manejando. Mi manía ha llegado a los extremos de tener una lista específica en el Ipod que tiene «Las Mejores Canciones para Cantar». Y no, no me importa que el resto de los automovilistas me vean cantando.

¿A quién le paso este batón?

Ruy Feben
Brayan
B3co
Lulú Marina
Pada

Written by Salvador Leal

enero 24th, 2006 at 5:03 pm

Ticketmaster miente!

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Comencemos por lo primero. A mí U2 no me causa las reacciones fisio-sexuales que sí provoca en muchas personas en, abajo y arriba de mi generación. Sí, son un buen grupo; sí, me gustan algunas canciones; sí, son básicos en la historia de la música contemporánea. Pero no sé si será un nihilismo escondido o simple falta de algún gen, pero yo no moría por ir al concierto de U2 que se celebrará en la Ciudad de México los próximos 15 y 16 de febrero.

Intenté comprar boletos pues me considero de esos odiados personajes (odiados por los Fans de Verdad™) que nomás van a ir al concierto porque es El evento. Sí, acepto que quise comprar boletos nomás por el puro morbo y la moda de ‘todo el mundo quiere ir a ver a U2’, lo acepto, lidia con ello.

Pero bueh, la historia ya la conocen. Yo y varias decenas de miles más tuvimos las mismas ganas y los 120,000 boletos disponibles volaron en cuestion de horas. Twice. Y como buen nihilista, deje el asunto por la paz, dejé la puerta abierta con un cuate para que me consiguiera boletos en caso de extrema urgencia y listo.

Pero mi día de ayer comenzó (como comienzan todos mis días) con mi repaso diario de blogs. Y si mi mamá me había dicho que nada bueno podía sacar leyendo blogs, por primera vez encontré un beneficio directo, contante y sonante al leer este post de Mau que recién se publicaba cuando llegué a visitar su blog.
El anuncio era tan corto que hedía a sinceridad. Sin pensarlo demasiado y al mismo tiempo que sacaba mi tarjeta de crédito, llamé a Ticketmaster para saber si era cierto lo que ahí había leído. Mientras escuchaba el tardado menú, entré a la página de internet de la empresa de boletos y me di cuenta que no tenía el más pequeño problema para entrar, esto es, no estaba saturada ni mucho menos.

«¿Será que estoy siendo víctima de una cruel broma?» me pregunté, «¿o seré el beneficiario de información privilegiada?» Me contestaron y pedí 4 boletos para U2. Me los cobraron y me dijeron que el día de mañana (es decir, hoy) podría recogerlos en Liverpool. Extrañado pero satisfecho, colgué el teléfono y me dispuse a avisarles a todos los amigos y conocidos que sabía se habían quedado sin boleto para ir; luego lo puse de nick en el Messenger para terminar de avisarle a toda mi comunidad.

En el transcurso de la siguiente hora y media, compré 8 boletos más (obvio con tarjetas de crédito distintas) sin ningún problema ni contratiempo. Reforma.com no recogió la información privilegiada sino hasta pasado el medio día reportando que Ticketmaster había liberado 60 boletos únicamente. Se me hizo muy extraña la cifra, sobretodo porque eso significaría que yo había sido el *afortunado* poseedor del 20% de los boletos disponibles.

Hoy me doy cuenta que no. Que es imposible que hayan liberado 60 boletos únicamente pues no sólo yo, sino varias decenas de personas más que conozco, compraron boletos. Además, dudo mucho haber sido el primero en enterarme y hasta el cierre de edición de la versión impresa de El Universal de hoy, todavía quedaban algunos boletos.

Si todo eso no es suficiente, hoy que fui a recoger mis boletos a Liverpool Polanco, la señorita que me atendió me dijo que no podía darme los boletos sino hasta mañana. «Es debido a la gran demanda del evento», me dijo.

¿Cuándo se ha visto que el sistema de Ticketmaster tenga que retrasar la impresión de boletos durante un día para satisfacer la demanda de 60 pinchurrientos lugares?
¿Por qué mintió Ticketmaster al dar a conocer la liberación de boletos?
¿Cuántos boletos liberó realmente?
¿Estará cayendo en un engaño al consumidor?

Está raro. En otra ocasión ya había tenido un encuentro con el engaño de Ticketmaster… ¿por qué habrá sido en esta ocasión?

Written by Salvador Leal

enero 19th, 2006 at 5:03 pm

Mancuernillas

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Cuando viene la Navidad o mi cumpleaños (19 de marzo, anótenlo en sus agendas) mis amistades cercanas, pero particularmente mis familiares, reciben un correo electrónico de mi parte. Este correo electrónico incluye un link a una página especialmente creada dentro de mi página personal en donde se encuentra un listado de las cosas que me gustaría que me regalaran. Esa fue una idea que se me ocurrió cuando comencé con esto del internet y que a la fecha me ha dado muy buenos resultados, a saber, me han dejado de regalar cosas como lociones y juegos de escritorio para comenzar a regalarme los DVD’s que me faltan o libros a los que les tengo ganas.

El mecanismo, aunque puede sonar algo excesivo, mata dos pájaros de un tiro. Si mis familiares no tenían en mente comprarme algo (o que siquiera venía mi cumpleaños), pues la página les da un empujoncito y les puede llegar a mover un poco el corazón. Ahora que si el link le llega a alguien que tenía en mente regalarme algo, pues qué mejor que ayudarle en la difícil decisión de escogerme un regalo.

En fin, el caso es que este diciembre hice, por primera vez, una división entre los regalos «serios» (léase «útiles» como corbatas, portafolios, plumas) y los regalos «buenos» (DVD’s, libros, CD’s, etc.) Y dentro de los regalos «serios» me quejé amargamente de que me gustaba mucho usar mancuernillas pero que sólo tenía un par.
Más me tardé en hacer la página (no pongo el link aquí, pues contiene cosas muy íntimas) que en lo que llegó mi papá a decirme que él tenía un buen de mancuernillas que con mucho gusto me regalaba.

Yo me esperaba mancuernillas espeluznantes que fueran fiel reflejo del echeverrismo o de los años dorados del Desarrollo Estabilizador mexicano, pero me sorprendió que mi papá me dio varios pares no sólo decentes sino que incluso pueden ser considerados como hip. Fue dándome una por una y derepente me comenzó a explicar que algunas de ellas él las había diseñado y que las había mandado a hacer. Aunque luego me llegó la reflexión de cómo he heredado muchas características (obsesivas) de alguien que manda hacer mancuernillas basadas en diseños hechos por él mismo, se me hizo un detallazo y le agradecí a mi papá.

Pues bien, hoy escogí uno de los pares diseñados por mi papá y me los puse. Pasé todo el día y a la hora de la comida me di cuenta que el diseño me parecía algo familiar. Y ahí me tienen viendo el par de mancuernillas y tratando de ver de dónde se me hacían conocidas… hasta que me pegó como un relámpago.

Mi papá, sí, mi papá, se había adelantado por varias décadas al diseño que identifica el logotipo de la Universidad Anáhuac. ¿No me lo creen? Ustedes mismos comparen…

El diseño de mi papá:

El logo de la Universidad Anáhuac:

La principal diferencia, es que el diseño de mi papá es un cuadrado y el de la Anáhuac es un rombo. Me pregunto si entre los lectores de este blog habrá algún abogado especializado en derechos de autor…

Written by Salvador Leal

enero 12th, 2006 at 6:37 pm